El organismo debe contar con personal calificado, laboratorios y equipos especializados en sitios de mayor producción y acopio de maíces en el país para cumplir cabalmente con la NOM 187

La norma que busca restringir el uso de maíz transgénico en la elaboración de tortillas debe incluir a las empresas harineas y comercializadores de granos, ya que las tortillerías no pueden determinar si el grano que utilizan es genéticamente modificado.  

Juan Carlos Anaya, director de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) explicó que la NOM 187 no podrá aplicarla los productores, acopiadores y tortillerías en general porque no tienen personal con conocimiento, ni acceso a laboratorios extremadamente especializados en Organismos Genéticamente Modificados (OGM) ni a equipos tan elaborados como para determinar si los maíces que producen, almacenan, utilizan y procesan no son transgénicos.

Agregó que las agroindustrias podrían tener laboratorios especializados, equipos, reactivos y personal altamente especializado para determinar la presencia de maíces genéticamente modificados.

Ante escenario, el especialista sugirió crear un organismo oficial certificador que cuente con personal altamente calificado y laboratorios y equipos especializados en los sitios de mayor producción y acopio de maíces en el país para cumplir cabalmente con la normatividad oficial que se exige.

E iniciar desde la etapa de semilla, -pero esto llevará tiempo y dinero- dijo el directivo del GCMA.

Distintivo de libres de OGM

También se podría analizar que el grano sea libre de OGM en otras etapas como en la cadena de siembra, almacenamiento y en las empresas transformadoras que llevan a cabo la nixtamalización

Así como en la producción de tortillas, botanas y otros subproductos posibles de analizar y empacar con el distintivo de libres de OGM, pero todo ello implica un mayor costo, aclaró.

“No así para las tortillerías comunes que ni entienden, ni tienen los medios para verificar si el maíz que están nixtamalizando está libre de maíz transgénico”, indicó.

El martes de la semana pasada, la Secretaría de Salud envío a la Conamer el anteproyecto para la implementación de la NOM-187, con la que se prohíbe el uso de maíz transgénico para el consumo humano en la tortilla. Fue revisada, pero sin la participación de los representantes privados.

En el anteproyecto, se establecen las especificaciones sanitarias que debe cumplir la masa, tortillas, y otros subproductos de los granos de maíz y trigo para su elaboración y establecimientos donde se procesan, así como la información comercial que debe figurar en las etiquetas.

En dicha Norma se define como maíces nativos a las poblaciones de la categoría taxonómica del maíz actual que los pueblos indígenas, campesinos y agricultores cultivan a partir de semillas seleccionadas por sí mismos u obtenidas a través de intercambio, en evolución y diversificación constante, y que han sido identificadas por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.

En México no hay laboratorios certificados

Igualmente se enlistan las razas de maíz, definido como el conjunto de poblaciones que comparten características en común, y que por diversificación constante al proceso evolutivo de domesticación continúa, mediante técnicas de agricultura nativa, ha permitido por milenios una diversidad genética con capacidad de adaptabilidad a condiciones climáticas amplias y versatilidad en usos.

Actualmente existen en el mercado internacional cuatro cultivos con categoría de OGM, además del maíz. Estos son algodón, soya y canola, que se siembran con fines comerciales. En México aparte de éstos está la alfalfa, arroz, frijol, limón, trigo, naranja y tomate,

La preocupación sería que entonces ahora los tortilleros, según NOM 187, tendrán obligatoriamente que gastar con laboratorios externos para pruebas de aflatoxinas y OGM y en sus papeles que deben exhibir ante inspectores, pegando los dictámenes.

Además, en México no hay laboratorios certificados para hacerlo, más que algunos en contadas Universidades mexicanas, agrega el especialista Juan Carlos Anaya.