La industria automotriz en México avanza. No se detiene. Pese a la política errática para hacer frente a la pandemia del COVID19 y los criterios económicos que provocaron fuertes retrocesos en ventas desde antes de la emergencia sanitaria en ese sector, las diferentes marcas automotrices continúan sus planes para el mercado mexicano.
Ford de México en el marco de su 95 aniversario en el país, anunció que para contempla la llegada al mercado de entre siete y nueve modelos en los próximos 18 meses, pasando por la producción del primer vehículo completamente eléctrico en Cuautitlán, Estado de México y nuevas líneas de fabricación en la planta de Hermosillo; la japonesa Nissan fabrica y vende en el país a partir de la semana pasada el nuevo Sentra 2020 y asegura que sus planes para México sólo se retrasan, pero continúan; Kia Motors México celebra el próximo mes de julio cinco años de producir en la planta de Pesquería, Nuevo León, mientras que el resto de armadoras han lanzado agresivos planes de ventas y promociones que hacen de éste, el mejor momento para adquirir un vehículo.
El esfuerzo de la industria automotriz y su confianza en el mercado mexicano no cesan y pese a que la conducción de la economía le ha desfavorecido, lo que la ha llevado a más de 30 meses de retrocesos en ventas con un panorama poco alentador ante el creciente desempleo y las políticas restrictivas en el sector público, sin contar el efecto de la pandemia sanitaria; el gobierno mexicano “no da una” para impulsar la comercialización de unidades.
De acuerdo con la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo, la Población Económicamente Activa pasó de 57.4 millones de personas en marzo a 45.4 millones en abril pasado, es decir, que en tan solo un mes la cifra se incrementó en 12.5 millones de personas
Esta variable que se suma a la incertidumbre económica por la conducción del país desfavorece la confianza del consumidor en la compra de bienes duraderos como lo es un vehículo.
Sin embargo, las automotrices están lanzando ofertas nunca antes vistas, tales como dos y hasta tres meses de gracia para empezar a pagar, tasas de interés de un dígito, bonos y promociones que se esperan reactiven la economía.
Aun así, hace falta el impulso gubernamental para reactivar la economía, en donde la oferta de certidumbre es primordial y no acciones como en medio de una pandemia en donde la tasa de desempleo y cierre de empresas aumenta, seguir anunciando la desaparición de instancias gubernamentales como el Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (CONAPRED) con la subsecuente desaparición de empleos.
Ello se suma a casi nulo apoyo que ofrece el gobierno federal a las empresas durante la pandemia que en algún momento se dio a conocer provocó 30 mil empleos perdidos diariamente, en tanto que la calidad de los que permanecen es hoy precaria.
La recuperación es y seguirá siendo complicada. La industria automotriz se ha caracterizado por levantarse de las grandes crisis económicas. Sin embargo, también es cierto que a pesar de ser un sector que genera más de un millón de empleos directos en el país y representar a una de las industrias tractoras de mayor relevancia, el gobierno federal no ha hecho su parte.
Desde el punto de vista de movilidad y desarrollo económico, conviene que el gobierno federal voltee a observar lo que hoy y siempre ha hecho la industria automotriz para generar riqueza y bienestar, porque no solo se trata de vender vehículos, sino de un sector que mueve millones de empleos en el país hoy catalogados de clase mundial y ha llevado una balanza comercial de México superavitaria.