Redacción

¿Basta con echarle ganas para cambiar de nivel socioeconómico? La evidencia confirma que no basta con «echarle ganas», pues existen varias circunstancias o factores fuera del control de las personas que influyen mucho en sus logros en la vida. Al menos 50% de la desigualdad económica en México está asociada a las diferencias en factores fuera del control de las personas.

¿Cuáles son estos factores o circunstancias que determinan la desigualdad? Los estudios muestran que los recursos económicos del hogar donde nacemos; el nivel educativo de nuestros padres; la región, condición urbana y rural y el entorno del barrio de origen; así como características personales como el género, tono de piel y adscripción étnica limitan el bienestar y movilidad social de la población.

De acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, asociación civil que realiza investigaciones para contribuir en la toma de decisiones en política pública, la realidad de la sociedad mexicana: Para los mexicanos que nacen en los hogares más pobres, la probabilidad de que no superen la condición de pobreza al llegar a la adultez es de casi 75%.

Sólo 5% de los mexicanos con padres sin formación educativa lograron alcanzar los estudios profesionales; mientras que 64% de los mexicanos con padres con estudios profesionales lograron hacerlo.

Para las mujeres morenas es 2 veces más probable caer en la escala socioeconómica que los hombres de tono de piel más clara.

La capacidad de la educación para permitir a una persona abandonar la pobreza difiere según el origen indígena: 72% de la población indígena que nacen en los hogares más pobres se quedan en situación de pobreza, aun cuando completaron 3 niveles educativos más que sus padres. Esta cifra se reduce a 51% para la población no indígena con el mismo origen económico.

Propuesta para garantizar igualdad de oportunidades y una competencia justa:

-Todas las personas deben tener acceso a las mismas oportunidades para desarrollarse, no debe importar su origen. Brindar acceso a bienes y servicios básicos a través de sistemas públicos universales de salud, educación, cuidados y seguridad social.

-Cambiar las instituciones formales de mercados clave, por ejemplo, el mercado laboral para que se reduzca la penalización enfrentada por ciertos grupos: licencias de paternidad, mayor flexibilidad laboral.

-Vigilancia estricta de políticas de igualdad de trato, así como incentivos para su adopción por todos los partícipes del mercado.

-Políticas de compensación a los que parten de mayores desventajas: cuotas temporales.