Por: Jhad
Martin Luther King Junior era un líder noble. Fue activista de la desobediencia civil y de la no violencia. Quería una sociedad justa e igualitaria. Era afroamericano.
Sabio, culto y dueño de una enorme capacidad retórica, Martin seguía las tácticas pacifistas de Mahatma Gandhi.
Sus mensajes discursivos buscaban educar a la sociedad sobre la importancia de la igualdad entre todas las personas; el principal consistía en reivindicar los derechos civiles en todos los rincones del mundo.
Nació el 15 de enero de 1929, en Atlanta, Georgia, al sur de Estados Unidos. A los 19 años se graduó como sociólogo. Tres años después obtuvo una licenciatura en teología.
En agosto de 1955 y con una sociedad dividida por los segregacionistas, ocurrió un evento que habría de cambiar esa historia.
Rosa Parks, una mujer afroamericana, fue detenida por ocupar el lugar de un autobús reservado para blancos, lo que causó indignación en la comunidad negra.
El también pastor de la Iglesia bautista, organizó un boicot masivo que causó un gran efecto entre sus seguidores. Nadie utilizó el transporte por más de un año. Las pérdidas económicas para la compañía de autobuses fueron devastadoras.
La conciencia de esa sociedad dividida parecía encontrar eco en los discursos de Martin Luther King y las barreras raciales comenzaban a ser derrumbadas. La lucha daba resultados.
El 28 de agosto de 1963, en la ciudad de Washington, en las escalinatas del monumento a Abraham Lincoln, ante 250 mil personas, blancas y negras, Martin Luther King pronunció uno de los discursos más conocidos de la historia conocido como “Yo tengo un sueño”.
Este discurso se convirtió en el punto culminante de la lucha de Martin Luther King por los derechos civiles en Estados Unidos. Fue un momento histórico porque ya nada sería igual. La dignidad de la comunidad negra había sido rescatada por ese brillante personaje.
Este es un pequeño fragmento:
“Yo tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por su reputación”.
El 14 de octubre de 1964, el líder noble, recibió el Premio Nobel de la Paz. El estímulo económico que le otorgaron fue de 54 mil 600 dólares, mismo que fue donado al movimiento de los derechos civiles.
El 4 de abril de 1968, King de 39 años de edad, fue asesinado por un francotirador y ex convicto llamado James Earl Ray, en Memphis, Tennessee.
La indignación del mundo entero fue unánime. Hubo disturbios en muchos estados de Norteamérica. El dolor fue interminable.
Con la muerte de Martin Luther King se había apagado una brillante vida, pero también quedó encendida la esperanza de un mundo mejor.
Un mundo de sueños que el noble líder había comenzado a cumplir…