Pasaron décadas, lustros, meses y los días en que la coincidencia de oferta electoral era idéntica, nada cambiaba, todo seguía igual. Era irrelevante si se trataba del viejo PRI con su “oficio político”, o sus voraces aprendices panistas. Todos habían probado las “mieles del triunfo”, cebándose con sus presas -los mexicanos- en feroces ataques reiterados. 

“El ofrecer no empobrece, cumplir es lo que aniquila”, es una máxima inalterable del neoliberalismo y sus gobiernos corruptos. Podemos advertir, las promesas incumplidas formaban parte en la estrategia de la mentira que tanto sugiere y pregona el publicista judío-nazi Carlos Alazraki, bestial asesor eterno de esos grupúsculos. 

A continuación, citaré lemas de campaña por parte de candidatos  prianistas, que lograron la presidencia acudiendo a  frases tan difusas como grandilocuentes. 

“No hay más bandera que la de la patria”: Gustavo Díaz Ordaz

“Arriba y adelante”: Luis Echevarría

“La solución somos todos”: José López Portillo

“Por la renovación moral de la sociedad”: Miguel de La Madrid

“Que hable México”: Carlos Salinas de Gortari

“Bienestar para la familia”: Ernesto Zedillo

“México ya, el cambio que a ti te conviene”: Vicente Fox

“Valor y pasión por México” (“el presidente del empleo”): Felipe Calderón

“Mi compromiso es contigo”: Enrique Peña Nieto

El actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no se “anduvo por las ramas” y echó mano de una frase creada por Enrique González Pedrero: “Por el bien de todos, primero los pobres”, que sintetiza el objetivo primario de su gobierno. 

Recuerdo, en los primeros meses del año 2017, fui entrevistado en una estación de televisión. El conductor se extrañaba, como yo, en mi circunstancia empresarial, apoyaba el proyecto social y económico del candidato de Morena. ¿Por qué esa frase y propósito controversial? Me preguntaba. “Es algo muy simple”, le reviré, dando la siguiente explicación:

“La pobreza lacerante en nuestro país va más allá de las culpas momentáneas que podamos asumir por esa desigualdad “inevitable” que vivimos. No es suficiente la compasión discrecional, tenemos que establecer bases y leyes que den equilibrio a la sociedad en su conjunto. Debemos alcanzar una posición mas justa y humana, ofreciendo oportunidades para todos”

“Los programas sociales, que no serán privativos de México pues en muchos países avanzados fueron establecidos desde la segunda guerra mundial, han tenido un impacto positivo en países culturalmente avanzados como: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Estonia y otras naciones europeas que lideran la calidad de vida en el mundo y entendieron la mejor vía para lograrlo era la redistribución de los ingresos”.

¿Porqué tenemos que pagar el costo de los programas sociales los que pagamos impuestos?

“El candidato López Obrador tiene muy claro dos cosas: Las empresas más grandes del país, que se cuentan por cientos, NO pagan impuestos, porque, desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto, se han abrogado el derecho de condonarles esos importes millonarios en perjuicio de toda la sociedad. Y eso se acabará con nuestro gobierno. Los programas sociales se pagarán con medidas de austeridad en la burocracia, acabando con la corrupción oficial y cobrando a los “evasores legitimados”.

“Por otra parte, el Impuesto sobre la renta no es el único ni el más importante factor de recaudación. Es el IVA, que pagamos todos los mexicanos, incluyendo a la gente más pobre, la fuente principal de los impuestos obtenidos”.

“Cuando se propone: “Por el bien de todos, primero los pobres”, se infiere, estos “pobres” habrán de ampliar el mercado de consumo con sus ingresos adicionales y por tanto impactarán positivamente a todos los que formamos parte del ciclo económico (obreros, empleados, empresarios, etc.)”.

Hemos visto, a lo largo del sexenio, como, gradualmente, se fueron beneficiando todas las clases económicas (bajas, medias y altas) y todas aquellas empresas con justificación social incluyendo a la banca que rompió récords en utilidades (Como dijera el presidente: “Cuando la milpa se da bien, alcanza hasta para el pájaro”). Las empresas, cuyo “éxito” relativo dependía de la corrupción y tráfico de influencias ciertamente vieron mermados sus ingresos. Un ejemplo aparatoso, mediático y concluyente, son los medios tradicionales de comunicación que sobreviven gracias a la inversión en guerra sucia por parte de privilegiados ofendidos. 

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) Es un órgano con autonomía y capacidad técnica para informar sobre la situación de la política social y la medición de la pobreza en México. Hace unos días, informó sobre el periodo evaluado en México (2020-2022) que justamente está incrustado en la fase más álgida de la pandemia que sufrieran México y el mundo entero. (El presidente López Obrador, recientemente, firmó un decreto que puso fin a la emergencia sanitaria por el Covid-19 en México, que iniciara el 23 de marzo de 2020). Los resultados esperados solo confirmaron las expectativas que se tenían por la aplicación de los extraordinarios programas sociales.

En el periodo estudiado, las personas en situación de pobreza se redujeron en casi NUEVE MILLONES  de personas. En términos de desigualdad, la diferencia salarial entre los más ricos y los más pobres se ejemplifica de la siguiente manera: En 2004 (con Fox) los más ricos ganaban 23 veces más. En 2010, con Felipe Calderón, se agudizó la diferencia pues los ricos obtenían 35.6 veces más. Con Peña Nieto (2016) 21 veces, y ya en 2022, con el actual gobierno, se redujo la diferencia a 15 veces.

Haría tres preguntas básicas: 

  • ¿Cuánto más se habría reducido la desigualdad y la pobreza sin pandemia y guerra entre Rusia y Ucrania?
  • ¿Cuáles serán los índices de pobreza en 2024 con una economía sana y un gobierno justo?
  • ¿Porqué deberemos esperar hasta el 2025 para conocer el más importante logro social de un gobierno del pueblo y para el pueblo?

“La eliminación de la pobreza no es un gesto de caridad, es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente” (Nelson Mandela)