La tentativa de golpe blando contra el Gobierno Constitucional del Presidente Andrés Manuel López Obrador es una idea que ronda entre las facciones -hasta hoy divididas- de la derecha. La reacción ha puesto toda su esperanza en que alguna tragedia para el país los resucite políticamente. Los esfuerzos de un puñado de políticos, empresarios y voceros de medios -que han visto terminados los privilegios que obtenían ilegalmente en el viejo régimen-, se concentran en desestabilizar al país y bloquear los cambios emanados del triunfo del pueblo organizado en 2018.

El pretexto para el golpeteo es cualquiera, la pandemia del Covid-19, la inseguridad, la crisis económica mundial, el precio del dólar, las energías limpias, las obras estratégicas (Aeropuerto Felipe Ángeles, Refinería de “Dos Bocas”, Tren Maya) y lo que se vaya presentando; todo lo relacionado con AMLO se sujeta a la “ley del cohetero”: si truena el cohete dirán que es malo, pero si no truena también dirán que es malo.

Al golpismo no le importa carecer de argumentos, de lo que se trata es de minar la credibilidad del Presidente, en la lógica del “cuchillito de madera”, que “no corta pero como chinga”.

Personajes como Claudio X. González, Gustavo de Hoyos, Gilberto Lozano, Felipe Calderón, Enrique Alfaro, etc., ensayan un golpismo inspirado en experiencias oscuras de América Latina -donde minorías estridentes con poder económico-, lograron derribar gobiernos populares como el de Salvador Allende en Chile.

Los ensayos de la derecha son prueba y error de un camino golpista que han elegido para restaurar sus intereses facciosos. Nunca habían sido realmente oposición y no saben cómo serlo, lejos de formular propuestas frente a los problemas nacionales -en las cámaras son nulas sus iniciativas-, han optado por la irracionalidad, al grado de denostar el reconocimiento de la OMS al Dr. Hugo López Gatell. Los conservadores han eliminado por arte de magia de su discurso la hipócrita invocación del Estado de Derecho que blandían ante cada conflicto, bien saben que sus trastornados deseos no tienen camino en la legalidad.

Compartimos algunos elementos para la valoración del golpismo a la mexicana.

  1. La infodemia ha sido el corazón de las estrategias opositoras. No solo se deforma la nota informativa, ya inclusive se inventa la noticia. A la “vanguardia” de este fenómeno Carlos Loret vende el paquete completo, escribe, produce, dirige y actúa los reportajes falaces que se difunden en cadenas de WathsApp, y de bote pronto llegan a caer propios y extraños en sus mentiras.

Las fakenews se combinan con una comparación inmoral del avance de la pandemia en México y otros países. “Se ha desatado una competencia de tinte deportivo, para informar cómo evoluciona el ranking de países en la medición de contagios, fallecidos y recuperados. Con ese espectáculo se potencian los miedos y se obnubila la crítica” (Katz, 2020).

  1. Los patrocinadores de los golpistas han hecho un análisis del costo beneficio de invertir a la incertidumbre. Destinan grandes sumas de dinero a las granjas de boots que replican tendencias agresivas contra el Presidente. Los apostadores al odio esperan recuperar su inversión volviendo a los viejos tiempos del tráfico de influencias. Sueñan con el retroceso de poner en la Presidencia a un gerente servil como Fox, un títere como Peña Nieto, o un administrador de los negocios criminales como Calderón.

