Las convicciones políticas y principios que sostuvieron los hermanos Jesús, Enrique y Ricardo-hasta sus últimas consecuencias-, fueron el principal legado que recibieron de sus padres:  Teodoro Flores y Margarita Magón. Durante la intervención francesa, la pareja se conoce entre la polvareda letal del sitio de Puebla (1863) y coinciden en esa cita histórica como fervientes partidarios de la defensa de la República; más tarde -siendo ambos viudos-, se juntan y procrean en la comunidad de San Antonio Eloxochitlan, en los límites de Puebla y Oaxaca, a sus tres hijos varones. Sin salir de la pobreza material, llevaron desde pequeños a sus hijos a vivir a la Ciudad de México, donde tendrían la oportunidad de estudiar, posibilidad que no existía en la región mazateca.

Por la raíz india de su padre y por la firmeza de su madre, ellos crecieron en una familia que siempre reivindicó pertenecer al pueblo oprimido, no es raro que sus hijos se sintieran orgullosos de estas raíces populares. Al tiempo que iban estudiando leyes para defender al pueblo, su padre un veterano partidario de la causa liberal de Benito Juárez, reivindicaba el origen indio de su cultura política y les enseñaba a sus hijos a apreciar los valores comunitarios que despreciaban la acumulación de riqueza y buscaban el bienestar colectivo. Éstas fueron sus convicciones más profundas, mismas con las que comenzaron a unirse a las manifestaciones estudiantiles en contra de las continuas reelecciones de Porfirio Díaz, y con las transitaron a practicar el periodismo como táctica de lucha para denunciar a la dictadura.

En 1892, el joven Ricardo cae por primera vez en la cárcel, casi al mismo tiempo que comienza a redactar artículos de denuncia en El Demócrata de Joaquín Clausell. Más tarde, los hermanos Flores Magón fundan su propio diario Regeneración, hasta que es clausurado y pasan aparticipar en El Hijo del Ahuizote que ilustraba José Guadalupe Posadas. Desde la redacción denuncian: “La Constitución ha muerto” y arrecia la persecución contra ellos y las estancias en la cárcel; hasta que abiertamente se prohíbe la publicación de cualquier texto firmado por los hermanos Flores Magón, o la impresión de cualquier periódico en contra del régimen.

El exilio es obligado para salvarse de las ordenes de hacerlos callar.  A partir de 1904 su activismo se traslada a los Estados Unidos para desde ahí volver a publicar Regeneración, y hacerlo llegar de contrabando a todos los rincones del país.  Con este medio de denuncia, información y organización se formaron los dirigentes de las huelgas precursoras de Cananea y Río Blanco, así como los futuros dirigentes y militares que participaran en la Revolución armada.

En 1905, Enrique y Ricardo desde el exilio, auspician y organizan el Partido Liberal Mexicano que publicará su primer Programa en 1906, a partir de recopilar los problemas y las necesidades que le hicieron llegar a la junta redactora todos los suscriptores de Regeneración. El Programa del PLM plasma y ordena muchas de las demandas más sentidas del pueblo de México, y es el antecedente directo de ideario social y político que sostuvieron los revolucionarios más radicales en la Constitución de 1917.

Ricardo Flores Magón es el más ferviente sembrador de la lucha revolucionaria, alejado de su tierra y hasta de su hermano mayor, estuvo presente a partir de sus ideas en los años convulsos en que la revolución cambió el rostro más oscuro de México, que tenía forma de explotación, servidumbre y esclavitud. Pero él nunca renunció a la acción, pues hizo constantes llamados a la revuelta y levantarse en armas, que tuvieron resultados con las tomas de Mexicali y Tijuana en 1911. Por sus ideas de avanzada que desarrollo durante el exilio y las constantes estancias en prisión, se terminó por convertir en un referente mundial de las reivindicaciones socialistas y anarquistas, pero que nunca renegó de la fuerte raíz libertaría que ya existían en nuestras tradiciones más profundas. Los hermanos Flores Magón son los precursores intelectuales y en la praxis de la revolución social más grande de América en el siglo XX.

Hoy es preciso recordar las palabras de Ricardo Flores Magón: “El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. Rebeldía, grita la mariposa al romper el capullo que la aprisiona; rebeldía, grita la yema al desgarrar la recia corteza que le cierra el paso; rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebeldía, grita el tierno ser humano al desgarrar las entrañas maternas; rebeldía, grita el pueblo cuando se pone de pie para aplastar a tiranos y explotadores. La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte”.