Tras ser anunciada la digitalización -a bombo y platillo- como prioridad estratégica del régimen para para reducir costos, mejorar el acceso a la salud, combatir la corrupción y eliminar las asimetrías de información que históricamente afectan la eficiencia del sector, hoy estamos ante otra promesa rota; esa que hizo el subsecretario del ramo Eduardo Clark pero cuya falta de experiencia, arrogancia institucional y desprecio por los principios básicos de gobernanza ha llevado a un punto de alto riego a millones de personas.

El hecho de que se haya cancelado la totalidad de la licitación 2025-2026 perfila a un subsecretario sin respeto por la jerarquía ni por la técnica, y que desde su arribo al cargo demostró simultáneamente un desconocimiento profundo de las operaciones sanitarias y una conducta altanera que raya en el autoritarismo: es un secreto a voces en el edificio de Lieja que Clark desoye sistemáticamente a su jefe, David Kershenobich —una de las voces más respetadas en la medicina clínica y en la gestión hospitalaria—, y que opera al margen del resto del gabinete sectorial.

Así, el joven que el sexenio pasado dirigió en la Agencia Digital de Innovación Pública de la CDMX (ADIP), no consulta, no coordina, no escucha. Impone. Y ahora podrá hacer lo que quiera con los laboratorios y distribuidores de insumos para la salud entrampados en contratos cancelados por un lado, y por otro en millonarios pedimientos de maquinaria, materia prima, empaques y gastos administrativos que no pueden cancelar: la nueva ley la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público le concede discrecionalidad casi total al gobierno para cualquier compra y una opacidad para “negociaciones competitivas” sólo equiparables con las “compras a modo”.

Abasto y tecnología, la multiplicación de los errores

No conforme con haber dirigido la licitación más desastrosa en la historia reciente —provocando un daño patrimonial multimillonario al Estado y dejando al país sin medicamentos—, Clark ahora pretende liderar la modernización digital del sector como parte de las estrategias que quiere instrumentar a nivel federal José Peña Merino en la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones.

La transformación digital del sector salud implica mucho más que plataformas web. Significa integrar registros electrónicos, interoperabilidad entre instituciones, trazabilidad de insumos, sistemas de monitoreo en tiempo real, inteligencia sanitaria para toma de decisiones y, sobre todo, equidad informativa para reducir las enormes brechas de atención.

Eduardo Clark pretende dirigir ese proceso sin contrapesos, rodeado de personal sin conocimientos especializados, y sin un marco estratégico transparente. Por ello la digitalización corre el riesgo de convertirse en una simulación que centraliza el poder en lugar de democratizar el acceso a la información.

Y es que la tecnología no es neutra: empodera o excluye… y la información en salud es poder. Un sistema digital bien diseñado puede reducir las asimetrías entre pacientes e instituciones, entre regiones marginadas y centros de excelencia, entre decisiones clínicas y administrativas.

Pero, como lo estamos viviendo, en manos equivocadas, la tecnología amplifica el desorden, la discrecionalidad y la corrupción, siendo una herramienta para consolidar redes clientelares amén de desinformar a la opinión pública.

No olvidemos que quien “palomeó” en Birmex cuales empresas pasaban (y cuales no) en la fracasada licitación fue Fabián López Xochipa, subalterno de Clark desde la ADIP.

No es alarmismos, estamos ante ello con la pérdida al 60% de la capacidad de abasto en hospitales y clínicas públicas:  las mismas manos que manipularon fallos y sabotearon licitaciones hoy quieren manejar el flujo de datos más delicado del país.

El fracaso de Eduardo Clark en el abasto no es un accidente: es el reflejo de una forma de ejercer el poder sin rendición de cuentas. La digitalización del sector salud no puede quedar en manos de quien demostró desprecio por la técnica, por la institucionalidad y por la salud pública.

Es momento de replantear ese liderazgo antes de sufrir otra engañifa disfrazada de modernización.

AIFA duplica viajeros internacionales

La buena noticia la generó Viva Aerobús que dirige Juan Carlos Zuazua al poner en marcha 7 nuevos destinos a Estados Unidos desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles: con los vuelos hacia Los Ángeles, Chicago O’Hare, Dallas-Fort Worth, Denver, Houston, Miami y Orlando, se estima que subirá de 1,200 a 2,400 el número de viajeros a destinos internacionales que salen desde el aeropuerto dirigido por el general Isidoro Pastor.

Actualmente desde el AIFA vuelan 20 mil personas al día y el plan maestro indica que se podría alcanzar la meta de más de 8 millones de pasajeros este 2025.

Coparmex: encrucijada en vicepresidencia CCE

Curiosamente y fuera de sus estatutos, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) creó dos vicepresidencias para potenciar a su actual presidente, Francisco Cervantes; una para la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) que comanda Juan José Sierra y otra para el Consejo Nacional Agropecuario que encabeza Jorge Esteve (CNA).

Pero para Coparmex este cargo ya representó una navaja de doble filo: por un lado, es una posición clave desde la cual buscaría catapultar a su expresidente José Medina Mora para competir en la sucesión del CCE; pero en un creciente grupo de representaciones estatales de la agrupación patronal están convencidos que, a falta de representatividad de sus reclamos y propuestas ante el gobierno federal, lo mejor sería seguir los pasos de la Octavio de la Torre y la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turísmo (CONCANACO-SERVyTUR) que decidió salir del CCE por la falta de representatividad real de millones de empresarias y empresarios del país.

El asunto se pone tenso en Coparmex.

@mfloresarellano

floresarellanomauricio@gmail.com