Lograr que la vieja cultura política termine de morir y la nueva cultura democrática acabe de nacer es uno de los grandes retos de la Cuarta Transformación de México. Para las elites que gobernaron el país desde 1982, la democracia era sólo un procedimiento sexenal, donde únicamente cada seis años importaba la opinión de la ciudadanía a través del voto, en un sistema bipartidista que arraigó el gatopardismo, y donde cada elección presidencial significaba que “todo cambiaba para seguir igual”; por ello cada seis años el PRI y el PAN como cabeza de la mafia neoliberal se esmeraban en comprar el voto, destinando grandes recursos económicos; el negocio perfecto era embaucar a la gente cada seis años para hacer y deshacer a libre albedrío todo un sexenio.

Con el empuje del pueblo organizado, la realidad está cambiando, hoy se lucha por una democracia representativa pero también participativa y directa; de las concepciones ancestrales se retoman “la rendición de cuentas”, “el mandar obedeciendo” y “la revocación del mandato” como formas de auténtico gobierno, lo que significa que en lo cotidiano el pueblo pueda opinar y decidir de los asuntos que le atañen. Esto ha molestado profundamente a los personeros de las viejas élites, porque la apuesta verdaderamente democrática y no solo electorera les resquebraja el sistema político que habían operado desde el siglo pasado, la famosa “Dictadura perfecta”.

La Consulta Popular del 1° de agosto representa una verdadera transición a la democracia y un triunfo del pueblo de México que inéditamente logró que se hiciera un ejercicio de edificación de ciudadanía totalmente legal, legítimo. horizontal y constitucional; por tal razón la derecha conservadora y golpista ha empleado todos los medios posibles para denominar la consulta “un fracaso”, en una narrativa hueca que acusa de “dictatorial” al primer gobierno federal que se preocupa por tomar en cuenta la voluntad popular como forma permanente de gobierno.

Para responder a algunos levanta cejas y medios de comunicación al servicio del antiguo régimen, compartimos los otros datos de la reciente Consulta:

La Consulta, una construcción histórica.

La Consulta no fue una concesión graciosa de la mafia del poder, sino un largo camino de luchas que obligaron a los conservadores a reconocer este derecho del pueblo. Desde 1993 se han llevado a cabo diversos ejercicios de consulta directa promovidos de forma autogestiva por el pueblo o diversos sectores de la sociedad, miles de ciudadanos se encargaban de instalar mesas, papelería y urnas; de esas jornadas cívico se ganó y estableció este instrumento en la Ley. Por ejemplo, se realizaron los siguientes procesos:

  • Plebiscito para que los ciudadanos del entonces Departamento del Distrito Federal eligieran a sus gobernantes, 1993, 320 mil participantes.
  • Consulta por la paz con justicia y dignidad del EZLN, 1995.
  • Consulta sobre el FOPABROA del PRD, 1998, 2 millones de participantes.
  • Consulta en la UNAM por la gratuidad de la educación, 1999, 100 mil participantes.
  • Consulta Nacional sobre los Derechos y Cultura Indígena, 1999, 2.5 millones de participantes.
  • Consulta sobre si AMLO podría participar como candidato al Gobierno del DF, 2000, 503 mil participantes.
  • Consulta sobre el horario de verano en el DF, 2001, 321 mil participantes.
  • Consulta sobre la tarifa del Metro en el DF, 2001, 47 mil participantes.
  • Plebiscito sobre los segundos pisos en Periférico en el DF, 2002, 420 mil participantes.
  • Revocación de mandato, AMLO jefe de Gobierno del DF, 2002, 691 mil participantes.
  • Revocación de mandato, AMLO jefe de Gobierno del DF, 202, 556 mil participantes.
  • Consulta sobre el Aeropuerto de Texcoco, 2018, 1 millón de participantes.

Las firmas para lograr la Consulta legal un gran triunfo.

En plena pandemia, con las dificultades que esto implicaba, pero cuidando todas las medidas sanitarias necesarias, en septiembre de 2020 los ciudadanos promotores de la Consulta de Juicio a Expresidentes logramos las firmas necesarias para que el INE reconociera como constitucional la consulta; en intensas jornadas a lo largo del país, se recabaron 2,538,048 firmas en unos cuantos días, así al INE solo le quedó reconocer que la iniciativa ciudadana para la consulta reunió las firmas del 2.32% del padrón electoral, casi 300 mil más de las requeridas; ya descontado las 276 mil firmas que la autoridad no validó. Con ello el pueblo cumplía con esfuerzos la meta de lograr una consulta legal y hasta le fecha inédita en la vida pública del país.

