El desarrollo de nuevos negocios basados en innovación dista mucho de los modelos tradicionales, pero a su vez, existen varios modelos de Corporate Venturing que se estructuran de manera diferente y tienen por consecuencia objetivos, alcances y resultados diversos. Entre ellos existen dos modelos –Venture Builder e Innovation Labs– que tienden a confundirse, pero en realidad poseen características y filosofías distintas que persiguen objetivos alternos.

Corría el año de 1943 y la Segunda Guerra Mundial se encontraba en pleno apogeo, las fuerzas del eje habían sufrido varios reveses, incluyendo el desembarco en Sicilia por las fuerzas aliadas, lo cual entre otras consideraciones precipitó la decisión del Gran Consejo del Partido Fascista Italiano de deponer a Mussolini. A pesar de que el panorama comenzaba a ser un poco más alentador para los aliados, el Comando de Servicio Táctico Aéreo del Ejército de Estados Unidos (ATSC por su sigla en inglés) se reunía con la empresa Lockheed Aircraft Corporation —una empresa que tenía su origen en el año de 1912— para solicitar el desarrollo de un avión de combate que pudiera contrarrestar el poderío aéreo alemán.

Un mes más tarde la propuesta para el primer jet de combate llamado XP-80 Shooting Star era entregada a la ATSC. Dicha propuesta fue aprobada y los trabajos de construcción eran iniciados a cargo de un equipo de trabajo llamado Skunk Works teniendo a Clarence “Kelly” L. Johnson al mando. El XP-80 fue diseñado y construido en tan solo 143 días, siete días menos a lo solicitado. Posterior al desarrollo del XP-80 se realizaron otros trabajos de mucha importancia entre ellos U-2, SR-71, F-117 y F-22.

Este equipo de trabajo conformado principalmente por ingenieros, estuvo aislado del resto de la organización. Además de tener un liderazgo excepcional, el equipo tenía ciertas características lo cual permitió que avanzaran más rápido y se pudieran enfocar en los resultados. Hoy en día el término Skunk Works es utilizado como sinónimo para equipos de trabajo poco convencionales que tienen alto grado de autonomía y cero burocracias.

De manera similar a la que operan los Skunk Works, los Venture Builder se enfocan, a través de estructuras y equipos de trabajo independientes de la burocracia institucional, en desarrollar opciones de crecimiento que generan nuevas fuentes de ingresos en nuevos segmentos de mercado o también se encargan de canibalizar los negocios existentes de la compañía. Y es que no hay nada mejor para una organización, que sea la misma empresa, la que se encargue de sacar del mercado los negocios actuales y no un tercero que irrumpa en el mercado y vuelva obsoleta a nuestra organización.  De esta manera, un Venture Builder se encarga de desarrollar opciones de crecimiento que representen el futuro de mediano y largo plazo de la empresa.

A diferencia del Venture Builder, existen los llamados Innovation Labs, que son estructuras que en la mayoría de los casos continúan embebidas dentro de la organización principal. El enfoque principal de un Innovation Lab es identificar tendencias de mercado, pero también de información proveniente de los clientes actuales e incorpora tecnologías emergentes para “transformar” o innovar un negocio actual mediante la experimentación y uso de metodologías ágiles dentro de un corporativo.

Un Innovation Lab es propicio cuando deseas apoyar los procesos de transformación corriendo dentro de la compañía incorporando modelos de innovación o de relacionamiento con terceros como startups. En ocasiones, un Innovation Lab incorpora procesos de aceleración de startups para en un futuro embeberlos dentro de los procesos del corporativo. Mientras que un Venture Builder es propicio cuando deseas comportarte como una startup y desarrollar negocios desde cero y hacerlo en tiempo record a los estándares de la organización y para lo que se requiere permanecer por fuera de la organización para no contaminarse con los anti-cuerpos de la cultura organizacional que empujan al control y evitan pensar fuera de lo tradicional. En otras palabras, mientras que un Innovation Lab permite regularmente una “renovación estratégica” de los negocios y productos actuales, un Venture Builder, “crea los negocios del futuro” que buscan ser el “nuevo core” del negocio en los próximos años.

En cada caso, cada modelo tiene sus propios objetivos y alcances, además de sus estructuras, procesos y herramientas para innovar, subculturas y sistemas de compensación y recompensa.

Luis Hernández Alburquerque es experto en inversiones de riesgo y en el desarrollo de negocios de base tecnológica para transformar a las organizaciones, también es Managing Director & Founder en Scale Radical – Una compañía que desarrolla modelos de crecimiento y transformación basados en innovación, tecnología e inversiones de riesgo.