Hoy en día se pueden observar los objetos que usaban los emperadores en el Castillo de Chapultepec

Red de corresponsales

El Castillo de Chapultepec es uno de los monumentos arquitectónicos con más historia de nuestro país, y es el único castillo real en el continente; fue el hogar del segundo emperador de México: MAXIMILIANO DE Habsburgo y su esposa Carlota de Bélgica.

Napoléon III y Eugenia de Montijo les enviaron a la pareja una serie de objetos para que transformaran el Castillo Imperial. Y aunque actualmente varios de estos objetos se encuentran en el Museo Nacional de Historia, aún podemos ver en el recinto de Chapultepec rastros de los emperadores, el cual resguarda más de 75 mil objetos históricos.

Después de la entrada triunfante de Juárez, se dio la instrucción de que debían venderse todos los objetos que pertenecieron al archiduque, con el fin de conseguir dinero; la orden se cumplió el 15 de julio de 1867. Aquello que no se alcanzó a vender fue usado por el gobierno republicano.

Hoy en día se puede apreciar la habitación de Carlota, de colores dorados y azules, fue decorada con tapices, alfombras, vajillas y ornamentos europeos. Cuando Maximiliano abandonó la Ciudad de México previendo el fin de su gobierno a finales de 1866, ordenó el desmantelamiento de sus palacios. Se inició entonces una larga historia de pérdidas y reencuentros. La recámara francesa de estilo Boulle que aquí se muestra, fue adquirida por el presidente Manuel González, quien la creyó perteneciente a Carlota. La cama de latón de Maximiliano y otros objetos fueron parte del mobiliario abandonado en el Castillo tras su muerte.

De igual manera se puede observar el baño conformado por una tina de mármol, y fue fabricada especialmente para Carlota por Atilio Tangassi y tuvo un costo de 200 pesos de la época. En el salón de té se pueden observar esculturas de faunos, ninfas y sátiros, sillas y sillones franceses del siglo XIX, una vitrina estilo Luis XV realizado por el famoso ebanista francés François Linke. Los tapices que decoran algunas de las salas del Alcázar son reproducciones hechas a partir de fragmentos originales y en ellos se observa el águila coronada y el lema: “Equidad en la justicia”.

En el salón de música se encuentra la sala de madera de avellano estilo Luis XV que Napoleón III le obsequió a Maximiliano, en las tapicerías de gobelino de Aubusson se reproducen escenas de las fábulas escritas por Jean de La Fontaine. Los pianos, uno inglés y otro francés de color amarillo de la marca Collard & Collard, a los costados y en la tapa tiene su monograma: MIM y fue un obsequio por parte de Napoleón por el cumpleaños número 33 del emperador.

En la sala de lectura se encuentra un jarrón de alabastro con el escudo de armas del imperio de Maximiliano en relieve, un busto de Jean de La Fontaine y dos esculturas francesas del siglo XIX, esta sala es una recreación del gabinete de lectura que el emperador pudo haber tenido.

También se encuentra el carruaje de uso diario de Maximiliano y Carlota, aunque más tarde fue utilizado por el presidente Juárez y también se encuentra la carroza de gala de los emperadores, que los ciudadanos de Lombardía-Venecia le obsequiaron a Maximiliano. El interior del carruaje está tapizado en seda y terciopelo, y de acuerdo con los registros del Museo Nacional de Historia, fue utilizado sólo en dos ocasiones.

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