Un experto de la Máxima Casa de Estudios advirtió que más de tres mil satélites en órbita están expuestos a chocar con dichos residuos.

Redacción

El impacto entre un satélite y la luna registrada el pasado 11 de marzo, abrió el debate entre la comunidad científica acerca de las afectaciones de la basura espacial para el espacio cósmico.

De acuerdo con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el aumento de dichos residuos podrían incrementar colisiones de esta naturaleza en un 15% – 20% en los próximos 20 años, lo cual también arriesgaría la vida de tripulaciones enteras.

Se define como “basura espacial” a todos los aparatos obsoletos, partes de cohetes, combustibles líquidos – los cuales se mantienen congelados por las bajas temperaturas – o partículas de materiales observados que quedan varados en el cosmos.

Bajo ese tenor, Gustavo Medina Tanco, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (INC), señaló que actualmente hay de 3 mil 400 a 3 mil 500 satélites en órbita junto a otros “muertos” que acabaron con su vida útil y demoran bastante tiempo en salir de trayecto.

“Pueden estar ahí decenas, centenas o millones de años, dependiendo de a qué distancia estén de la Tierra”.

A pesar de ello, el especialista aclaró que los residuos observables representan tan sólo “una pequeña parte” de toda la basura espacial, pues ésta comienza a emanarse desde el lanzamiento del respectivo cohete que lo impulsa hacia su órbita.

“Ahí se empiezan a juntar piezas y todo eso queda en el espacio, si no se tomaron las medidas para eliminarlas rápidamente”, precisó.

Dichos artefactos suelen viajar a velocidades de ocho kilómetros por segundo, por lo que un choque con otros obsoletos implica desde la generación de más basura; averiar aquellos en funcionamiento o, en el peor de los casos, estrellarse con naves tripuladas.

De ahí que Medina Tanco advirtió de un alza de hasta 15 puntos porcentuales en la probabilidad de accidentes para las siguientes dos décadas, pasando del actual 5% al 15% o 20%. Esto, resaltó, también implicaría pérdidas económicas para la reparación, mantenimiento o creación de nuevos satélites.

“No tenemos un organismo internacional que realmente tenga poder de implementación. Hay tratados entre países, pero se pueden firmar o no; no hay muchas formas de obligar que se cumplan. Es un problema común de la política internacional”, lamentó.

El impacto del cohete que vagaba en el cosmos se produjo a las 12H25 GMT, del pasado 11 de marzo, en la cara oculta de la Luna, según el astrónomo Bill Gray, quien fue el primero en identificar la colisión que se avecinaba.

El objeto cilíndrico se desplazaba a más de 9 mil kilómetros por hora y es probable que haya causado un cráter “de 10 a 20 metros de diámetro”, reveló a la agencia AFP.

De esa manera, el cohete se unirá a muchas otras pilas de desechos espaciales que ya están esparcidas por la superficie lunar. “Este cohete, en este momento, no creo que sea gran cosa”, dijo Alice Gorman, arqueóloga espacial de la Universidad de Flinders en Australia. El precedente muestra que no debemos preocuparnos, no todavía, de todos modos.

La única preocupación legítima por este impacto inminente es qué presagia exactamente para nuestro futuro. Estados Unidos, China, Rusia y otros miran cada vez más a la luna como el primer puesto de avanzada extraterrestre de la humanidad: “La esperanza es que volvamos para quedarnos”, expresó Reddy, codirector del laboratorio de Conciencia Situacional Espacial de la Universidad de Arizona: “Y no quieres que le llueva nada a la gente si vive allí”.