Con incrementos en precios de alimentos básicos de hasta 217 por ciento en tan sólo un mes, es factible que la inflación general termine este 2022 con tasas de dos dígitos, algo que no ocurría en 22 años.
En este sentido, de acuerdo con el monitoreo mensual de precios que realiza la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), 2 de los 40 productos a los cuales da seguimiento, resultó que, del 15 de agosto al mismo día de septiembre, el costo del kilo de cebolla pasó de 17 a 54 pesos (equivalente a un alza de 217 por ciento), en tanto que la papa aumentó de 30 a 64 pesos.
Por lo anterior, si alguien compra un kilo de cada producto (uno de papa y otro de cebolla), tendrá que desembolsar 118 pesos, lo que constituye, enfatizó, un duro golpe a la economía de los mexicanos y, sobre todo, de los sectores más vulnerables.
“Los resultados del estudio consienten la escalada inflacionaria de precios que han venido enfrentando los consumidores mexicanos prácticamente en los últimos dos años y que todo indica seguirá́ al alza, superando el 8.7 por ciento de inflación general, 10.55 por ciento de inflación alimentaria y 16 por ciento de la inflación en los productos agropecuarios en agosto, acercándonos cada vez más a un índice inflacionario de dos dígitos en los próximos meses”, alertó el dirigente de la organización, Cuauhtémoc Rivera.
Y lo que sucede, refirió el presidente de la ANPEC, del cuatro de mayo, fecha en que el gobierno federal lanzó el Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC), al pasado 15 de septiembre, han seguido observándose que los precios de los alimentos no bajan y siguen subiendo con las consecuencias sociales que esto implica.
“Urgen políticas públicas efectivas en apoyo al consumo popular de la población más vulnerable del país, de las grandes mayorías”, afirmó el empresario.
“Pasado el regreso a clases y los festejos patrios, nos dirigimos a un “slom obligado de consumo”, derivado de lo extenuado y estresados que quedaron los bolsillos de la economía familiar”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC .
“Además, mientras que normalizamos en nuestras vidas del flagelo de la inflación y nos resignamos a este proceso de empobrecimiento en nuestros consumos, el entorno económico que nos rodea y del cual somos totalmente dependientes, no es nada halagüeño”, subrayó Rivera.