Redacción

Una tarde soleada en el parque, los niños corren, saltan y juegan con alegría desbordante… Esta escena, además de ser un momento de diversión, es esencial para su desarrollo integral. La actividad física infantil no solo es crucial para la salud física, sino también para el bienestar emocional y social de los niños.

Según las guías de salud de EEUU y Reino Unido, los expertos recomiendan que los niños realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa. Esta recomendación varía ligeramente según la edad, pero la constante es que el ejercicio debe ser una parte integral de la rutina diaria.

Para los menores de 5 años, se sugiere que realicen al menos 180 minutos de actividad física distribuida a lo largo del día, con 60 minutos siendo de intensidad moderada o vigorosa para aquellos de 3 años en adelante.

Las formas más comunes de ejercicio para los niños son actividades recreativas como el juego al aire libre, el ciclismo, la natación y deportes en equipo como el fútbol y el baloncesto. Estas actividades no solo mejoran la condición física, sino que también contribuyen al desarrollo de habilidades sociales y emocionales, así como al fomento de hábitos saludables que pueden perdurar toda la vida.

Es crucial que los padres y cuidadores fomenten un entorno donde este sea visto como una parte integral y divertida de la rutina diaria de los niños. Para maximizar los beneficios, se recomienda combinar actividades estructuradas con juego libre, asegurando así un enfoque equilibrado del ejercicio físico.

Russ Jago, de la Universidad de Bristol, explica que, aunque una hora diaria pueda parecer mucho, es posible alcanzarla sumando los períodos de juego en el patio o actividades extracurriculares. Simon Cooper, de la Universidad de Nottingham Trent, advierte sobre la dificultad de medir la actividad física, especialmente en niños, ya que muchos estudios dependen de autoinformes no confiables, sin embargo hay un consenso sobre la insuficiente actividad física entre los jóvenes.

En Estados Unidos, solo el 21% de los niños entre 6 y 17 años cumplen con las pautas, mientras que en el Reino Unido, los niveles de ejercicio disminuyen con la edad, explicó Jago en New Scientist. Una investigación suya encontró que solo el 40% de los niños de 10 y 11 años siguen las recomendaciones de actividad.

Además del tiempo dedicado al ejercicio, es crucial la variedad en la actividad física para desarrollar fuerza ósea, habilidades motoras y tono muscular. Jago señala que es necesario incorporar actividades como lanzar, atrapar y saltar para fomentar estas habilidades.

Un aspecto importante es que el ejercicio no solo beneficia la salud física. Según Cooper, “incluso breves ráfagas de ejercicio pueden mejorar la función ejecutiva en los niños”, lo que es vital para la toma de decisiones complejas y la capacidad de concentración.

Para los padres preocupados por la poca actividad de sus hijos, Jago recomienda identificar actividades que disfruten y que se conviertan en un hábito natural. “La mejor actividad física es cualquier actividad que realmente hagan”, dice Cooper.

Tipos de actividades físicas recomendadas
Las formas de ejercicio recomendadas para los niños son diversas y deben incluir actividades que promuevan el fortalecimiento muscular, la capacidad aeróbica y la flexibilidad. Entre las actividades más comunes y beneficiosas se encuentran:

Juego al aire libre: Correr, saltar y trepar en parques y espacios abiertos.

Ciclismo: Una excelente forma de mejorar la capacidad aeróbica y fortalecer las piernas.

Natación: Beneficia todo el cuerpo, mejorando la resistencia, la fuerza y la coordinación.

Deportes en equipo: Fútbol, baloncesto y otros deportes que no solo mejoran la condición física, sino que también fomentan habilidades sociales como el trabajo en equipo y la cooperación.

Beneficios del ejercicio físico

La actividad física regular en los niños trae consigo múltiples beneficios que abarcan diferentes aspectos de su desarrollo:

Desarrollo físico: El ejercicio regular ayuda a fortalecer los músculos y huesos, mejora la coordinación y la flexibilidad, y contribuye a un crecimiento saludable.

Salud mental: Ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. Además, mejora el estado de ánimo y la autoestima.

Control de peso: Es fundamental para prevenir el sobrepeso y la obesidad, problemas que pueden llevar a complicaciones de salud a largo plazo.
Mejora del rendimiento académico: La actividad física está relacionada con un mejor rendimiento académico, ya que mejora la concentración y la capacidad de aprendizaje.

Fomento de hábitos saludables: La incorporación del ejercicio en la rutina diaria establece una base para hábitos de vida saludables que pueden perdurar hasta la edad adulta.

Desarrollo social: Participar en deportes y actividades grupales ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales como el liderazgo y la cooperación.