Los desafíos medioambientales de la Última Milla / Por Carlos Uribe

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  • Las prácticas actuales de Última Milla están contribuyendo a la aceleración del cambio climático y las empresas deben abordar estos efectos nocivos.

El comercio electrónico ya estaba en auge antes de la pandemia, y su crecimiento sólo se ha acelerado en los últimos dos años. Este crecimiento ha relucido aún más los desafíos ambientales de la Última Milla.

Pero, ¿Qué es la Última Milla? Según Alerce Group, la Última Milla “corresponde al trayecto que se hace una vez se han agrupado una serie de paquetes y que luego se distribuyen en la ciudad”, es decir, el último trayecto que lleva el producto directamente al cliente.

Los repartidores están acumulando millas y millas para hacer esta entrega final, lo que genera calles congestionadas y una mayor producción de carbono, además de que el embalaje termine en los vertederos. Estos problemas crecen más, a medida que el comercio electrónico aumenta y los legisladores y el público están presionando a las empresas para que sean más ecológicas.

Estos son algunos de los factores de entrega de Última Milla que están dañandoael medio ambiente y contribuyendo al cambio climático.

Aumento de las emisiones de carbono

El aumento de los vehículos de reparto se suma a la congestión del tráfico y las emisiones de gases de efecto invernadero correspondientes.

Actualmente, las emisiones de la cadena de suministro suelen representar el 90 por ciento de las emisiones totales de una empresa y las emisiones de la Última Milla suelen representar alrededor del cinco por ciento de las emisiones de la cadena de suministro. Y estos datos, independientemente de las acciones que se tomen, aumentarán.

Distintos estudios sugieren que el incremento de las compras online en los últimos años es un claro indicador de que para 2030, una de cada tres compras se vaya a realizar por internet., lo que repercutirá en la necesidad de contar con más vehículos de reparto.

Cuando aumenta la cantidad de vehículos, también aumentan las emisiones de dióxido de carbono, que constituye la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Según un estudio de McKinsey & Company, en 2030, “si no se toman medidas, se podría alcanzar los 25 millones de toneladas anuales de CO2. Del mismo modo, la congestión del tráfico aumentará en más del 21 por ciento, añadiendo 11 minutos al trayecto diario de cada pasajero”.

El enfoque en entregas más rápidas crea una cascada de prácticas ineficientes y dañinas para el medioambiente, ya que muchos camiones de reparto se van con espacio para más paquetes porque las empresas están priorizando la velocidad de entrega sobre los camiones llenos.

Asegurarse de que los camiones de reparto salgan con un área de carga llena es un paso aparentemente simple, pero que puede tener un gran impacto. Maximizar el uso del espacio de entrega es un buen primer paso para las empresas que no saben por dónde empezar a realizar mejoras ambientales. Además, los camiones también están tomando rutas más largas para lograr entregas el mismo día o al día siguiente, lo que aumenta las emisiones de carbono.

Una solución a esta problemática sería que las empresas pudieran ofrecer descuentos a los clientes que estén dispuestos a esperar su entrega.

Residuos de embalaje

El crecimiento de entregas puerta-a-puerta ha generado un aumento exponencial de residuos de envases. El plástico y los empaques de espuma de poliestireno, como las bolsas de plástico que empaquetan productos individuales, son particularmente dañinos para el medioambiente y ambos tardan al menos 500 años en descomponerse.

Existen envases más ecológicos, como el plástico realizado con material compostable o el cartón reciclado, que pueden proteger los productos con la misma eficacia. Incluso, el prescindir de algún envoltorio sería una buena idea.

Cabe destacar que la nueva cohorte de clientes que ingresa al mercado, la “Generación Z”, son los clientes más conscientes del medioambiente que ha visto la economía, por lo que muchas empresas están poniendo en práctica la reducción del impacto medioambiental como estrategia de marketing.

Emisiones de refrigeración

El transporte de productos perecederos es incluso más perjudicial para el medio ambiente que el transporte de artículos no perecederos, ya que estos deben almacenarse a una temperatura determinada, lo que requiere refrigeración. Esto provoca tres cosas:

En primer lugar, la refrigeración utiliza más energía, es decir, un camión de reparto refrigerado genera más emisiones que uno no refrigerado. Aproximadamente el 40% de las emisiones totales de un vehículo con temperatura controlada proviene de la refrigeración.

Por otra parte, los camiones refrigerados usan más gasolina que los vehículos no refrigerados, ya que el vehículo usa el motor para operar la maquinaria de refrigeración.

Además, los productos químicos utilizados para la refrigeración, que se denominan hidrofluorocarbonos, provocan el agotamiento de la capa de ozono.

Una forma de aliviar el impacto ambiental de los vehículos refrigerados es que los camiones utlizados cumplan con el estándar de emisiones Tier 4 de la Agencia de Protección Ambiental, es decir, usar camiones que requieran la menor cantidad de combustible posible.

Los sensores de las puertas que interrumpen la refrigeración también pueden reducir el impacto ambiental de un vehículo de reparto. Esto hará que el sistema de refrigeración no consuma energía tratando de enfriar el aire fuera del camión.

Además, el aislamiento ecológico, como la espuma verde biodegradable, puede servir como sustituto de la espuma de poliestireno, que tarda al menos 500 años en descomponerse y que contiene estireno, una sustancia química que se ha relacionado con el cáncer.

¿Por qué las empresas deben actuar ya?

La demanda de entregas rápidas ha aumentado significativamente por los estándares de entrega de Amazon, que definitivamente prioriza la velocidad sobre el impacto ecológico. Sin embargo, a medida que las preocupaciones climáticas aumentan, la entrega ecológica debe convertirse en prioridad de todos, tanto de empresas como de consumidores.

Crear una entrega de Última Milla más ecológica es un desafío. Las herramientas y los servicios para ayudar a las marcas a hacer esto todavía están emergiendo y no han sido ampliamente adoptados.

Aun así, la presión de los consumidores por defender políticas más ecológicas seguirá creciendo, porque la nueva cohorte de clientes que ingresa al mercado, la “Generación Z”, promocionan rápidamente una marca que se centra en la sostenibilidad y evitan a las que no lo aplican.

En definitiva, las empresas que promocionan sus esfuerzos de sostenibilidad, incluidos en las prácticas de Última Milla, son recibidas con mayor lealtad por parte de sus clientes. Se trata de una inversión de tiempo y recursos que viene recompensada ​​por una clientela consciente leal.