En estos tiempos de pandemia e incertidumbre como hace falta la voz de la historia que encarnó el Comandante Fidel Castro Ruz. El héroe revolucionario de Cuba y América Latina este 13 de agosto del estremecedor 2020 habría cumplido 94 años.

Hace 4 años que dejó el mundo terrenal pero su legado sigue vigente, desde la pequeña isla que tiene un poderoso sistema de salud, y que ha exportado unos 15 mil médicos a 28 países principalmente de América Latina y el Caribe, y también de África, Europa y Medio Oriente. Si, justo provenientes del pueblo que ha sido bloqueado económicamente y menospreciado por grandes potencias, nos han demostrado con sus brigadas médicas que otro mundo es posible, y que los ideales no están divorciados de la técnica, la ciencia y la eficacia.

La historia de solidaridad en materia sanitaria de Cuba con el resto del orbe es impresionante, no es flor de un día, y pone a ojos del mundo la evidencia de que el régimen revolucionario construido por Fidel y los combatientes de Sierra Maestra, no eran un espejismo, que las vicisitudes, errores y problemáticas que han enfrentado los fortalecieron, y que el consenso realmente democrático que sostiene el sistema no solo no cayó a la muerte del comandante, sino que ha transitado a nuevos caminos para reinventarse.

Resume Marco Antonio Padilla Torres:

“El 23 de mayo de 1963, partieron para Argelia 29 médicos, cuatro estomatólogos, 14 enfermeros y siete técnicos de la salud, Se iniciaba así la primera misión médica solidaria cubana en la historia de la Revolución Cubana, que durante 57 años ha prestado sus servicios desinteresadamente a los más necesitados en África, América Latina,  Asia y Europa.

“El Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve fue creado por Fidel Castro en 2005, con la intención de asistir justamente a los damnificados del huracán Katrina en Estados Unidos. La ayuda médica cubana nunca llegó a este destino pues el presidente George W. Bush no lo permitió. La tragedia dejó más de 1 800 muertos. Un año después Bush declaró: “Mi Gobierno no estuvo a la altura de su responsabilidad”.

“Desde entonces, el Contingente Henry Reeve ha acudido en casos de terremotos (Paquistán, 2005; Indonesia, 2006; Perú, 2007, China, 2008; Haití, 2010; Chile, 2010; Nepal, 2015; Ecuador, 2016), lluvias intensas (Guatemala, 2005; Bolivia, 2006; México, 2007; El Salvador, 2009; Chile, 2015; Venezuela, 2015), emergencias médicas (cólera en Haití, 2010; ébola en Sierra Leona, Guinea Conakri, Liberia, 2014) y huracanes (Dominicana, 2015; Islas Fiji, 2016; Haití, 2016).” (Padilla, 2020).

No obstante, la respuesta ante la fraternidad del gobierno revolucionario de Cuba, también ha sido de talante fascista en países como Bolivia y Brasil; pero en la vitrina de la era de la información, es imposible ocultar que la capacidad médica de Cuba, alienta las expectativas de alternativas viables al sistema neoliberal que hoy desnuda su caducidad.

Explica Claudio Katz:

“En el perdurable centro de las transformaciones revolucionarias latinoamericanas (Cuba) se ha controlado la pandemia con pocos recursos. La isla continúa lidiando con un bloqueo, que recientemente impidió la llegada de una donación de reactivos y barbijos enviado por el empresario chino Jack Ma. Pero lo más llamativo es el renovado papel internacional del país. No sólo se acrecienta la utilización de un conocido antiviral cubano para combatir la infección (Interferón Alfa 2B). La solidaridad es el rasgo dominante en un gobierno que atendió de inmediato a los primeros turistas contagiados en los cruceros.

“Su labor puede ser interpretada como una continuidad del proyecto internacionalista inicial de la revolución cubana. El legado de esa epopeya adopta un nuevo perfil en el escenario actual”. (Katz, 2020).

En su célebre discurso de Río de Janeiro, el 12 de junio de 1992 durante la  Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Fidel Castro había advertido al mundo hace casi treinta años, sobre la peste silenciosa también del sistema mundo capitalista y sus secuelas de destrucción ambiental, y por ende del hábitat:

“Mañana será demasiado tarde. Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo. Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con sólo el 20% de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.

“Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto”.

Como olvidar que el internacionalismo solidario de los cubanos, que se remite a su propia experiencia devenida del apoyo de los revolucionarios de México, que brindaron a su digna causa personajes como el Gral. Lázaro Cárdenas.

En el siglo pasado desde la Sierra Maestra, el 17 de marzo de 1958, Fidel Castro le escribió a Cárdenas: “Eternamente le agradeceremos la nobilísima atención que nos dispensó cuando fuimos perseguidos en México, gracias a la cual hoy estamos cumpliendo nuestro deber con Cuba. Por eso, entre los pocos hombres en cuyas puertas pude tocar con esperanzas este pueblo que se inmola por su libertad a una millas de México, está usted.” Y se despidió: “Con esa justificada fe en el gran revolucionario que tantas simpatías cuenta en nuestra patria y en toda América, se despide de usted, su sincero admirador. Fidel Castro”. En cada lugar del mundo donde hoy se encuentra un médico cubano compartiendo su labor fraterna y profesional, como auténticos ciudadanos del mundo, solo resta decir: fidelidad a Fidel.


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