Destacan la aplicación de nanomateriales inorgánicos, como nanopartículas y biomoléculas (péptidos antimicrobianos) con actividad antimicrobiana
El cultivo de tomate, es uno de los más importantes en el plano mundial. Sin embargo, enfrenta amenazas constantes como condiciones ambientales, estrés, plagas y enfermedades tal es el caso del cancro bacteriano, causado por Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis.
La enfermedad provoca daños en el tallo y fruto, pero también en el sistema radicular de la planta lo que, en caso de presentarse en esta, significa grandes pérdidas económicas para los agricultores.
Actualmente, el control de Clavibacter michiganensis se hace con la aplicación de agroquímicos suplementados con antibióticos, cuyo uso indiscriminado ha mostrado efectos secundarios como reducción de la calidad de los frutos, erosión del suelo, desarrollo de resistencia por parte de los patógenos y peligros para la salud humana y ambiental.
Para inhibir el desarrollo de microorganismos fitopatógenos que ponen en riesgo estos cultivos, Gabriel Marcelino Pérez, graduado del Programa en Nanociencias y Nanotecnología del Cinvestav, evaluó la actividad antimicrobiana de nanopartículas de sílice mesoporosa cargadas con beta-defensina 2 humana y dos mutantes (TRX-hβD2-M y hβD2-M) contra la bacteria Cmm. Su trabajo que fue reconocido con el Premio Arturo Rosenblueth 2021, en el área de Tecnología y Ciencias de la Ingeniería, galardón otorgado en 2022 por este Centro a las mejores tesis de doctorado.
Protección de factores adversos
Marcelino Pérez propuesto otras alternativas más ecoamigables para el control de la bacteria, entre las que destacan la aplicación de nanomateriales inorgánicos, como nanopartículas y biomoléculas (péptidos antimicrobianos) con actividad antimicrobiana.
Las defensinas son miembros de una gran familia de péptidos antimicrobianos que protegen a su huésped de una amplia variedad de bacterias, hongos y virus. Se subdividen en tres subfamilias: alfa-defensinas, beta-defensinas y teta-defensinas.
A pesar de sus propiedades, estas biomoléculas presentan diferentes inconvenientes como: la susceptibilidad a las proteasas, reducción de su actividad por altas concentraciones de sal, cambios de pH, temperatura y tienden a producir efectos proinflamatorios en moléculas revisadas in vitro por los investigadores tras aplicar altas concentraciones de los péptidos.
Para evitar estos efectos, la investigación de Marcelino Pérez propuso encapsularlas, por lo que sintetizó nanopartículas de sílice mesoporosa, cuyas ventajas son que al adsorber biomoléculas pueden protegerlas de diferentes factores adversos, los cuales provocan su degradación y cuando se liberan lo hacen de forma controlada en sitios específicos. Después, encapsuló los péptidos antimicrobianos, para evaluar su actividad antimicrobiana contra la bacteria fitopatógena.
Manejo integrado de microorganismos fitopatógenos
Los resultados del trabajo indican que las nanopartículas de sílice mesoporosa cargadas con los péptidos antimicrobianos inhibieron el crecimiento de la bacteria. También se determinó que protegen a los péptidos de la degradación enzimática cuando los complejos se exponen a un tratamiento con pepsina. Por lo tanto, son excelentes candidatos para el manejo potencial del cancro bacteriano del tomate, así como otras enfermedades causadas por el género Clavibacter.
Además, los datos obtenidos de la tesis “Encapsulación de β-defensina-2 humana y dos mutantes recombinantes en nanopartículas de sílice mesoporosa y su efecto antimicrobiano contra Clavicbacter subsp. michiganensis” dirigida por Salvador Gallardo Hernández, investigador del Departamento de Física del Cinvestav, podrían ampliar las aplicaciones de las nanopartículas cargadas con péptidos antimicrobianos como control biológico y brindar nuevas herramientas para el manejo integrado de microorganismos fitopatógenos.