Redacción

En algunos códices de la época colonial el tlatoani mexica aparece portando una diadema de turquesas, mientras que en otros relatos es dibujado usando un penacho con plumas de quetzal.

Moctezuma Xocoyotzin fue un gobernante mexica que impulsó el esplendor del imperio mexica durante el siglo XVI. Es reconocido por sus destacadas habilidades en el campo de batalla, su temple y sus cualidades para gobernar la civilización dominante en Mesoamérica.

Aunque muchas cosas se dicen acerca de este personaje, es difícil encontrar representaciones exactas de su imagen. El tan afamado penacho de Moctezuma o quetzalapanecáyotl (la quetzalidad de los apanecas), que se encuentra en Austria, está rodeado de misterios, pues algunos investigadores niegan que dicha prenda haya pertenecido al tlatoani.

De acuerdo con la doctora Carmen Aguilera, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el penacho “representa un quetzal completo con las alas extendidas; el cuerpo es la parte de las plumas más alta, al centro, con la cola hacia arriba y la cabeza —que tenía un pico de oro que desapareció— hacia abajo”.

Su aparición en el Altiplano Central se remonta a tiempos toltecas, siendo parte del atavío de Quetzalcóatl, su dios patrono. Posteriormente, los mexicas adoptaron el quetzalapanecáyotl con toda esta carga emblemática.

No obstante, existe otra posibilidad: que el gobernante de los mexicas vistiera una diadema de triangular de turquesas llamada xiuhuitzolli. Según la especialista del INAH, esta versión no puede ser descartada, pues su uso se relaciona con “gobernar e impartir justicia”.

Por el contrario, cuando se está en el campo de batalla, el tlatoani porta penacho de plumas. El mismo Axáyacat, padre de Moctezuma II, es representado portando el quetzalapanecáyotl mientras combate y vence a los tlaloltecas.

“Los señores lo portan cuando están en batalla, pero llevan una diadema triangular de turquesas o xiuhuitzolli, ‘apuntada de turquesa’, cuando ascienden al trono para gobernar e impartir justicia. En una lámina el mismo Axáyacatl, identificado por su glifo, porta el quetzalapanecáyotl mientras combate y vence a los tlaloltecas”, indicó Aguilera.

De hecho, el regalo que Moctezuma ofreció a los españoles a su llegada constaba de cuatro trajes de dioses: de Tezcatlipoca, de Tláloc y dos de Quetzalcóatl, éste último para Cortés.

“Le colocan en el rostro la máscara de serpiente cubierta con mosaico de turquesas, con la que iba el quetzalapanecáyotlde éste cuelgan las orejeras de piedra verde en forma de serpiente”.

De nueva cuenta, pasando el sitio a Tenochtitlan, ofrecieron el penachocomo los nuevos propietarios del imperio mexica. Sin embargo, los “conquistadores” no consideraron importante el plumaje o sus implicaciones simbólicas, pues de acuerdo con el Códice Florentino, “arrancaron las plumas, separaron el oro de los atavíos y luego los fundieron”.

Moctezuma II fue asesinado a finales de junio de 1520, cuando la batalla en México-Tenochtitlan se encontraba en el punto más álgido y sangriento.

Contrario a lo que afirma Hernán Cortés, el dirigente mexica fue hecho prisionero hasta mayo, o posiblemente junio, cuando inició el conflicto abierto. Fue capturado por las fuerzas hispano-tlaxcaltecas y, pocos días después de su muerte, los invasores huyeron de México-Tenochtitlan.

El historiador Matthew Restall menciona un relato sobre la posible muerte del tlatoani, dicha versión absuelve tanto a Moctezuma II como a los mexicas y acusa a los capitanes españoles. Fue escrita por nahuas y por algunas fuentes peninsulares y semi-indígenas.

Según este, que tiene origen en el temprano siglo XVI, el emperador fue asesinado mediante estrangulamiento, una paliza hasta la muerte, una puñalada en alguna u otra parte del cuerpo, y fue cometido o planeado por los invasores europeos.

Al igual que como sucedió con otros gobernantes cautivos del Imperio Mexica o Azteca -Cacama de Tetzcoco, Itzquauhtzin de Tlatelolco, el tlatoani de Tlacopanm, “Moctezuma murió en una masacre de la realeza indígena del imperio”.

Aunado a esto, el especialista apuntó que el acto fue utilizado como una justificación de la “invasión, masacre y saqueo” que encabezaron los “conquistadores”.

“En verdad Moctezuma no se rindió, no cedió su imperio a los invasores; ellos estaban motivados a matarlo y eso fue lo que hicieron. A sangre fría, hundieron repetidamente sus espadas en los encadenados y desarmados señores del imperio. Al cabo de cinco siglos, ¿no será la hora de aceptar esta verdad tan incómoda?”.

 

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