La contracultura la define José Agustín como “una serie de movimientos y expresiones culturales, usualmente juveniles, colectivos, que rebasan, rechazan, se marginan, se enfrentan o trascienden la cultura instituciona“ (Libro “La contracultura en México” 1996, p. 129).
En el siglo 21 estas expresiones toman mayor relevancia por la capacidad de transmisión gracias a la democratización de la tecnología y la facilidad de generar contenido y compartirlo.
Un punto fundamental que motiva a este “enfrentamiento cultural” es la rebeldía de la juventud. Un concepto que se está definiendo y que no tiene mucho tiempo en la conciencia colectiva. Por mucho años el mundo ideal era ser adulto, donde lo máximo era tener la responsabilidad de una familia y la recompensa era el acceso a los placeres y si, todo desde la perspectiva masculina.
La juventud toma un papel transcendental en el estilo de vida actual. Paso de ser una etapa de vida a ser comprendida y asumida desde el punto de vista del sujeto. Cada vez se prolonga por decisión y no por que el tiempo lo dicte. El ideal ya no es ser adulto, ahora es ser por siempre joven.
A mediados del siglo pasado el Rock and Roll era la expresión de rebeldía por excelencia, empezando con la ruptura del estructura de las grandes bandas pasando por las letras y melodías habidas de movimiento de cuerpos y subrayando los anhelos de adolescentes buscando ser escuchados. Por eso el mundo ordinario tenía el estereotipo del rockero como desobligado, irresponsable e irrespetuoso.
En diferentes partes del mundo el Rock fungió como el gran narrador de, no solo lo deseos, también de lo que sucedía día a día en la sociedad llena de problemas e inmersas en crisis de toda índole. Influyendo en otras contraculturas la juventud fue ganando espacio no solo en lo físico también en el imaginario colectivo.
Pero ¿Qué pasa con el rock actualmente? Lo veo en pausa, observando cómo fluye la conversación de la juventud, donde el reggeaton se ha adueñado de la escena o el hip hop que tiene una naturaleza urbana y fácil de fusionar en estilos y propuestas cada vez con mayor presencia en la cultura pop. Escuchemos lo que se dice en estos movimientos y observemos lo que se hace para tener una mayor visión de la dirección que toma.
Los grandes temas sociales y económicos necesitan ser abordados y que mejor que con movimientos contraculturales. El empoderamiento es el gran motivador global. Se recomienda a todas las marcas a acompañar la construcción de la narrativa de la juventud. Ese es un buen camino para encontrar vínculo con los usuarios de todas las edades, particularmente con aquellos que constantemente están en búsqueda de la fuente de La Eterna Juventud.