• Se estima que la pandemia profundizó y aceleró tendencias como la pobreza y la desigualdad, la inestabilidad y la polarización del crecimiento de las economías

Red de corresponsales

 La pandemia de Covid-19 frenó el ritmo de crecimiento de la matrícula de educación superior en México y en el ciclo escolar 2019-2020 poco más de 31 mil jóvenes abandonaron las universidades, estima la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Previo a inaugurar el VIII Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) del Tecnológico de Monterrey, el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro Bórquez, aseguró que para el ciclo 2020-2021 la matrícula presentó una recuperación y alcanzó más de cinco millones de estudiantes de licenciatura y posgrado, lo que significó un incremento de 52 mil estudiantes.

Ello es resultado de una reducción de 31 mil 30 alumnos del ciclo anterior pero también de un incremento de 83 mil 34 estudiantes que se incorporaron a la oferta educativa que se ofrece de forma no escolarizada.

Ante rectores de universidades públicas y privadas de cinco países, que de manera presencial y virtual asisten al Congreso, así como de investigadores en temas educativos y alumnos, el funcionario federal dijo que la capacidad de resiliencia y de adaptación de las instituciones a los contextos planteados por la emergencia sanitaria han sido marcadamente diferenciados.

“La vulnerabilidad social de un alto porcentaje de hogares mexicanos y la precariedad de cientos de escuelas, principalmente particulares, afectaron las posibilidades de conectividad y permanencia escolar de miles de estudiantes”.

El subsecretario aseguró que en México existen siete mil 37 planteles de educación superior en los que laboran 443 mil 778 docentes, en un total de 42 mil 710 programas de estudio.

Aseguró que la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 profundizó y aceleró tendencias como la pobreza y la desigualdad, la inestabilidad y la polarización del crecimiento de las economías y la proliferación de conflictos sociopolíticos, el crecimiento de las violencias, la inseguridad y los efectos dramáticos de los flujos migratorios.

Pero en el caso de la educación superior, señaló como “urgente, cerrar las brechas de desigualdad” expresadas en el acceso, permanencia y conclusión exitosa de los ciclos educativos; la excelencia que requieren la oferta educativa, el compromiso efectivo de las instituciones con la sociedad y en la inserción de los jóvenes egresados con las actividades de su ejercicio y desarrollo profesional.

Informó que para el ciclo 2020-2021 la tasa de cobertura promedio de la educación superior es de 42 por ciento entre jóvenes de 18 a 22 años. Sin embargo, en los estados del sur-sureste del país es de casi la mitad de la media nacional.

“Lo más preocupante es que las brechas regionales y sociales continúan ampliándose”, por lo que el compromiso del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es alcanzar una cobertura de 50 por ciento entre quienes tienen esa edad.

Enfatizó que “es inaceptable que los jóvenes hablantes de alguna lengua indígena representen menos del dos por ciento de la matrícula de educación superior”.

Detalló que México es un país de jóvenes pero al interior se muestran sus diferencias. De los 127 millones de habitantes en 2021 se observa un nivel educativo “incompatible con las aspiraciones y necesidades de desarrollo nacional”.

Del total de la población adulta 4.9 por ciento no sabe leer ni escribir, 49 por ciento sólo tiene estudios de nivel básico, 24 por ciento hasta estudios de nivel medio superior y sólo 21 por ciento ha cursado estudios universitarios.

Ello sin contar que de cada cien jóvenes que ingresan a la primaria 26 de ellos concluyen la educación superior. “Los jóvenes que logran concluir estudios superiores provienen de estratos sociales medios y altos y son una minoría. Sin embargo, un porcentaje significativo de ellos enfrentan serios problemas para su desarrollo profesional una vez concluidos sus estudios”.

Reveló que la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2021 arroja al mes de octubre que 2.3 millones de personas estaban desocupadas, 52.6 por ciento de las cuales tienen estudios de bachillerato y universitario, además de que 6.4 millones de las que estaban subocupadas 3.6 por ciento tenían esos mismos niveles educativos.

Explicó que “el país está frente a una paradoja, no está garantizando el derecho a la educación de sus jóvenes, pero tampoco su derecho al trabajo digno. Es urgente trabajar de manera simultánea en varias vertientes: revisar y fortalecer la pertinencia social de los planes y programas de estudio de las instituciones de educación superior, hacer obligatorio el seguimiento a los egresados, impulsar un modelo dual y de empleo digno y fortalecer el servicio social, entre otros”.