LA TRIBUNA

Por Daniela Colunga

  • Consultora en Imagen Pública

Ciudad de México

Día 72 de encierro: Temo que se me olvide la sensación de lo que es un abrazo.

Una de las consecuencias de la pandemia provocada por el COVID-19 ha dado origen a un concepto conocido como “nueva normalidad”. El término es tendencia en redes sociales y en los medios de comunicación ocupa los principales titulares. En Twitter ha sido hashtag en diversas ocasiones por su actual relevancia.

Más allá de la expresión, la sociedad debe adaptarse a una nueva forma de vida: La cultura del distanciamiento.

No podemos huir de esto, al contrario debemos prepararnos para aprender de nuevo a socializar, a ligar, a negociar, a realizar un evento social, a mejorar nuestros hábitos, y a cuidar nuestra higiene, entre otros tantos cambios.  Nos enfrentamos a una transformación importante y trascendente.

Tomando en cuenta el concepto tomado de la RAE, quien señala que la cultura es el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial en una época y un grupo social, a partir de estos momentos tendremos que agregarle los movimientos que genera la nueva normalidad.

Nuestro modo de vida se está modificando. Hoy ya no es el mismo que vivíamos en febrero. No podemos abrazar a nuestros padres. Estamos aislados. Las fiestas ahora son virtuales. Las costumbres terminan porque ya no hay tumultos que las practiquen.

El último día del padre se festejó en soledad, a pesar de que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, movió el festejo para el próximo 16 de agosto, rompiendo una tradición tan valorada por los mexicanos.

También los conocimientos se han incrementado. Ahora sabemos que si alguien ingiere un murciélago mal cocido puede provocar una pandemia de las dimensiones del COVID-19.

O que si salimos sin cubrebocas podemos enfermar y que el uso del alcohol y el cloro son parte esencial de nuestros nuevos hábitos. La nueva normalidad ha cambiado nuestra individualidad.

En cuanto a los grupos sociales, como Consultora de Imagen Pública conozco lo importante que es la comunicación entre dos o más personas. Es vital que exista, la ausencia de la misma constituye un problema social, porque los vínculos se ven afectados.

Si analizamos el ciclo de la de comunicación, sabemos que existe el emisor, al receptor y la información que es el mensaje. El canal es la voz y/o el cuerpo y al final aparece la retroalimentación.

Al círculo comunicativo agreguemos la proxemia, es decir, el uso que hacemos del espacio personal y todo lo que rodea nuestro cuerpo. Dentro de ese concepto existen cuatro tipos que serán determinados de acuerdo con la distancia que existe entre persona y persona: La pública, la social, la personal y la íntima.

Cada una de ellas tiene diferentes objetivos, destacando que en las cuatro se busca causar buena impresión y aprobación. Además de agregar el contacto visual y físico.

El contacto visual regula la comunicación, mandando señales para saber si el canal está cerrado o abierto. Es la creación de una presencia del emisor hacia el receptor. Es incluir al receptor con el que se tiene contacto, en la realidad y contexto del emisor.

Lo que significa que si no creamos contacto visual con una persona, esa persona no existe en nuestra realidad y contexto y obviamente el canal de comunicación no se abre.

El contacto físico o conducta táctil, abre completamente los canales de comunicación, la mayoría se usa en específicas situaciones y con gente conocida. Es una herramienta que sirve para persuadir, afirmar la identidad de la otra persona como una misma especie, y para demostrar afecto o rechazo.

Ante todo esto, debemos modificar nuestro comportamiento. Hay una nueva normalidad, por lo tanto tenemos que adaptarnos a una nueva cultura. La pandemia nos cambió el escenario. La comunicación es diferente.

El distanciamiento nos ha acercado más a las redes sociales. La comunicación digital es la forma actual de comunicarnos. Si creías que la película de Wall-e estaba muy alejada de la realidad, te equivocaste. Hoy esta forma de relacionarnos es nuestro modus operandi.

La mayoría de la comunicación es a través de un aparato electrónico donde el contacto visual se pierde. Es complicado tener una charla a través del video. Puedes ver tu rostro o el rostro de la otra persona pero, no hay una interacción real. Tampoco existe proxemia, porque no hay presencia ni contacto físico.

Con la sana distancia y aplicando todos los protocolos no podremos relacionarnos afectivamente con nadie porque la distancia lo impedirá. En cuanto el contacto físico, será difícil aplicarlo, el riesgo de enfermar va a ser constante y nos alejará. Incluso se complicará el acercamiento íntimo que nos impedirá afirmarnos como especie.

Lo único que prevalecerá es el contacto visual, donde a través de ese medio, podremos incluir y crear una de nuestro contexto y realidad a nuestro emisor.

Con la nueva cultura del distanciamiento, la percepción y la eficacia de la comunicación cambian. Ahora todo será virtual o con sana distancia. Buscar o aprender una nueva forma de hacer efectivo el mensaje es todo un reto.

Tomando en cuenta la Teoría de la Eficacia de la Comunicación de Albert Mehrabian que expone que la eficacia de un mensaje depende del 93% de la comunicación no verbal, es decir, apariencia, ademanes, contacto visual, proxemia, ritmos, volúmenes y actitud, las relaciones pueden funcionar. Solo el 7 % de la comunicación recae en el lenguaje verbal.

Podemos concluir que la eficacia comunicativa con la nueva modalidad y la cultura del distanciamiento complicarán las relaciones humanas.

Lo digital será importante. Una buena señal en internet brindará la oportunidad de que el mensaje llegue claro.

En lo presencial mantendremos un distanciamiento forzado donde es posible que los vínculos afectivos se vean afectados si no se fortalecen con otros estímulos.

Nuestra percepción cambia cuando uno de nuestros sentidos no se utiliza. Sin contacto físico las cosas tendrán una variación importante.

Como Consultora en Imagen Pública recomiendo que reforcemos nuestras palabras mediante ritmos, ademanes, y un sonido fuerte para que la eficacia del 93 % haga efecto en el emisor.

Como persona les sugiero utilizar la creatividad y demostrar afecto de otras maneras y no sólo mediante palabras, ya que solo será recordado en un  7%.

La cultura del distanciamiento nos orilla a cambiar a todos. Adaptarnos a los nuevos tiempos es un reto que bien vale la pena intentar. Hasta la próxima…

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