Por: JHAD

El sueño de todo futbolista profesional mexicano con mentalidad triunfadora es irse a jugar a Europa. Es un objetivo, una meta y un desafío que pocos logran. Si ganarse un espacio a nivel local resulta complicado, hacerlo en el futbol extranjero es una proeza.

Y es difícil porque el jugador nacional está acostumbrado a vivir en el confort que le da la profesión. Es adorado, admirado, protegido, bastante bien pagado y muchas veces sin rendir lo suficiente en la cancha.

Quien sale a tierras extranjeras sacrifica esos privilegios. Tal vez por eso es diferente, porque vence al ego, el aplauso fácil y se supera día con día.

Francisco Guillermo Ochoa Magaña, es uno de esos futbolistas que soñó con salir al extranjero, para triunfar en grande después de hacer historia con el América, con quien conquistó un campeonato de Liga, un campeón de campeones y una Liga de campeones de Concacaf.

El AC Ajaccio de Francia fue el equipo que le cedió un espacio a Memo. El 8 de julio de 2011 se confirmaba su fichaje. Lamentablemente su equipo descendió en 2014 y las ilusiones de Ochoa por hacer historia en ese país quedaron truncas.

A pesar de ese descalabro, Guillermo Ochoa fue considerado a la selección nacional de México y sus buenas actuaciones en el mundial de Brasil, le sirvieron para que el Málaga de España le fichara.

Con más pena que gloria en su paso por el Málaga, fue cedido al Granada con la mala fortuna de que también descendió a la segunda división española. Un fracaso más al historial deportivo de Ochoa Magaña.

El 9 de julio de 2017, el Standard de Lieja contrató al mexicano por tres temporadas. Con el equipo belga, Memo tuvo su primera satisfacción al ganar el campeonato de copa en 2018.

 

Con la increíble garantía que representaba jugar en el extranjero a pesar de sus múltiples tropiezos, Guillermo Ochoa fue llamado a la selección por Juan Carlos Osorio para el mundial de Rusia, donde de nueva cuenta el arquero lució impecable.

Después de la justa mundialista, todo transcurría normal en la carrera profesional de Memo, un equipo de media tabla en Bélgica. Sin grandes aspiraciones por cumplir y lejos de poder llegar a un gran equipo europeo, como era su sueño, llegó la invitación de volver a su país.

El 6 de agosto, el América anunció la llegada del hijo prodigo tras la aventura de 8 años en el viejo continente y con un récord poco atractivo a nivel de clubes. El sueño europeo ha terminado, aunque nunca triunfó como él lo deseaba, la recompensa llegó a su regreso. Firmó con las Águilas por tres años.

Un sueldazo que oscila entre los 250 mil pesos diarios, seguridad de primer nivel, aplausos enteros de los aficionados. Un mundo completamente raro y loco. Un portero que eleva su precio en los mundiales y lo baja en el receso.

Memo Ochoa no estará en el lugar que soñó pero si ha firmado el contrato de su vida.