Quieren patentar el proceso de almidón modificado
Con la asesoría de científicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM, empresas del Estado de México e Hidalgo fabrican productos con plásticos biodegradables utilizando almidón modificado, los cuales se comercializan en México y son exportados a Alemania, Suiza y Holanda.
El apoyo se otorga a dos compañías, una de ellas es Industrial Ebroquimex, S.A. de C.V., localizada en Hidalgo, durante cuatro décadas se dedicó a elaborar desechables y ahora los produce con plásticos biobasados o bioplásticos.
En 2019 la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal prohibió los plásticos de un solo uso; se espera que para 2030 se triplique el total de emisiones de dióxido de carbono (CO2) debido a la mala gestión de desechos que resultan de su ciclo de vida, precisó Raúl Javier Revilla Vázquez, académico de la FES.
Biodegradables no contienen alérgenos
Debido a lo anterior, las empresas analizan el uso de biodegradables que tienen mayores ventajas porque no contienen alérgenos, ni toxinas, y son seguros para los consumidores. El proceso de composición es más rápido y requiere de poca energía para su creación, lo cual permite menor dependencia de fuentes extranjeras de petróleo, agregó.
En el caso de los almidones -como el que tienen la papa o el maíz- para mezclarlos con plásticos deben ser modificados mediante reacciones químicas que los convierten en un termoplástico, por lo que el material resultante permite a los artículos finales tener, al menos, 50 por ciento de biodegradabilidad, precisó Revilla Vázquez.
“La línea de trabajo que atacamos fue el almidón termoplástico, este elemento no tiene problema, lo tenemos en México y puede provenir de la papa, la remolacha o el que se usa para fabricar el pan. Ese material lo modificamos químicamente, lo hacemos que sea compatible, que tenga mayor resistencia a la temperatura para que se pueda procesar”, abundó.
Reducen importación de insumos extranjeros
Revilla Vázquez desde hace tiempo desarrolla polímeros derivados del almidón, aceite de soja, maíz y celulosa, los cuales son resistentes, maleables, versátiles e higiénicos.
La otra empresa localizada en Toluca, Estado de México, es Resina Colores y Compuestos, S.A. de C.V., solicitó asesoría a Revilla Vázquez para la preparación de uno de los compuestos para la elaboración del concentrado de almidón modificado, a fin de venderlo a industrias en Europa que fabrican con plástico.
El proceso, añadió, le permite reducir el costo de la importación de insumos extranjeros para la confección de plásticos que tienen un importante porcentaje de componente biodegradable, lo que reduce su huella de contaminantes a la mitad.
A decir de Revilla Vázquez, estos procedimientos son el porvenir del planeta porque los esfuerzos en innovación están centrados en mejorar las propiedades y disminuir el costo de los biopolímeros, lo que será posible cuando se masifique su producción y se den a conocer sus ventajas relacionadas con el ahorro energético y la reducción de la contaminación.
Sin embargo, en 2020, con la pandemia de la COVID-19, se incrementó el uso de los plásticos, “todo se tenía que poner en bolsas o empacar y se complicó”, reflexionó el especialista.
Elaboran polímeros con plantas y madera
En esta investigación que actualmente revisa la patentabilidad del método de creación del almidón modificado, Revilla Vázquez y sus alumnos trabajan en colaboración con el Centro de Investigación en Química Aplicada, Saltillo; y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, del IPN, Unidad Querétaro.
A partir de los años 40 del siglo pasado el plástico fue considerado elemento necesario, moderno y limpio. Sin embargo, su impacto medioambiental ha tenido graves consecuencias, pues en la actualidad cinco millones de bolsas se utilizan cada año, además que un millón de botellas de PET (polietilentereftalato) son compradas cada minuto, de las cuales casi 70 por ciento va a parar al medio ambiente o a vertederos, y solo nueve por ciento se recicla, alertó.
Si bien, los artículos de plástico están en todos lados, existen ocho polímeros biodegradables, seis obtenidos de fuentes renovables, es decir, plantas y madera. De ellos el más utilizado es el ácido poliláctico, 100 por ciento biodegradable y se encuentra en los plásticos de varios centros comerciales, los fabricantes son de Europa y Asia, porque tienen plantaciones de los recursos con los cuales los elaboran.