El lugar que por décadas ha sido el núcleo de composturas de electrodomésticos en el centro de la Ciudad de México, se convirtió ya en un punto de concentración de mafias en donde terminan robando a los clientes sus aparatos y el monto de la reparación que por ellos se ha pagado.
Se trata del famoso “Artículo 123”. Hace un par de meses, acudí al lugar a solicitar la reparación de una batidora que sólo necesitaba un cambio de engranes. El aparato lo dejé en el número 18, de la citada calle, con un técnico de nombre Carlos.
Dijo que el aparato estaría listo en un par de horas, pero regresé una semana después. Le entregué la nota, pagué el monto total de la reparación y me dio mi aparato.
Al llegar a casa la batidora no servía. Estaba mal reparada, así que regresé por la garantía. Carlos reconoció que el aparato había quedado mal y me dijo que él me marcaba cuando estuviera lista. Cuando le pedí la nota en negó a dármela y sólo me dio una tarjeta del lugar en donde escribió su número de celular.
Pasó una semana completa y nunca me marcó, así que volví. El técnico me dijo que no estaba lista y que no la tenía en el lugar.
Cuando le dije que él había quedado de marcarme al siguiente día sin hacerlo, me dijo que si no me gustaba que me devolvía todo, mi aparato y mi dinero, pero que en ese momento no la tenía ahí. Así que volvió a decirme que me marcaba.
Pasaron dos semanas mas y nunca me marcó, así que mi esposo, a quien el mencionado Carlos ya conocía porque me estuvo acompañando en las anteriores ocasiones, volvió por ella este 31 de mayo.
En el lugar se negaban a dársela y a pesar de que se les dijo que nunca nos quisieron dar una nota por la garantía y que sólo quedaron en hablarnos, el tipo insistía en que le dijéramos la nota y cuando mi esposo empezó a grabar la situación, uno de los empleados se acercó y lo golpeó.
Tuvimos que recurrir al apoyo policiaco y después de trámites y habernos identificado, delante de la autoridad fue que devolvieron el aparato, mismo que decían minutos anteriores que no lo tenían en el lugar, siendo que había estado ahí todo el tiempo. Cuando nos disponíamos a levantar la denuncia, los uniformados recomendaron que mejor no lo hiciéramos, pues era una mafia que no se podía controlar. Tuvimos que ser escoltados hasta las puertas el metro, pues los empleados de Artículo 123, número 18 empezaron a seguirnos.
Y todo por una batidora, pero era mi batidora.
Este es un llamado para la Alcaldesa de Cuauhtémoc, @SandraCuevas_ , pues el emblemático Artículo 123 se convierte en una zona de violencia en contra de la ciudadanía.