Y Sepa la Bola, pero justamente en Palacio Nacional la irritación es evidente por un tema que ha puesto nerviosos a los morenistas. Nos comentan que el caso del delegado del IMSS en Tamaulipas, detenido con casi 300 mil pesos en efectivo y un arma, no solo pone en entredicho el discurso anticorrupción, sino que además ha obligado a la presidenta Claudia Sheinbaum a salir a defender una situación que debió haberse contenido de inmediato. La confirmación oficial de que el funcionario portaba tanto el dinero como el arma cerró cualquier margen de interpretación, y muchos dentro del círculo presidencial coinciden en que el delegado debió ser separado del cargo desde que estalló el escándalo. Permitir que permaneciera en funciones no solo fue un error táctico: implicó un desgaste innecesario para la mandataria.

La escena en la mañanera reflejó ese malestar. Visiblemente incómoda, Sheinbaum reiteró que el caso debe investigarse, pero su tono fue más de molestia que de convicción. En su entorno reconocen que defender lo indefendible no le ayuda en absoluto; por el contrario, la expone a críticas y vulnera la narrativa de transparencia que su administración busca consolidar. Cada día que se tarda en corregir este tipo de errores, dicen en privado, el costo político crece.

Y Sepa la Bola, pero la Cuarta Transformación tuvo, justamente, de todo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, menos autocrítica. Esas no son palabras de la oposición, sino de Reginaldo Sandoval, líder del PT, quien de forma insólita se ha convertido en una de las voces más críticas dentro del partido oficialista.

Para muchos, la oposición simplemente no existe o está muy reducida, encabezada por figuras como Alejandro “Alito” Moreno, del PRI, y Jorge Romero, del PAN, ambos con una ética cuestionable. Por ello, una de las voces con mayor resonancia al señalar las fallas de Morena ha sido, justamente, la del PT.

Hace unos días, Reginaldo Sandoval, coordinador de los diputados petistas en el Congreso, declaró que la relación con su aliado electoral, el partido guinda, se ha enfriado. También subrayó la necesidad de que el actual gobierno practique la autocrítica y abandone el estilo vertical con el que se toman decisiones. Esto explicaría el desdén no solo hacia la oposición, sino también hacia el propio PT, que ha señalado abiertamente que detrás de estos roces hay intereses electorales no solo rumbo a 2027, sino incluso pensando ya en 2030.

Esto, advierten, desvía a algunos funcionarios de su deber de servir al pueblo y los lleva a priorizar sus ambiciones personales. Prueba de ello es la reciente rebelión de diputadas morenistas contra la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel.

Además, durante la discusión del presupuesto de este año, legisladores tanto de Morena como del PT acudieron al Congreso para solicitar el regreso del Ramo 23 y la reactivación de recursos etiquetados, que les permitirían llevar apoyos directos a sus municipios. Tras la centralización de programas sociales como pensiones y becas por parte del Gobierno Federal, muchos representantes han sido cuestionados sobre qué beneficios concretos están entregando en sus regiones.

En este contexto de crítica interna, también ha habido señalamientos hacia la Fiscalía General de la República, instándola a corregir el rumbo. Todo indica que, desde el PT, se considera que el ciclo de Alejandro Gertz Manero al frente de la institución ya está agotado.