El Centro Integrador para el Migrante “Leona Vicario” de Ciudad Juárez, Chihuahua cumplió un año de servicio el 31 de julio de 2020. Para su apertura el Presidente de la República comisionó al entonces subsecretario de Empleo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Mtro. Horacio Duarte Olivares quien coordinó esfuerzos interinstitucionales en la frontera norte y fundó esta dependencia en el marco del retorno de miles de migrantes de EEUU, principalmente originarios de Centroamérica.
El replanteamiento de la política migratoria ha consistido en reinsertar a la sociedad y al empleo a quienes por la crisis económica, la violencia del crimen u otros factores han migrado para rehacer su vida en EEUU, pero que fueron retornados del país vecino y actualmente están en pausa o transición de lograr el asilo político, o si este les es negado tomar otra decisión acerca de su destino.
Gracias a la labor fundamental del Dr. Héctor Padilla (entonces titular del INAMI); de la sociedad civil agrupada en “Iniciativa Juárez” encabezada por Oscar Cantú y Manuel Sotelo; del equipo del Delegado de Bienestar Juan Carlos Loera y la subdelegada regional en Cd. Juárez Elizabeth Guzmán; de decenas de Servidores de la Nación; de voluntarios colaboradores; y de las áreas involucradas de los gobiernos estatal y municipal; en menos de un mes a partir que se decidió su creación fue inaugurado el CIM-“Leona Vicario”, el primero de su tipo en México.
El CIM-“Leona Vicario” inició su etapa de operaciones a partir de tres componentes:
- Un albergue. Con todas las condiciones para que los migrantes puedan tener un periodo de estancia y resiliencia, que les permita tomar una decisión informada y serena luego del shock psicosocial de haber sido retornados de EEUU (que implica para ellos desechar o posponer sus planes personales y familiares por los que incluso han expuesto su vida).
- Un centro de acopio. Con el objetivo de transparentar, distribuir con mayor eficacia y administrar los recursos materiales que han dispuesto los tres niveles de gobierno, y la sociedad civil tanto de Ciudad Juárez como de El Paso, Texas, para apoyar las necesidades y emergencias del flujo migratorio. Desde recursos públicos hasta donaciones en especie.
- Un centro de servicios. Con las ventanillas institucionales pertinentes para atender, informar y dotar a migrantes nacionales y extranjeros de la documentación legal necesaria para la inserción laboral de forma expedita y confiable (CURP, RFC, etc.).
La estrategia de intervención de la subsecretaría del Empleo implicó el reconocimiento de los esfuerzos históricos y vigentes que la sociedad civil ha realizado para asistir a los migrantes en Cd. Juárez. El nuevo gobierno de México se sumó a las líneas de acción existentes y se ubicó como mediador, garante y coordinador operativo; en la idea de construir una política pública y un sistema donde los niveles de gobierno federal, estatal y municipal, empresarios, organizaciones no gubernamentales e instituciones de educación superior, entre otros, han participado en procesos integrales y comunes para la implementación y evaluación de los programas de trabajo de atención al fenómeno migratorio en la zona.
En su operación del día a día, llegan al CIM-“Leona Vicario” directo de la estación de INAMI grupos de 30 a 50 migrantes en promedio que son parte del universo de retornados de EEUU (en su mayoría núcleos familiares tradicionales). La autoridad migratoria les proporciona su forma oficial (FMM) para la estancia por 120 días en México (misma que puede ampliarse) en tanto se les otorga su cita por EEUU para el asilo solicitado. En el CIM se les realiza un examen médico (algunas personas vienen de estar a la intemperie o en situaciones muy precarias), y una charla psicológica (había casos de víctimas de violencia o abusos en su peregrinar a EEUU o previo a su retorno); después se les proporciona un reglamento de estancia voluntaria, un kit de aseo personal, cobijas y colchonetas y se les asigna un pabellón para la estancia (divididos de acuerdo a si son familia, mujeres solas u hombres solos).
Posterior al proceso de ingreso, tienen acceso a tres comidas diarias, servidas por la cocina que es atendida por SEDENA, que tiene una gran capacidad operativa para servir cientos de raciones de desayunos, comidas y cenas variadas, nutritivas e higiénicas. En términos de aseo personal, se garantiza el baño y regaderas de los usuarios, así como mudas de ropa y calzado que cada migrante escoge del centro de acopio de acuerdo a su talla. El servicio médico funciona las 24 horas y para casos graves o enfermedades que presenten secuelas en la noche, el sistema de salud federal y estatal realiza las canalizaciones correspondientes a los hospitales respectivos, por ejemplo para casos de mujeres embarazadas que presenten alguna complicación o menores que requieren atención del hospital infantil.
