Todos en algún momento de nuestras vidas soñamos con comprarnos un espacio para vivir, sea edificar un terreno o bien, comprar un departamento.

Buscamos zonas, precios, rutas, servicios y un sinfín de detalles accesibles para que nuestra estancia sea placentera.

Y normalmente logramos el cometido, sin embargo, hay muchas cosas que no te dicen y que poco a poco te van molestando y al final provocan un enorme dolor de cabeza.

Figúrense queridos amigos que desde hace tiempo me embarqué con un departamento que me pareció bastante cómodo y a un precio muy accesible.

Me cansé de tanto pagar renta por lo que mejor preferí comprar un departamento y pagarlo en incómodas mensualidades.

En su momento pensé que una vez que lo liquide el inmueble sería mío y ya no seguiría regalando mi dinero. Esa era mi lógica. Pero todo cambia.

De entrada y en su momento, el vendedor me habló maravillas del departamento, de la zona y de las grandes ventajas que representaba adquirir un bien inmueble. Por supuesto que me sentía enajenada por lo bonito que me hablaba el tipo y emocionada de la operación.

Todo iba muy bien. Era una especie de luna de miel con mi nuevo departamento. Los problemas empezaron cuando llegué a ocuparlo.

Los vicios ocultos son el primero. La lluvia con todo su enojo, provoca que las filtraciones inunden los muros provocando charcos dentro del departamento. Tenemos la posibilidad de reportarlos, pero hay que pagar porque la garantía ya no aplica. El presupuesto se colapsa y hay que buscar la manera de ajustarlo.

El estacionamiento es otro asunto que molesta bastante porque es muy reducido. Aquí todos dependemos de todos. No hay ninguna independencia. Es necesario hablarle al vecino o a los vecinos para que muevan sus coches y así poder mover el mío.

Si a alguno de ellos o a mí se nos ocurre salir de muy noche, es bastante incómodo comunicarse con ellos para poder salir. No hay calma, Todo es un caos. No me imaginaba lo difícil que es estacionar un coche en un condominio.

Acostumbrada a la pensión o a la comodidad de la casa de mis padres, esta situación me ha puesto loca y desesperada. Se los juro.

No conforme con eso, el administrador creo un grupo de watts app donde todos los integrantes, lejos de informarse, utilizan la plataforma para quejarse de las cosas más simples como la música que se escucha. Es un espacio de argüendera y nunca de información. También es muy pesado. Cansa mucho.

La verdad esto me tiene muy tensa y a veces no tengo la paciencia suficiente para gestar mis emociones ante tanto caos.

Obviamente no todo está perdido. Hay muchas cosas positivas, pero hay que estar preparada para cualquier contingencia, porque yo no sé lo que es vivir en un condominio. Bye.