Redacción
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el último lugar de pruebas de COVID-19, pues aplica apenas 0.2 por cada mil habitante, mientras que Islandía, que encabeza el listado, destina 100.
Ante ello, de acuerdo con un documento de la OCDE, “para reducir el riesgo de nuevos brotes, los países deberán aumentar considerablemente su capacidad de prueba”.
Asimismo, el organismo internacional advirtió que si se levantan todas las restricciones de confinamiento antes de que se desarrolle una vacuna o se desarrollen tratamientos efectivos sin otras medidas para suprimir nuevas infecciones, se espera que la tasa de infección se recupere rápidamente”.