El CIM-“Leona Vicario” inició con 50 migrantes en agosto de 2019, ascendió gradualmente a recibir a cientos, y se fue mejorando su infraestructura y capacidad con literas y otros insumos para atender hasta 1800 personas aproximadamente en la modalidad de albergue. En un promedio general de las estadísticas, un 70% de los usuarios son familias, y uno de cada tres migrantes son niños menores de 15 años que venían con sus familias, no ingresan al albergue niños solos.
En el diseño también se han elaborado protocolos de atención para gestión de riesgos, atención a grupos vulnerables, casos internos de violencia, enfermedades, desapariciones, y recientemente la pandemia, entre otras problemáticas de la dimensión social del proyecto. Ordinariamente los albergues han sido atendidos por organizaciones no gubernamentales o por Iglesias, por ello el CIM significa una intervención federal novedosa, que necesita clarificar el papel del Estado en su fase de implementación.
El albergue del CIM, en este caso se inscribe como una “puerta institucional” del circuito más amplio de albergues -que otras instituciones y actores de la sociedad civil han sostenido de manera invaluable y con sus propios medios en la ciudad-. Si los migrantes deciden trabajar en México, se les proporciona la documentación necesaria y el enlace seguro con las empresas (a través de la bolsa de trabajo del Servicio Nacional de Empleo del gobierno de México); en el caso de tener hijos en edad de estudiar la educación básica, el CIM también cuenta con escuela de CONAFE en sus propias instalaciones que les introduce al sistema educativo mexicano, y certifica para canalizar a una escuela pública de la ciudad. Con acceso a empleo y educación, los migrantes pueden tener condiciones para buscar una vivienda, y dejar el albergue.
El escenario que vislumbra el CIM es construir una “puerta institucional” para el retorno de migrantes a México por la vía de Cd. Juárez, para que después de su reingreso por la estación migratoria puedan voluntariamente elegir esta alternativa que les brinda seguridad, cumplimiento de sus derechos humanos, información técnica confiable de su situación legal, y alternativas para su inserción a la vida en nuestro país en un marco de derechos y obligaciones; o para regresar en un sendero seguro a su país vía la Organización Internacional para las Migraciones (OIM-ONU). Esta puerta los aleja de “polleros”, “coyotes”, grupos criminales y de su fragilidad ante posibles violaciones de derechos humanos por parte de malos funcionarios. Para tomar una decisión informada, los migrantes reciben durante su periodo de estabilización emocional la asesoría de organizaciones independientes y acreditadas de asesoría legal, que les refería todos los aspectos del proceso de solicitud de asilo en EEUU.
En el caso de migrantes con otras variables de vulnerabilidad, como parte del circuito se les traslada a los albergues especializados correspondientes; por ejemplo para mujeres víctimas de violencia o la comunidad LGTB.
El despliegue de esta nueva mirada gubernamental del fenómeno migratorio, que en su momento será motivo de una acuciosa evaluación externa, pero que desde nuestra opinión y experiencia ha presentado evidencias tangibles de un camino diferente (ya decenas de migrantes han logrado colocarse en el mundo laboral de Ciudad Juárez e incluso rentado vivienda para su familia), ha sido posible gracias a los esfuerzos de la sociedad civil de la ciudad, cuya capacidad de lucha y resistencia se remite a haber afrontado la violencia y las secuelas de la supuesta guerra contra el narco.
La nueva visión humanitaria de la 4ª T en el tema migratorio se ha conjugado virtuosamente en el caso de Cd. Juárez con una ciudadanía que se esmera en retomar el orgullo de su ciudad, y con la condición favorable de la oferta laboral ya existente en la zona. Asimismo, la voluntad de coordinación de las áreas vinculadas del gobierno estatal y municipal, y también de los medios de comunicación que han sido cuidadosos en difundir información institucional sobre el tema han sido aspectos vitales para el éxito del proceso.
Ciudad Juárez se ha convertido en vanguardia en el tema, iniciando un cambio de paradigma para cientos de migrantes que se han atendido hasta la fecha en el CIM-“Leona Vicario”, y que se lograron insertar a empleo, vivienda y educación en nuestra Patria. La sociedad de Cd. Juárez que se volcó por un cambio tiene en esta iniciativa un gran paso en el sentido correcto.