Redacción
Ante el encarecimiento del precio de los fertilizantes químicos, y en un contexto mundial de amenaza el abasto alimentario como consecuencia del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el gobierno Federal debe impulsar el uso de biofertilizantes como una alternativa de menor costo para evitar o mitigar el desplome de la producción de alimentos en el país.
Marcel Morales Ibarra, director de Biofábrica Siglo XXI, detalló que en las últimas semanas se han agudizado los altos precios de los fertilizantes derivado de la invasión rusa al país ucraniano, donde se ubica la zona más importante de abasto de fertilizantes del mundo.
No obstante, aclaró que el encarecimiento de los precios de los fertilizantes no es reciente, sino viene de años atrás y acumula más de dos décadas. Citó de ejemplo que, entre el año 2000 y 2018, el precio de los fertilizantes se multiplicó por cuatro; el caso de la urea pasó de 2 mil a 8 mil pesos, por tonelada.
“Hoy en día, los fertilizantes son el concepto más caro en la estructura de costos de la producción agrícola, en el caso del maíz, este insumo pasó de representar entre 10 y12% a 40 y 42% de los costos de producción. En los últimos meses, esta participación se disparó, ya que el precio de los fertilizantes se incrementó del 100 al 200%”, detalló.
Fertilizantes químicos solo se aprovechan en 30%
Morales Ibarra añade que los fertilizantes químicos no solamente representan un elevado precio, sino que es de los que más se desperdician por la planta, pues apenas se aprovecha entre 20 y 30% en promedio nacional, debido a la degradación y esterilidad de los suelos que el mismo fertilizante ha generado en las últimas décadas”, sostuvo.
En el proceso de producción, distribución, hasta su aplicación, por cada kilo de nitrógeno que aplicamos al suelo, se emiten 12 kilos de CO2 a la atmósfera, loque implica que se trata del insumo más contaminante del suelo, agua y atmósfera, lo cual genera una larga cadena de daños ambientales, agregó Morales Ibarra.
En cambio, el uso de los biofertilizantes, no contaminan, ayudan al control de enfermedades y plagas y son regeneradores del suelo, al mejorar sus características físicas, químicas y biológicas, que se traducen en productividad.
El especialista recordó que, en 1980, la UNAM fundó “el Centro de Investigación de Fijación de Nitrógeno”, base de la biofertilización y que entre el periodo 1999 y 2000, la entonces Secretaría de Agricultura, realizó un convenio con esta institución para promover el uso de los biofertilizantes en más de 2 millones de hectáreas en diversos cultivos.
Sin embargo, con el cambio de gobierno, en el año 2000, el programa de biofertilización desapareció.