Muchas compañías, principalmente en Asia y Estados Unidos, están creando sus propios brazos de inversión para invertir y relacionarse con startups y acercarse a la tecnología y modelos de negocio que están transformando al mundo. En Latinoamérica, aunque el tema es incipiente, no es la excepción a la regla y muchos corporativos están desarrollando vehículos de inversión o CVC. Sin embargo, crear un CVC requiere ir más allá de diseñar un modelo de inversión y tener los recursos económicos. A diferencia de un fondo de VC tradicional se requieren otra serie de actividades que son clave para el éxito de este.
A diferencia de un fondo de inversión de riesgo o VC, un fondo corporativo (CVC) tiene implicaciones y alcances diferentes en la mayoría de los casos. Cuando ambos buscan un retorno financiero, maximizar la inversión es la clave. Sin embargo, un CVC tiene mucho más potencial que solo buscar un retorno financiero, sino también un retorno estratégico.
Invertir en startups, sin duda abre un escaparate a maximizar inversiones a varios múltiplos de la inversión inicial, pero para un corporativo sin duda, abre otras puertas que van más allá de solo crecer financieramente.
El enfoque estratégico de un CVC permite una mirada bajo diversas perspectivas:
Entrada a nuevos segmentos de mercado: El acceso a nuevos mercados en los que la compañía no ha explorado, y en los que una startup puede generar información apropiada sobre los clientes, por lo que invertir se convierten en opciones de aprendizaje.
Diferenciación: La combinación apropiada de tecnología y modelo de negocio ofrece también opciones para la diferenciación a un corporativo que está buscando renovar su posición estratégica en una industria, mercado o segmento.
Alargar el tiempo de vida del cliente: Muchos clientes abandonan a sus proveedores actuales porque identifican nuevas soluciones que les agregan mayor valor a sus necesidades actuales. Colaborar con startups permite desarrollar nuevas características y funcionalidades a modelos de negocios o tecnologías actuales que prolonguen el tiempo que permanece con nosotros.
Identificar espacios en blanco: Una de las grandes oportunidades que ofrece la relación startups – corporativo es identificar conjuntamente oportunidades en espacios de competencia en donde hay poca saturación de jugadores o bien modificar las reglas del juego de manera que se cree un desequilibrio favorable a la organización.
Incrementar barreras de entrada: De igual manera las relaciones apropiadas con startups permiten identificar opciones para incrementar barreras de entrada a nuevos jugadores, ya sea por la facilidad que brinda la tecnología, el modelo de negocio, mejor servicio o una combinación varios factores.
Desarrollar opciones estratégicas: En otras muchas ocasiones, la relación también facilita opciones estratégicas no solo de entrada a nuevos mercados, sino al desarrollo de productos o tecnologías que de otra manera sería más complicado. También puede ocurrir que la entrada a un mercado o producto dependen en gran medida del ciclo de madurez de la tecnología, la posible obsolescencia de esta o la transición que pueda tener pero que facilite el acceso a nuevas oportunidades de ingreso para la compañía.
Por estas y muchas otras razones, desarrollar una visión clara centrada en el rendimiento financiero, objetivos estratégicos y una operación que integre de manera óptima capacidades internas y externas son clave para el éxito de un CVC.
Crear un portafolio de inversiones requiere no solo gestionar la inversión, sino la operación y la relación entre la startup y las unidades de negocio de la compañía para lograr el mejor beneficio en cada lado de esta relación. Por ello, a diferencia de un VC tradicional, un CVC debe gestionar adicionalmente de manera estratégica.
Por ello el liderazgo es fundamental en este tipo de modelos, contar con alguien que tenga experiencia de varios años en construcción y desarrollo de nuevos negocios, generar alianzas estratégicas y formar un equipo para desarrollar conocimiento en áreas de la industria, sectores o tecnologías también es significativo al momento de madurar el fondo. Todo ello permite adquirir experiencia, establecer relaciones de valor con expertos de la industria, con fondos de VC y fortalecer el ecosistema de la empresa, a la vez que impulsa aún más el valor estratégico del CVC.
Luis Hernández Alburquerque es experto en inversiones de riesgo y en el desarrollo de negocios de base tecnológica para transformar a las organizaciones, también es Managing Director & Founder en Scale Radical – Una compañía que desarrolla modelos de crecimiento y transformación basados en innovación, tecnología e inversiones de riesgo.