POR: JHAD

Sangrando de sus heridas, dolida, rencorosa y todavía muy poderosa, la derecha mexicana ha orquestado una intensa campaña de desprestigio al gobierno del presidente López Obrador.

Para ello, ha puesto toda la carne en el asador con el propósito de evidenciar los errores del primer mandatario, para hacer creer a la sociedad que el cargo le ha quedado grande.

En las poderosas redes sociales, los emisarios de esta ideología han llenado de insultos a los seguidores de López Obrador, lanzando campañas de difamación y de odio sin argumentos sólidos, que solo sirven para enrarecer el ambiente social.

Las declaraciones del ex presidente Vicente Fox en contra de la 4T son también expresiones sin sentido, además de grotescas e irresponsables.

MARGARITA Zavala y Felipe Calderón

Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala han arreciado sus críticas hacia todo lo que represente al obradorismo sin mostrar un mínimo de congruencia y deber patriótico.

Los medios de comunicación afines y sus principales personajes, critican sin cesar cualquier acción del gobierno y tratan a toda costa de culpabilizarlo de todos los males que tiene el país.

El empresariado, que vio desaparecer los privilegios que les brindaron en los gobiernos panistas y priistas, invierten grandes sumas de dinero para buscar lastimar al personaje que llegó democráticamente al poder con el apoyo de 30 millones de votos.

Con la idea de regresar a controlar al país o bien continuar con los múltiples beneficios que le otorgaron los gobiernos priistas, la derecha mexicana está herida porque no encuentra la manera de colocarse en la nueva forma de gobernar de Andrés Manuel López Obrador.

Acostumbrados a sostener que la vida es una selva y el valor de cada persona radica en el poder económico, hoy la realidad es diferente. Es distinta porque se terminaron las concesiones.

Sin inmutarse, apoyaron la explotación laboral. Miraron con desprecio a los más pobres. Las buenas costumbres disfrazadas de conservadurismo fueron siempre su forma de actuar.

El amor a la patria nunca fue prioritario para esas jerarquías. Conservar su poder siempre fue su objetivo. El pueblo, lamentablemente nunca fue tomado en cuenta.

Guste o no, la instalación de un gobierno construido democráticamente ha terminado con esas prácticas que beneficiaron a unos cuantos. El reto por instalar un nuevo modelo de dirigir a la sociedad, se tambalea porque la derecha mexicana no ha digerido su derrota.

Lejos de trabajar por el bien del país y ayudar a la construcción de un México más armonioso, se dedica a destruir lo ganado a sangre y fuego por la sociedad trabajadora y punzante. Y de verdad no se vale.

Y no se vale, porque en estos momentos el país requiere unidad y mucha solidaridad para salir adelante. Divididos seremos presa fácil ante cualquier problema.

Es importante que alguien de esa corriente ponga orden. Que busque acuerdos, que sume. Que dejen de agredir. Hay gente respetable que puede hacerlo.

La obligación de la derecha mexicana es convertirse en un contrapeso real. Una derecha responsable, congruente y sólida. Una derecha que dé equilibrio, pero que no fracture al país.  Porque es claro que a nadie le conviene que la derecha esté herida.