Redacción

El 12 de octubre de 1968, se llevó a cabo la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de México, un evento que quedó registrado en la historia tanto por su esplendor como por el escenario político que lo rodeó. A solo diez días de la apertura, el país fue testigo de la Masacre de Tlatelolco, donde estudiantes que protestaban fueron brutalmente reprimidos por el gobierno, lo que dejó una herida abierta en la sociedad mexicana y en el contexto de los juegos.

La inauguración, celebrada en el Estadio Olímpico Universitario, mostró la riqueza cultural de México y fue un despliegue espectacular que involucró a miles de personas. El presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien había sido severamente criticado por la represión estudiantil previa, dio la bienvenida oficial a atletas y espectadores de todo el mundo.

Según el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, México organizó la ceremonial inaugural “más brillante en la historia de los Juegos Olímpicos. Nunca antes nadie mejor. Todos estamos satisfechos con el trabajo realizado por este gran país, y prueba de ello es la manifestación cultural y técnica que acabamos de presenciar”.

Entre los momentos más espectaculares de la ceremonia estuvo la liberación de los gigantescos aros olímpicos de goma que volaron hacia el cielo, el vuelo de miles de palomas blancas y, por supuesto, el encendido del fuego olímpico, a cargo de Enriqueta Basilio, la primera mujer en la historia en hacerlo. Sobre esta experiencia, la deportista dijo: “Siento una gran emoción y estoy sumamente honrada por haber representado a la juventud del mundo”.

Díaz Ordaz inauguró los Juegos Olímpicos en México.

México experimentaba un tenso momento político y social cuando fueron inauguradas las “Olimpiadas de la paz”, como el propio Díaz Ordaz las bautizó. Se dice, que para evitar protestas como la que diez días antes había manchado de sangre al país, el gobierno desplegó un impresionante operativo de seguridad.

Además hay una leyenda negra que rodea al famoso evento. Cuentan que durante la celebración, un cometa negro apareció en el cielo en señal de protesta en contra del gobierno que había reprimido hasta la muerte a los estudiantes.

Sobre este papalote negro no hay registros, pues ninguno de los comentaristas del evento -entre los que se encontraba Jacobo Zabludovsky, conocido comunicar afín a los gobiernos priistas de su época- lo comentaron ni tampoco las cámaras lo enfocaron; sin embargo, hay testigos que aseguran que sobrevoló el palco presidencial y un video donde Díaz Ordaz está dando su discurso y se puede apreciar una sombra pasar encima de él.

Este es el origen de los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos tienen su origen en la antigua Grecia, específicamente en la ciudad de Olimpia. La primera edición se celebró en el año 776 a.C. en honor a Zeus, el principal dios de la mitología griega. Estos juegos eran un evento religioso y deportivo que se llevaban a cabo cada cuatro años y reunían a atletas de diversas ciudades-estado griegas. Las competiciones incluían diversas disciplinas atléticas como carreras, lanzamientos de disco y jabalina, lucha libre y pentatlón.

Durante la celebración de los antiguos Juegos Olímpicos, se promulgaba una tregua sagrada conocida como “Ekecheiria”, que garantizaba la paz y permitía la libre circulación de atletas y espectadores. Este período de paz reflejaba la importancia cultural y espiritual de los juegos para la antigua Grecia. Los Juegos Olímpicos continuaron siendo una parte fundamental de la vida griega por más de mil años.

En el año 393 d.C., el emperador romano Teodosio I prohibió los Juegos Olímpicos debido a su carácter pagano, y así dejaron de celebrarse. Sin embargo, siglos después, los Juegos Olímpicos fueron revividos en su versión moderna por el barón Pierre de Coubertin en 1896. La primera edición de los Juegos Olímpicos modernos tuvo lugar en Atenas, inaugurando el movimiento olímpico contemporáneo que conocemos hoy.