La opción del gobierno mexicano para imponer aranceles a la importación de productos equivalentes al daño que causaría subsidios en Estados Unidos a la compra de vehículos eléctricos llevaría a una guerra comercial entre ambos países, aseguró el director de Amia, Fausto Cuevas, en tanto que el presidente interino de la Industria Nacional de Autopartes, Alberto Bustamante, señaló la posibilidad de llevar el tema a un panel internacional de solución de controversias.

Por Diana Domínguez Galván

Imponer aranceles a la importación de productos provenientes de Estados Unidos como represalia de México por los subsidios que pretende derramar Estados Unidos entre los consumidores de su país para que compren vehículos hechos en ese país, “no es la solución” para México, pues hacerlo llevaría a una guerra comercial entre ambas naciones, aseguró el director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (aMIA), Fausto Cuevas.


En conferencia de prensa virtual sobre el comportamiento de la industria durante noviembre pasado, el representante de la industria aseguró que si bien la medida que se discute en la Unión Americana a propuesta del mismo presidente Joe Biden, es discriminatoria y violatoria del T-MEC y las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), establecer aranceles a la importación de artículos procedentes de Estados Unidos, es un recurso, “pero no es la solución, ya que traería una guerra comercial y no beneficia a la integración de la industria”.


“No es hacia donde queremos ir, después de la firma del TMEC, después de que hablamos de la regionalización de la industria y la mayor integración de la industria automotriz”, enfatizó el representante de AMIA.


La iniciativa estadunidense Build Back Better (Reconstruir Mejor) trata de incentivos fiscales desde los siete mil 500 hasta los 12 mil 500 dólares para los consumidores que prefieran un auto eléctrico fabricado en la Unión Americana.

Al respecto, el presidente interino de la Industria Nacional de Autopartes (INA), explicó que la nueva Ley de Estados Unidos ha definido como meta que la mitad de vehículos vendidos en territorio estadounidense sean 100 por ciento eléctricos con incentivos fiscales desde siete mil 500 a 12 mil 500 dólares jpara su compra.

El gobierno estadounidense dará siete mil 500 dólares a quien compra una unidad eléctrica, sin importar que sea hecho en Estados Unidos. Pero, si el vehículo es ensamblado en plantas de Estados Unidos, el subsidio contendrá cuatro mil 500 dólares adicionales a los siete mil 500.

Aún mas, si la unidad usa baterías, cuyos componentes son hechos en Estados Unidos en por lo menos el 50 por ciento se darán 500 dólares adicionales, de tal forma que el incentivo será de 12 mil 500 dólares en subsidios.

Esta medida, dijo Bustamante, es violatioria del TMEC y de las propias reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) al ser discriminatorio y dar preferencia a incentivos fiscales que sacan de competencia a otros países, en este caso México y Canadá.