La pregunta original fue cambiada por la Suprema Corte.

Recordemos que la pregunta original de la Consulta era clara y concisa:

¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto?

No obstante, esgrimiendo argumentos legaloides y bizantinos la SCJN cambió la pregunta por un párrafo borrascoso y confuso, para sugerir y promover con insidia la idea de que “la consulta no pretendía realmente el juicio a ex presidentes”, como era el espíritu original de la iniciativa ciudadana plasmada en dos millones de firmas; finalmente la pregunta contravino ese espíritu y la boleta del del 1° de agosto planteaba:

¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?

La SCJN logró su objetivo de generar confusión, sin embargo, la iniciativa ciudadana se mantuvo, pues el pueblo organizado estuvo consciente de los obstáculos que habría para mermar la participación democrática.

El boicot del INE a la Consulta.

El INE tuvo un papel más que lamentable y cuestionable en el proceso de Consulta:

No quiso que la Consulta Popular se llevara a cabo el día de las elecciones intermedias federales del 6 de junio, lo que hubiera reducido gastos (contradictoriamente el INE expresó una y otra vez que no tenía recursos suficientes para la consulta). De haberse realizado el 6 de junio a la par del proceso electoral federal la Consulta Popular hubiera logrado fácilmente el 40% de participación que se puso como absurdo candado para hacer vinculatorio el ejercicio. Porque las elecciones intermedias se difunden masivamente y durante meses, en las campañas mediáticas de los partidos y del propio INE.

No cumplió su obligación de dar máxima difusión a la consulta; y solo estableció un periodo de dos semanas para la supuesta promoción de este importante proceso.

No permitió que representantes populares como son diputados y senadores hicieran promoción de la consulta, limitando su libertad de expresión en una absurda veda electoral. Esto para evitar que territorialmente los legisladores que si hacen trabajo comunitario lograran mayor impacto en la participación del pueblo.

Las anomalías en la jornada de la Consulta 

Durante la jornada de la Consulta Popular se presentaron diversas anomalías e irregularidades, todas y cada una de ellas auspiciadas por el propio INE:

  • 48% de las casillas cambiaron de lugar el día de la consulta.
  • Solo se instaló un tercio de las casillas de una elección constitucional.
  • No hubo casillas especiales para personas en tránsito.
  • No se permitió el voto en el extranjero para paisanos.
  • Casillas a horas de camino, en algunos casos a 12 horas.
  • Casillas escondidas o en zonas inaccesibles.
  • Funcionarios corruptos y no capacitados.
  • Casillas cerradas sin cumplir el horario.
  • Boletas anuladas desde mediodía.
  • Cambio de lugar de casillas a última hora.

¿Cuánto cuesta la democracia?

Otra falacia esgrimida contra la Consulta Popular es su costo. Habría que recordar que los partidos políticos recibieron para 2021 el monto de $5,250,952,127 pesos es decir más de cinco mil millones de pesos. Para la Consulta a nivel nacional se destinaron 528 millones de pesos. Es decir, aproximadamente el 10% de lo que se destinó a los partidos.

Si comparamos la inversión en la democracia participativa que significó la Consulta del 1° de agosto con los montos directos a algunos partidos para 2021 tenemos que:

  • Consulta (528 millones de pesos), y votaron 7 millones
  • PVEM (542 millones de pesos), y votaron 2.6 millones
  • PRD (567 millones de pesos), y votaron 1.7 millones…

Más aún, si comparamos el costo de la Consulta Popular con el costo y daño al país que sufrió el pueblo con los gobiernos neoliberales, no hay argumento que valga.

La representatividad y las tareas por venir

Aun así, con las trabas del INE y el boicot de los medios adictos al viejo régimen: Votaron 7 millones de mujeres y hombres libres comprometidos con la justicia y la democracia en México.

7 millones que son casi el número de votos que tuvo el PAN o el PRI en las elecciones recientes del 2021. Si no se quiere conceder representatividad a quienes contra todo obstáculo participaron en la búsqueda de justicia a través de la Consulta Popular, entonces en esa lógica el partido de la derecha mucho menos representa nada.

La consulta fue un triunfo del pueblo organizado, a contra corriente del INE y la derecha. Es importante reiterar que con este digno paso en México se abre el camino a la democracia participativa.

Sigue organizarnos desde la ciudadanía, en comités de defensa de la Cuarta Transformación, porque nos veremos en una nueva cita histórica el 21 de marzo de 2022 para refrendar la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

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