  1. Las voces neofascistas de locutores y seudo académicos que “nadan sincronizados” luego de toda declaración del gobierno de México, pretenden que los mexicanos y el propio López Obrador aceptemos sin chistar sus cotidianas patrañas, pero olvidan que las redes no se manipulan tan fácilmente. Es muy evidente que los todólogos guardan silencio ante lo que no sirva para destruir.
  1. E1 30 de mayo en una acción calcada de la derecha española (Vox de ultraderecha) el Frente Nacional Anti AMLO (FRENA) realizó una caravana de autos “contra AMLO” para hacer más ruido mediático. La acción reflejó su presencia social insignificante –sin autos no eran más de 20 personas en cada punto-, desnudó se desdén a las medidas de prevención ante el Covid-19 y exhibió su clasismo; entran a pulso en la categoría de “el idiota social” que definió Marcos Roitman: “Cuya característica esencial es no poseer un ápice de inteligencia. Fácilmente manipulable hace lo que se le ordena. Incapaz de ejercer el juicio crítico y la reflexión, simplemente actúa como parte de un rebaño.”
  1. La violencia racial en EU que llevó a la muerte a George Floyd ha desatado una ola de protestas mundiales. Sin embargo, como ha ocurrido con otras causas legítimas, la derecha mexicana puede infiltrar las protestas y llevarlas a escenarios de violencia, en la lógica de seguir incendiando las redes y las calles. Hay que tener muy presente que en México quien ha mostrado -tras perder el poder político-, su verdadero rostro racista, misógino y fascista es precisamente la derecha, pero no se descarta que en aras de resurgir actúen desde la simulación.

  1. La muerte de Giovanni López por abuso de autoridad en Jalisco que es gobernado por Enrique Alfaro -un devoto del fascismo-, ha generado protestas ciudadanas desde el 4 de junio, la respuesta ha sido mayor represión, decenas de heridos, detenidos y desaparecidos.

Una clave para entender el golpismo que tiene en Jalisco un laboratorio social es el reciclaje de peones de la mafia política, como el Fiscal General Octavio Solís Gómez propuesto para el cargo por Alfaro y el MC, que siendo procurador panista en mayo de 2004 dio la orden de reprimir a los jóvenes que despectivamente llamó “globalifóbicos” durante la III Cumbre de América Latina, El Caribe y Europa y que acumuló más de cinco mil denuncias ante la CEDHJ por casos de violación de los derechos humanos, detenciones arbitrarias, lesiones y tortura.

  1. El 9 de junio en “la mañanera” se dio a conocer un documento del Proyecto BOA (Bloque Opositor Amplio), que implicaría un esfuerzo de agrupamiento de la derecha golpista y aliados de otras fuerzas políticas (incluyendo al PRI, PRD y MC), con los objetivos de “desplazar a Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados 2021 y revocar el mandato presidencial en 2022”. Significaría otro ensayo en la ruta golpista con el añadido de realizar “cabildeos anti4T en Washington, fondos de inversión Wall Street y prensa extranjera”, pues contrario a sus intenciones del BOA, las opiniones sobre el gobierno de AMLO en el mundo han sido mayoritariamente positivas, y este es un campo que también pretenderán minar en lo sucesivo.

  1. La derecha ya ha ensayado las etapas básicas del manual del golpe blando, algunos ejemplos:
  2. Acciones para generar un clima de malestar. La invención que AMLO cobraría impuestos por cada perro.
  3. Campañas en “defensa de la libertad de prensa”. La victimización del periódico Reforma.
  4. Promoción de manifestaciones. Caravana motorizada “contra AMLO” del 30 de mayo.
  5. Protestas violentas en las calles. Provocaciones montadas en las marchas de las mujeres del 8 de marzo en el Zócalo y por justicia para Giovanni López del 4 de junio en Guadalajara.
  6. La etapa final de la receta estaría centrada en forzar la renuncia del Presidente a través de una intensificación de las revueltas callejeras. Detrás del calentamiento de calles se observa la mano negra de funcionarios turbios que no les importaría en lo más mínimo desatar la confrontación callejera (véase Jalisco), su desprestigio es tal, que la restauración del viejo régimen es su único camino.

Es un error pensar que en 2021 se repetirán mecánicamente los resultados electorales de 2018, si no se defiende hoy el proyecto transformador que encabeza AMLO. Los ensayos golpistas de la derecha están a la orden del día. Debemos estar unidos, en alerta y listos para el porvenir. No habrá Nueva Normalidad sin un pueblo organizado para construir la regeneración política, económica y cultural de México.