“Que el hombre, cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer, protección, alimento, y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de si mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, esencialmente cuando éste débil se entrega a él, y cuando por la sociedad se le ha confiado”

“Que la mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quién no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo”.

Esta aberración, promotora de la desigualdad entre géneros, que asignaba estereotipos y roles “naturales” entre la pareja, fue leída durante 150 años en los registros civiles de nuestros municipios al realizarse una boda civil. Si bien es cierto, esta carta o epístola, fue eliminada en 2007 por el Congreso, el daño estaba hecho y, todavía, varias generaciones la llevarán en sus recuerdos. Por si fuera poco, las influencias religiosas machistas, son otro lastre que orientan e impiden la igualdad de derechos entre las personas. Lo anterior, debe darnos un contexto más justo, para entender y apreciar la lucha incansable de las mujeres por lograr una reivindicación equitativa que les pertenece.

Es hasta el 12 de febrero de 1947, cuando las mexicanas obtienen el derecho de votar y ser votadas, ah, pero sólo en elecciones municipales. La “nobleza de espíritu” en los legisladores de la época, que decidirían el futuro político de las mujeres, tendría que esperar al mes de julio de 1955 cuando la constitución les daría el “permiso” de sufragar en una elección federal (diputados) en virtud de la reforma electoral del 53.

Pasarían muchos años (1979) para que Griselda Álvarez se convirtiera en la primera gobernadora estatal (Colima), y López Portillo desafiara a su propio partido, nombrando en 1981 a Rosa Luz Alegría como la primera secretaria de estado. Por fortuna para México, la participación femenina, en todos los sectores, se ha desbordado hasta equilibrar políticamente la posibilidad de encontrar opciones en todos los cargos existentes. Las leyes electorales vigentes obligan a los partidos a que elijan candidaturas en paridad siendo esto un gran avance democrático. 

Solo cinco mujeres han alcanzado la candidatura presidencial en México: Rosario Ibarra de Piedra (de grandes recuerdos), Cecilia Soto, Marcela Lombardo Otero, Patricia Mercado y Josefina Vásquez Mota. TODAS incluyendo a la panista, tuvieron una participación testimonial, sin posibilidades reales. Es importante recordar la pública traición en que incurrieran Vicente Fox y Felipe Calderón con su correligionaria en 2012, cuando llamaban a votar por Enrique Peña Nieto que ya se erigía desde ese momento como el dueño de sus infames voluntades. Algunos podrán recordar la participación de Margarita Zavala en el 2018 como “independiente”. No, ella no ocupa un lugar en esa historia, se retiró de inmediato, llevándose el desprecio y desdén de los mexicanos por su complicidad en crímenes y barbaries. 

2024, ofrece un panorama distinto. El país ha crecido en muchos sentidos, básicamente, en términos de conciencia, politización y espíritu de solidaridad comunitaria. Vimos pasar, con elocuencia destructora, a gobiernos neoliberales poco edificantes que hundieron al país en una permanente desesperanza, ampliando, por sistema, su influencia y cobertura a capataces cómplices, diseminados por todo México, quienes defienden y sostienen con alfileres, sus postulados mas preciados:  corrupción, tráfico de influencias y saqueo de los pueblos.  También podemos comparar ese pasado de amargura, con un presente luminoso que vivimos, inmersos en un gobierno inédito, diferente, que nos alienta espontáneamente al cambio. 

Basta que en México las mujeres descubran sus afinidades y enormes coincidencias, olviden y perdonen el pasado de marginación inducido, unan sus talentos y ejerzan la mayoría absoluta que, la naturaleza y otras circunstancias les otorga,  para que obtengan el poder político que por tanto tiempo les ha sido escamoteado.

Les comento, el pasado mes de julio, INEGI aseguraba residían en el país 129 millones de personas, de las cuales el 48% eran hombres (62 millones) y el restante 52% (67 millones) son mujeres. Es decir, en México viven CINCO MILLONES más personas del género femenino y tal parece muchas no se han dado cuenta, ya que pueden decidir elecciones…

La sumatoria de todas las casas encuestadoras prestigiadas por su pasado profesional nos aseguran:  Xóchitl Gálvez será la candidata del Frente Unido Por México, y Claudia Sheimbaum, por Morena y sus aliados:

Siempre es importante contrastar los perfiles toda vez que estarán compitiendo:

Claudia Sheimbaum Pardo, es mexicana, de padres también nacidos en México. 

Grados académicos: Licenciada en física por la UNAM, maestra y doctora en ingeniería en Energía por la UNAM. Realizó una estancia académica de cuatro años para su investigación doctoral en Lawrence Berkeley National Laboratory, asociado a la Universidad de California en Berkely.

Es investigadora titular definitiva con licencia y profesora de posgrado de Energía de la UNAM.

Ha dirigido tesis de estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado.

Experiencia de gobierno:

Secretaria de Medio Ambiente en la Ciudad de México (2000-2006)

Jefa Delegacional en Tlalpan, Ciudad de México (2015-2017)

Jefa de Gobierno en Ciudad de México (2018-2023)

Xóchitl Gálvez Ruiz, también es mexicana y con padres nacidos en México

Grados académicos: Licenciada en computación en la UNAM

Experiencia de Gobierno:

Titular de la Comisión de Desarrollo de los pueblos Indígenas (2000)

Directora General de la Comisión Nal. de los Pueblos Indígenas (2003

Jefa Delegacional de Miguel Hidalgo, Ciudad de México

En este contraste encontramos “pequeñas” diferencias.

Hasta ahora, la diferencia en grados y experiencia de gobierno es abrumadora.

Quizá por ello las encuestas “cara a cara”, entre ellas ,lo confirman

El 25 de julio, el diario conservador español “El País” publicaba una encuesta de Enkoll en donde Claudia Sheinbaum tenía una intención de voto por 55% y Xóchitl 25%. 

El 11 de agosto, Mitofsky, casa encuestadora, hizo un sondeo para el Economista (ambos de corte abiertamente conservador) con los siguientes resultados: Claudia Sheinbaum 52.1%, Xóchitl Gálvez 29.8 %

El pasado 23 de agosto, nuevamente Enkoll, encuestando para el “País” contrastaba a Claudia Sheinbaum con Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes con los siguientes resultados:

          Claudia Sheinbaum 49%  Xóchitl Gálvez 23%

          Claudia Sheinbaum 48%  Beatriz Paredes 24%

En este caso podríamos inferir Beatriz es ligeramente más competitiva.

Por lo anterior, podemos concluir, un virtual proceso electoral entre Claudia y Xóchitl debería decidirse a favor de la Morenista, sin embargo, tampoco podríamos descartar una tragedia para el pueblo mexicano.

En cualquier caso, se presentaría un hito en la carrera política de las mujeres que sentaría un hermoso precedente que muchos deseamos. 

Otra eventualidad sería que Claudia no ganara la encuesta y fuera un hombre quien lo hiciera, eso rompería cualquier hipótesis y se mantendría la hegemonía de género.