La frase surgió siglos atrás, cuando europeos observaron un peculiar comportamiento de los enormes reptiles

Redacción

En México y varios países de Latinoamérica es común escuchar la frase “lágrimas de cocodrilo”. Las personas la utilizan para referirse a alguien que finge tristeza e inclusa llora sin que haya sentimientos de por medio.

La expresión surgió siglos atrás, la referencia más antigua es del siglo XIII, cuando el monje Bartholomaeus de Glanville escribió que estos animales atacaban hombres a la orilla de los ríos pero que no los devoraban inmediatamente, pues primero “lloraban” sobre ellos. Poco después, en 1284 Brunetto Latini escribió algo similar, solo que en su escrito el reptil no llora antes de comer a su víctima sino mientras la está comiendo.

Esta creencia continuó extendiéndose con relatos literarios. En uno de ellos se mencionaba un hecho insólito: estos reptiles lagrimeaban después de devorar a sus presas, como si intentaran expresar remordimiento. La obra en que se hizo mención de esta situación, Los Viajes de Sir John Mandeville, fue escrita alrededor del año 1400 y se cree que evoca los viajes de Marco Polo.

Además, durante la Edad Media se extendió una leyenda, según la cual los cocodrilos, de manera similar a las sirenas, emitían un sonido para atraer a sus víctimas. Pero en su caso no se trataba de un canto hipnotizante, sino de un sollozo u aullido con el que atraían a sus presas hacia las cuevas para devorarlas, esto según una obra de 1611: Tesoro de la lengua castellana.

Ya desde ese siglo, el XVI, las lágrimas de estos reptiles empezaron a ser asociadas con la falsedad, debido a la imagen de maldad que se tenía de ellos. Un ejemplo de esto es un verso del poeta Mateo Alemán, que en 1603 aseguró: “Si la tierra pudiera rebosar de lágrimas de mujer, Cada gota que cae sería un cocodrilo.” El mismo artista llegó a asegurar que las lágrimas de los ricos, los aduladores y los arrogantes eran de cocodrilo ya que “acariciaban el cuerpo” con palabras pero destruían el alma con acciones.

Sin embargo, lo mencionado en la obra de ciencia ficción no fue comprobado hasta mucho tiempo después. A pesar de la falta de evidencia científica, el síndrome de Bogorad comenzó a ser llamada popularmente como síndrome de las lágrimas de cocodrilo. El hecho de que esta enfermedad, por la cual las personas lagrimean al comer, fuera conocida con ese nombre llamó la atención del neurólogo Malcolm Shaner.

El experto en neurología contactó al zoólogo Kent Vliet, quien en 2006 hizo un estudio en el cual observó a un grupo de estos imponentes animales. Según los resultados de la observación, de siete reptiles elegidos, cinco produjeron lágrimas antes, durante y después de comer.

También con la investigación científica se comprobó que este mecanismo no está relacionado con razones emocionales sino fisiológicas. Acorde con una infografía del Departamento de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cocodrilos excretan lágrimas para deshacerse del exceso de agua.

De hecho, mediante este proceso permite que sus ojos se mantengan saludables y su vista al momento de cazar sea aguda. En ese sentido, ahora se saber que las “lágrimas de cocodrilo” y que tal como pudieron observar los primeros testigos, no tienen están relacionadas con un sentimiento humanos como el arrepentimiento sino que simplemente es una forma de lubricación ocular que se produce al contacto con el aire.

Si bien no sabe cómo es que la frase llegó a territorio mexicano y a países latinoamericanos, lo cierto es que proviene de Europa, donde por primera vez los hombres observaron este comportamiento.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here