El suelo está lleno de agua, nutrientes y microorganismos que son esenciales para producir nuestros alimentos. Sin embargo, este recurso es finito: restaurarlo, incluso unos pocos centímetros, puede llevar hasta mil años. Por lo tanto, si queremos garantizar la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición en el futuro, tenemos que cuidarlo, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Detalla que cada cinco segundos se erosiona una superficie de suelo equivalente a un campo de fútbol.
El organismo refiere que, una de las principales amenazas para el suelo y nuestra seguridad alimentaria es la erosión, es decir, la remoción de la capa superficial del suelo por el agua, el viento o actividades agrícolas insostenibles como la labranza intensiva. Aunque parte de ella es natural, la mayoría obedece a actividades humanas insostenibles –como el sobrepastoreo, la agricultura intensiva y la deforestación– que pueden aumentar la tasa de erosión del suelo hasta un millar de veces.
De continuar con esa tendencia, agrega, para 2050, el 90 % de todos los suelos estará degradado y se pondrá en peligro a nuestros ecosistemas, clima y seguridad alimentaria.
Buscan recarbonizar los suelos
Para detener la degradación del suelo y mejorar su gestión, la Alianza mundial sobre los suelos (AMS) dirigida por la FAO ha colaborado con países y con más de 500 asociados, durante el último decenio y han alcanzado cinco logros.
La FAO refiere que la AMS sigue creando una red de asociados en permanente crecimiento con objeto de fomentar una gestión sostenible y una gobernanza de los suelos a escala mundial.
El primer logro de la AMS se refiere a colaborar con los países para recarbonizar los suelos, a través de asociaciones para llegar a los agricultores y mejorar la gestión de suelos sobre el terreno.
El programa denominado Mecanismo para la reconstitución del carbono orgánico de los suelos del mundo (RECSOIL) aborda los retos relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad impulsando la salud de los suelos y volviéndolos más productivos y resistentes frente a las perturbaciones.
Su objetivo es recarbonización los suelos o mejorar de la cantidad de materia orgánica en el suelo mediante la adopción de prácticas como el uso de cultivos de cobertura, la rotación de cultivos y la agroforestería, entre otras.
Cartografía digital del suelo
Destaca que dichas acciones promueven la salud de los suelos y, a su vez, mejoran la seguridad alimentaria y los ingresos de los agricultores. El programa RECSOIL se ocupa tanto del almacenamiento del carbono como de la mitigación de los gases de efecto invernadero (GEI).
Refiere que México y Costa Rica están participando actualmente en un proyecto piloto de RECSOIL incentivando a los agricultores a adoptar una gestión sostenible de los suelos, capacitándolos en buenas prácticas y, al mismo tiempo, se realiza un seguimiento de sus campos para evaluar la salud del suelo y la prestación de servicios ecosistémicos.
El segundo logro se refiere a la cartografía de los suelos del mundo, donde la AMS ha desarrollado productos y servicios de punta, como la cartografía digital del suelo, que ilustra las condiciones del suelo de modo que los países y las instituciones nacionales puedan impulsar sus propias capacidades y adoptar decisiones fundamentadas para gestionar la degradación del suelo.
Agrega que la AMS y los países elaboraron cuatro mapas mundiales, creados para apuntar a determinadas amenazas a los suelos, que incluye Mapa de los suelos mundiales contaminados por sales, Mapa mundial del posible almacenamiento del carbono orgánico del suelo, Mapa sobre el carbono orgánico del suelo y Mapa mundial de distribución de suelos negros. Estos están basados en datos terrestres de todo el mundo y prestan apoyo a las decisiones basadas en datos objetivos a fin de adoptar una gestión sostenible de los suelos en todos los niveles.
El tercer logro ha sido educar en materia de suelos, donde la AMS ofrece capacitaciones en el empleo y proporciona a los países directrices y apoyo técnico. Ha llegado a más de 7 000 expertos nacionales de más de 170 países. En las sesiones se mejoran las capacidades nacionales en gestión de datos de los suelos, cartografía, modelado y análisis de los suelos, entre otros temas.
Una de las siete redes técnicas que facilita la AMS es la Red mundial de laboratorios de suelos (GLOSOLAN), creada en 2017, para producir datos fiables sobre los suelos al armonizar los métodos, las unidades y la información sobre el análisis de los suelos. GLOSOLAN integra sistemas rápidos y eficaces en función de los costos para medir las propiedades de los suelos a través de su iniciativa en materia de espectroscopía de suelos. Hoy, más de 850 laboratorios de 152 países son miembros activos de esta red.
Adoptan medidas para mejorar gobernanza del suelo
Además, ha sensibilizado a la opinión pública mundial y ha comprometido a los jóvenes mediante campañas como el Año Internacional de los Suelos y el Día Mundial del Suelo, el 5 de diciembre, también ha hecho que miles de millones de ciudadanos participen en conversaciones a través de las redes sociales y ha proporcionado instrumentos de información como hojas de datos e infografías.
E incluso, en 2020, la AMS lanzó un Concurso de libros infantiles sobre la biodiversidad del suelo para que el público joven se comprometa con la importancia de los organismos del suelo y la urgencia de proteger su biodiversidad. Los 10 mejores relatos se publicaron en una colección titulada El mundo mágico de la biodiversidad del suelo.
Finalmente conformó políticas gubernamentales e impulsó la adopción de medidas para mejorar la gobernanza del suelo. Asimismo, mejora la capacidad de los responsables de la formulación de políticas a fin de que se aplique una gestión sostenible de los suelos para las generaciones futuras.
El papel de la AMS ha sido vital en la elaboración de instrumentos normativos a fin de prestar asistencia a los países para integrar la salud de los suelos y la gestión sostenible de los suelos en la legislación, las estrategias y los programas nacionales. Estos documentos son: la Carta Mundial de los Suelos revisada, las Directrices voluntarias para la gestión sostenible de los suelos y el Código Internacional de conducta para el uso y manejo de fertilizantes.
Estos documentos no solo ayudan a conformar las políticas mundiales, sino que también simplifican la gestión sostenible de los suelos en todos los niveles y, en este proceso, vuelven posibles las consultas amplias dentro de la comunidad internacional de los suelos.