El “alimento de los dioses” tiene sus orígenes en México hace miles de años

Redacción

Blanco, amargo, semiamargo, es una bebida, en tablita, pasteles o galletas, el chocolate es de los alimentos más populares en todo el mundo.

Esta afrodisiaca sustancia tiene sus orígenes en México, particularmente en la región maya hace más de cuatro mil años.

Chocolate, palabra con la que nos referimos a dicho alimento en el español, de acuerdo con la Real Academia Española, viene del náhuatl xocoatlxoco que quiere decir amargo y atl de agua. No obstante, su nombre tiene detrás miles de años de costumbres y tradiciones de varios pueblos de Mesoamérica.

De acuerdo con Ascensión Hernández Triviño, la etimología de la palabra chocolate no aparece en ningún texto hasta el año de 1570, cuando el protomédico Fran

cisco Hernández viajó a América para escribir la Historia Natural de la Nueva España, por un encargo del Rey Felipe II. El enviado recogió una gran cantidad de evidencia botánica y zoológica, en donde menciona la palabra chocóllatl.

Hernández Treviño menciona en Chocolate, historia de un nahualismo que la obra de Francisco Hernández se introduce en el estudio de las alimentos locales, entre ellos los derivados del árbol del cacao, el cacahoaquáhuitl, así como de las bebidas que se elaboraban a partir de éste. Una de estas bebidas era el chocóllatl.

Cacao viene del náhuatl cacahoatl, cuyo significado es “jugo amargo”, mientras que chocóllatl viene del maya chocol, que literalmente se traduce como agua caliente.

Durante la colonial, el uso del cacao fue del interés de varios estudiosos, entre los que se encuentra Juan de Cárdenas quien se refirió a la bebida en su obra Problemas y secretos maravillosos de las Indias, de 1593.

Por su parte, el jesuita José de Acosta en 1590 se refirió al chocolate como un “brebaje hecho de cacao que es cosa loca lo que en esa tierra le precian”, asegura Ascensión Hernández en su ensayo.

El consumo del chocolate se remontan a los olmecas, que habitaron en lo que hoy es Tabasco, Veracruz y Campeche en el período preclásico de Mesoamérica, considerada como la primer civilización de la región hace más de cinco mil años.

Fueron los mayas quienes ampliaron su consumo y comenzaron con la comercialización de dicho bien. Por su parte, de acuerdo con la Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Univerisidad Veracruzana, los Aztecas aprendieron de los mayas acerca del consumo y del cultivo del cacao. Llamaron al cacao cacahuatl y la bebida derivada de sus frutos le llamaron xocolatl.

Por la cualidad de dicho alimento, las semillas del cacao se utilizaban como monedas de cambio. Incluso, el imperio Mexica recibía tributo en granos de esta planta. Se dice que el gobierno de Moctezuma obtenía al año más de 160 millones de bayas; lo que le bastaba para más de 50 tazas de chocolate diarias para su consumo personal.

En Mesoamérica, el xocolatl únicamente era consumido por los nobles, llamados pipiltin, y por los pochtecas; comerciantes de alto rango. Era una bebida de clase. Cuando los españoles arribaron a América, notaron que este alimento era de gran valor, al tiempo que conocieron los beneficios y propiedades del mismo.

Por esta razón, en 1528 comenzaron a exportar grandes cantidades de cacao a España, dándolo a conocer a nivel mundial. Se dice que debido a su importancia, los europeos en América también lo utilizaban como moneda. Incluso, se afirma que Hernán Cortés pagaba a sus soldados con cacao. El consumo del chocolate se generalizó en el resto del mundo pocos años después.

Fue así que en 1753, el botánico y naturalista Carlos Linneo le asignó por nombre al cacao Theobroma cacao, cuyo significado en latín es alimento de dios o alimento divino. Hernández Treviño señala que este nombre refleja la naturaleza de dicha semilla, cuyo sabor amargo conquista paladares y produce placeres que llevan al deseo repetido; a la seducción, a la adicción.

Debido a que es una planta que no se puede cultivar en cualquier lugar, mas que en tierras húmedas y calientes, se volvió rápidamente un alimento codiciado.