Redacción

El paisaje urbano del Valle de México es resguardado por dos titanes que se pueden ver a simple vista desde casi cualquier punto de la capital en un día despejado. Se trata de los volcanes Popocatépetl e iztaccíhuatl, dos volcanes que se encuentran entre los límites del Estado de México y el estado de Puebla.

Ambos son muy altos, pues el Popocatépetl mide 5 mil 452 metros sobre el nivel del mar, mientras que el Iztaccíhuatl mide un poco menos, 5 mil 286 metros sobre el nivel del mar. Los dos tienen la cima cubierta de blanco por la nieve y son el segundo y tercer volcán más altos de México, luego del Pico de Orizaba, y antes del Nevado de Toluca.

Sin embargo, muy pocas personas saben que en la Ciudad de México hay ocho volcanes que, regularmente se piensa, son cerros. Todos ellos son inactivos, y se encuentran en diversas partes de la capital. Se trata de el Xitle, Pelado, Teuhtli, Chichinautzin, Cuauhtzin, Tláloc, Guadalupe y el Ajusco. La mayoría de ellos son monogenéticos, que es un volcán construido por él o los productos de una erupción o una fase eruptiva. Puede durar desde semanas hasta varios años, pero es, esencialmente, una erupción prolongada involucrando un tipo de magma, la cual suele ocurrir a través de un único conducto de salida a partir de un sistema alimentador simple.

Generalmente, estos centros corresponden a conos, anillos, o depresiones de dimensiones pequeñas y pueden tener asociados flujos de lava.

Además, los volcanes monogenéticos son pequeños y pueden tener potentes erupciones, aunque no tanto como las de los grandes, que liberan material hasta la estratósfera y son responsables de cambios climáticos, pero sí con la capacidad de causar afectaciones en zonas habitadas. Todo dependiendo de su estilo eruptivo.


De estos volcanes, el Xitle, que se encuentra al sur de la capital, generó mucha lava. Cerca de metro Universidad hay 40 metros de espesor de ese material rocoso fundido. Si se volviera a repetir una erupción similar, la lava no causaría muertes entre la población, pues podría ser desalojada oportunamente, pero sí enterraría todo lo que encontrara a su paso

Los volcanes monogenéticos tienen una sola erupción y una vida corta y, por lo regular, son pequeños.

A continuación te describimos los ocho volcanes que hay en la CDMX:

Xitle: viene del náhuatl xictli, que significa “ombligo”. Este volcán se encuentra en las faldas del Ajusco, y es del tipo cono de ceniza, o sea, con forma cónica y base redonda. Tiene una altura de 3 mil 100 metros sobre el nivel del mar y una pendiente de entre los 30° y 40°.

Pelado: Se encuentra en la delegación Tlalpan, y tienen una altura de 3 mil 620 metros sobre el nivel del mar.

Teutli: Se ubica entre las delegaciones Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta; alcanza una altura de 2 mil 710 metros sobre el nivel del mar. Tiene la característica de tener un diámetro mucho mayor que su altura.

El poblado más cercano para poder visitarlo es Santiago Tulyehualco, en la delegación Xochimilco

Chihinautzin: Está entre la Ciudad de México y Morelos, le da nombre a dicha sierra y alcanza los 3 mil 430 metros sobre el nivel del mar. Abarca el área natural protegida de los Parques Nacionales del Tepozteco y las Lagunas de Zempoala.

Cuauhtzin: También se encuentra entre Morelos y la Ciudad de México. Tiene 3 mil 510 metros sobre el nivel del mar.

Tláloc: Se encuentra en la zona boscosa de la delegación Milpa Alta y forma parte de la sierra del Ajusco-Chichinauhtzin, en el Eje Volcánico. Se encuentra a 3 mil 690 metros sobre el nivel del mar. Es el segundo volcán más alto de la Ciudad de México, solo por detrás del Ajusco.

Guadalupe o El Borrego: Se encuentra en Iztapalapa, en lo que se conoce como la Sierra de Santa Catarina. Aunque es un poco difícil y no muy seguro llegar a la cima, puede ser observado desde el Cerro de la Estrella.

Ajusco: se encuentra en la delegación Tlalpan y es el punto más alto de la capital con 3 mil 930 metros sobre el nivel del mar. El Ajusco es del mismo tipo que el del Popocatépetl, pero se trata de uno viejo que con el tiempo se ha ido colapsando. Una parte de arriba se desprendió y formó una avalancha de escombros que luego fue cubierta por la lava del Xitle.