*Hace unas semanas me llamó una amiga desesperada por no saber qué hacer con su FAW. Después de comprar el vehículo a un precio de ganga y creer que había hecho una buena compra, la unidad se le descompuso y ahora está convertida en un montón de fierros viejos porque no sabe en dónde ponerla y la pieza que necesita para que el vehículo siga funcionando ya no existe en México.
Se trata sólo de una historia de los cientos que hay en México que alcanzaron a comprar un Faw, la marca de vehículos chinos que logró llegar a México en el año 2008 a través de un importador. Nada mas ni nada menos que Grupo Salinas.
Conocidos como “los de Elektra”, esos que ofrecen artículos en “pagos chiquitos”, acercaron vehículos baratos y a buen precio a México, convirtiendo en realidad la eterna esperanza de todos aquellos que siempre aspiraron a tener un coche sin lograrlo.
Grupo Salinas hacía realidad el sueño de personas, familias y hasta pequeños emprendedores con pocos recursos que se lanzaron a la aventura de comprar un coche, pues se podía adquirir un vehículo con pagos de entre 350 y 450 pesos semanales. Algo que por simple parecía sospechoso, pero la promesa de la empresa parecía real.
En ese entonces la embestida comercial fue feroz. El plan de financiamiento de los vehículos FAW, a través de Banco Azteca incluía mantenimiento y seguro, además de que ofrecían una red de postventa con talleres en todo el territorio nacional.
Los pagos semanales incluían servicios de mantenimiento y seguro con cobertura amplia por el tiempo de duración del crédito que era hasta de 5 años.
Estas condiciones me hicieron recordar un sabio consejo de mi profesora de Formación Cívica en la Universidad, Carmen Sáenz, quien nos decía; chicos nunca crean todo aquello que parece demasiado sencillo.
La pieza que mi amiga necesita nadie se la ha podido conseguir y el vehículo está parado en una de las calles del Estado de México, sin poder moverlo. Las piezas ya no se consiguen por ningún lado y nadie sabe cómo conseguirlas.
Por norma de la industria, cuando una automotriz saca algún modelo del mercado, se compromete a mantener durante por lo menos 10 años más las refacciones de ese vehículo en el mercado, con el fin de no perjudicar a los compradores del vehículo. Pero este no fue el caso.
Las promesas de tener talleres y refacciones en territorio nacional se esfumaron, junto con el abandono de la unidad de negocio y ya no hablemos de la fábrica de vehículos Faw que se instalaría en el estado de Michoacán. Y si bien las unidades se comercializaron desde el año 2008, la falta de refacciones se empezó a ver desde antes.
Ni los fabricantes de autopartes, ni las asociaciones de refaccionarias, ni el mismo Grupo Salinas tiene la solución. Nadie, absolutamente nadie sabe en donde conseguir una refacción Faw para las cinco mil unidades que fueron adquiridas.
El área de comunicación de Grupo Salinas comentó a Reporte 32mx cuando se les expuso la situación que “Elektra hace muchos años que ya no lo comercializan. “Hay algunas refaccionarias independientes que las venden. Pero Elektra no tiene nada que ver”.
Así que quien se aventuró a comprar un vehículo en pagos chiquitos, tal y como lo hizo mi amiga, sólo debe esperar a que su vehículo ya no pueda caminar y parece que la mejor opción es pagar para que el señor de los fierros viejos se lo lleve. Cuánta razón tenía mi profesora de Formación en la Universidad.