Por Maricela Palacio

En las últimas décadas, el asma, enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias, se ha convertido en un problema de salud pública mundial, debido al incremento de los casos por factores predisponentes como la contaminación ambiental, alergias a plantas y animales, infecciones por microorganismos y procesos infecciosos de tipo viral. En México, 7% de la población la padece, y hasta 80% de los casos son de origen alérgico.

Otra causa del aumento de casos de asma es la presencia de cambios en la microbiota (flora bacteriana) de las vías aéreas, debido a condiciones como los nacimientos por cesárea, falta de lactancia materna, uso indiscriminado de antibióticos y exposición al tabaco, informó el subdirector de Medicina de Servicio de Alergia del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Gerardo López Pérez.

En el simposio sobre asma, organizado por el INP, el especialista añadió que la poca vegetación en zonas urbanas y el cambio climático también han favorecido la susceptibilidad de las personas, por lo que hasta 80 por ciento de los casos son de origen alérgico.

En 2019, en el mundo, 262 millones de personas tenían asma y se estima que en 2025 aumente 100 millones más, refieren datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En México, siete por ciento de la población la padece, la mayor incidencia se registra en la Ciudad de México; del total de personas con esta enfermedad, casi 20 por ciento son adolescentes. La prevalencia de los síntomas de asma en escolares de seis a siete años y de 13 a 14 años aumentó 7.9 por ciento en comparación con hace 10 años.

El asma es una enfermedad no transmisible que afecta a cualquier persona sin importar la edad o condición social. Se caracteriza por problemas respiratorios recurrentes, como crisis o ataques de tos, dificultad para respirar y silbidos en el pecho, debido al estrechamiento bronquial.

Esta enfermedad puede confundirse con otros padecimientos respiratorios o cardíacos; en consecuencia, hasta 90 por ciento de los casos se detecta de forma tardía. No obstante, el diagnóstico oportuno por la o el médico de primer contacto permite el adecuado control con fármacos esteroides inhalados o broncodilatadores, lo que evita la hospitalización.

El buen control de los síntomas reduce el riesgo de exacerbaciones que requieran hospitalización, deterioro de la función pulmonar, así como despertares nocturnos, lo que evita el impacto emocional y mental negativo en la vida de los pacientes, afectaciones en su calidad de vida, así como en su actividad física.

El subdirector de Medicina de Servicio de Alergia del INP detalló que entre cuatro y 10 por ciento de pacientes con asma no responde a los tratamientos convencionales y requiere adyuvantes como la inmunoterapia específica con alergenos (vacunas).