La imposición del 50% de arancel a las exportaciones de maíz blanco harinero no solamente no contribuirá al objetivo de estabilizar el precio del grano, sino que representa un riesgo para la competitividad del país, advirtió el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

El centro de investigación precisa que la medida tiene bajo potencial sobre los precios del maíz blanco, cuya producción en el país no solamente satisface la demanda doméstica, sino que la superar, por lo que, tendrá baja efectividad en la reducción de la inflación en alimentos, por el contrario, puede traer más problemas que beneficios para la economía nacional.

Los especialistas del IMCO, agrega que, la decisión de imponer arancel a las exportaciones de maíz blanco resta competitividad al país, al ser incompatible con las obligaciones de México frente a sus socios comerciales en materia de prohibiciones y restricciones a la exportación, y genera una percepción de falta de compromiso con las obligaciones en sus 14 Tratados de Libre Comercio y con la Organización Mundial del Comercio.

La imposición de arancel “envía una señal contraria sobre las posibilidades de México para profundizar sus lazos con otros países e integrarse a un mayor número de cadenas productivas globales, además de que afecta su capacidad para trabajar con sus socios de América del Norte y construir una región más competitiva”.

Más allá de las complicaciones generadas en materia comercial, agrega,  la decisión transmite incertidumbre sobre el funcionamiento del sector agropecuario nacional, al abrir la puerta a potenciales restricciones en la exportación de otros productos agrícolas; las exportaciones agrícolas representan 4% del total de las ventas que México hace al exterior.

Incertidumbre sobre las reglas del juego

Al restringir la exportación de un producto agrícola, abundan el IMCO, genera preocupaciones sobre la posibilidad de restricciones adicionales en otros productos de exportación, y crea incertidumbre sobre las reglas del juego en el sector agrícola. “Esa incertidumbre reduce la competitividad del sector, al volverlo menos atractivo para inversiones potenciales”.

El centro de investigación recuerda que la restricción a la exportación de maíz blanco se suma a otras medidas impuestas por México, como la prohibición para importar maíz amarillo transgénico y las contradicciones de la política energética con el T-MEC, “ello envía señales negativas a sus socios comerciales, respecto al compromiso de México con sus acuerdos comerciales. Además, genera incertidumbre y abre la posibilidad de restricciones futuras a la comercialización de otros productos”.

El pasado 16 de enero de 2023, el gobierno de México modificó temporalmente el arancel aplicado a las exportaciones de maíz blanco harinero, mediante decreto impuso un arancel a la exportación de 50% ad valorem, la cual estará vigente hasta el 30 de junio de este año, bajo el argumento de la necesidad de garantizar abasto suficiente del producto en el país y estabilizar su precio.

Dentro de las consideraciones, el decreto señala que el maíz blanco es un producto básico en la alimentación de México, por lo que es necesario garantizar un abasto suficiente, mantener la producción nacional en el país y asegurar condiciones que estabilicen su precio.

Medida ineficaz

Si bien el abasto y la disponibilidad son fundamentales para la estabilización de los precios, la aplicación de un arancel a la exportación en el caso del maíz blanco es una medida ineficaz, ya que el principal grano producido en el país. Durante la última década, la suma de los inventarios y la producción nacional de maíz blanco ha superado la demanda total, misma que incluye el consumo humano, el pecuario, el autoconsumo, la semilla para siembra y las exportaciones, explicó el IMCO.

Durante el ciclo agrícola de octubre de 2021 a septiembre de 2022, la oferta de maíz blanco fue de 26 millones 355 mil toneladas, de las cuales el 89% provino de la producción nacional, 8% de inventario y 3% de importaciones.

“Esto quiere decir que 9.7 de cada 10 toneladas disponibles para ofrecer durante este periodo ya se encontraban disponibles en nuestro país, y la cantidad de importación fue mínima”, explicó.

Además, la demanda interna de maíz blanco fue de 24 millones 440 mil toneladas. De estas, 99% se destinó al consumo humano, autoconsumo, consumo pecuario, semillas para siembra, incluyendo las mermas. Las exportaciones representaron apenas 1% de la demanda, equivalente a 236 mil toneladas.

No hay escasez de maíz blanco

Entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, la producción nacional de maíz blanco fue de 23 millones 534 mil toneladas, mientras que los inventarios sumaron

2 millones 159 toneladas) – por sí solos – tuvieron la capacidad de cubrir 106% de la demanda nacional de 24 millones 204 mil toneladas, con un excedente de 1 millón 254 mil toneladas, suficiente para cubrir las 236 mil toneladas que se exportaron en el periodo.

Los datos de producción y consumo del producto no muestran evidencia de escasez, pues la oferta nacional ha superado su demanda total, desde 2012; se espera que esta tendencia se mantenga para 2022 y 2023.

El IMCO considera que, para lograr una mayor producción y oferta de bienes, tanto alimenticios como no alimenticios, se debe garantizar un entorno de negocios que provea certeza jurídica y permita generar y atraer la inversión fundamental para potenciar la producción nacional mediante la adopción de nuevas tecnologías y el aumento de las capacidades productivas de todos los sectores, incluido el agrícola.