María Lilly Del Carmen Téllez García, lectora de noticias eterna, primero, en un pequeño canal de su natal Sonora, después, en un entorno nacional dispuesto por Televisión Azteca, vivió siempre en la monotonía del teleprompter, que le permitía hablar sin saber lo que decía. Este recurso tecnológico mágico, disfrazaba su ignorancia e incapacidades.

En víspera de las elecciones en 2018, Lilly pide un voto de confianza a Morena para contender por un escaño en el senado, sabiendo de antemano que TODAS las encuestas daban como ganador a cualquier candidato que se postulara por ese partido. Su nombre e historia eran irrelevantes, Sonora había decidido apoyar al candidato López Obrador y a todos los aspirantes en el Movimiento de Regeneración Nacional. 

Una premisa básica que existía, y sigue vigente para cualquier candidato, era que se entendiera y respetara un proyecto de nación que facilitara el camino hacia la democracia y el rompimiento con la desigualdad y el latrocinio. Lilly, aceptó el compromiso y fue apoyada en campaña por el actual presidente de la república, hasta que su elección ya fuera un simple formulismo.

Téllez, una vez instalada en su curul inmerecida, empezó a despotricar en contra del partido, y posteriormente, de las personas que le habían permitido acceder a un mundo, qué por sus pobres condiciones, parecería prohibido. 

El PAN, su actual refugio, ha encontrado en esta mujer ignorante y sin escrúpulos, la posibilidad de manipularla en el sentido que se les antoje. En el extremo de su desdicha, ella reconoce que ha tomado decisiones equivocadas, una, “apoyar” a la izquierda que la llevo al senado, y la otra “casarse” con VOX. En ambos casos Lilly no tenía la menor idea de los que significaban estas opciones. 

¡A muchos nos da una pena infinita, al senado más!