Paradójicamente, la “Venezuela” mañosamente presentada como el lugar de las largas filas, los racionamientos y la escasez de productos, ha estallado hoy, sí, pero en la mismísima cuna de la reacción y el golpismo, desde dónde surgieron esas narrativas difundidas profusamente por los levantacejas que hoy callan ante la crisis de agua en Nuevo León.
Tampoco estoy de acuerdo con el recurso fácil de hacer leña del árbol caído, para que volver a repetir que Samuel García es un incompetente en el cargo que ocupa, eso es de todos conocido; ya se puso en evidencia que la banalización de la política a través de las redes sociales tiene límites ante los verdaderos problemas. La política es un oficio y una profesión, no un espectáculo de bufones.
Largas filas de adultos mayores, personas con discapacidad, de mujeres embarazadas y de población en general desde la madrugada para acarrear agua en cubetas; gente sacando agua de las albercas; estantes vacíos de botellas de agua en las múltiples plazas comerciales de la Zona Metropolitana de Monterrey; acaparamiento y encarecimiento del agua; corresponden a una lamentable estampa cotidiana. No hay planes del gobierno estatal para atender con eficacia la crisis y los que ha habido no se cumplieron. En esta “Venezuela” mal gobernada por la derecha más inculta e ineficaz, falta el derecho humano más esencial, el derecho al agua.
Pero lo que hoy quiero compartir es la historia de esta foto. No hay por cierto garrafones llenos, y tampoco los venden los vacíos, de esos que conocemos como de Electropura o Bonafon, no hay ni en Oxxos (en una metrópoli donde hay un Oxxo en cada esquina), ni en tiendas, desde el lujoso, boyante y residencial San Pedro hasta Pesquería. Antes de llegar a la escena de esta foto, estuvimos buscando algún garrafón por todo Monterrey, se han vuelto productos muy apreciados pues ahora los garrafones sirven también para trasportar agua en autos sin que se derrame como ocurre en las cubetas.
Hace semanas cuando el agua todavía llegaba en tandas, algunos municipios colocaron grandes tinacos en parques y jardines para brindar agua en las horas de desabasto. Al principio iban unas cuantas personas, llenaban sus garrafones y se iban.
Esta semana de mitad de julio, el agua ha dejado de salir por completo en regiones enteras de Monterrey, el gobierno estatal ya advirtió que la cosa va a empeorar aún más del 15 al 30 de julio. La excusa es que ya se secó la presa Cerro Prieto, situación que por cierto se sabía desde noviembre de 2022, y ante la cual no se tomó en absoluto ninguna medida concreta.
Éstos últimos días que coinciden con el inicio de la canícula (el periodo más caluroso del año que va del 3 de julio al 11 de agosto), comienza a haber cada vez mayores filas en torno a los grandes tinacos.
Hoy, en medio de esta crisis mientras yo llenaba mi garrafón, una mujer y una pequeña niña -quizá su hija-, cuidaban que al llenar el envase o garrafón se cerrara la llave a tiempo y no se desperdiciara ni una gota de agua. La señora me dijo que “aun con la crisis la raza llegaba y ponía sus cubetas, tambos o botes a llenar hasta el copete y dejaban el agua derramarse, como la tiraban en su casa”. Como si en el tinaco de emergencia fuera un manantial infinito…
La niña muy atenta a que yo no derramara el agua no despegó la mano de la llave, la cerró a buen tiempo antes de desperdiciar una sola gota. Esa niña y mis hijas cuando tengan mi edad, o mucho antes, quizá vean un mundo en llamas o en guerra por el agua.
La crisis del agua es un problema real, mundial, creciente, desafiante y temerario que nos ocupa a todos. Tampoco es apropiado burlarse de la situación que ocurre acá, porque casi todas las cuencas de México van hacia la crisis, es mejor poner las barbas a remojar y cuidar entre todos el agua. Legislar y tomar medidas en el hogar. Es increíble que a estas alturas no se reciclen las aguas grises del hogar para el WC por ejemplo. A su vez se debe pedir a los empresarios que se benefician del agua un compromiso real.
Me dan esperanza de civilidad y fe en el porvenir la madre y la niña que voluntariamente estuvieron cuidando la llave de agua, que hoy es claramente una llave colectiva. Que prevalezca la cordura ante un problema muy grave, que cada quien haga lo propio para que no aparezca la rapiña y el verdadero caos, no es fácil, en una sequía a casi 40 grados, dónde una pequeña niña con un gesto nos pone un ejemplo luminoso.