Antes de iniciar este breve texto, desearía responder a una pregunta que me hicieran en diferentes medios como analista político o representante de Morena. ¿Está el partido a la altura del presidente? Mi respuesta inevitable siempre fue la misma: No, Morena es una institución conformada por hombres y mujeres que hemos luchado toda la vida por lograr un cambio radical que favorezca a las mayorías, sin embargo, no podía avanzar con un proyecto de nación tan radical sin la presencia de una persona excepcional.
Andrés Manuel, como le llaman sus amigos, ha demostrado a lo largo de su mandato, es el mismo personaje que desde la oposición buscaba el bienestar general, en especial, de los más desposeídos. Nada ha cambiado, ni siquiera el discurso. Todas sus acciones de gobierno; obras, iniciativas de ley, programas, etc., han seguido el camino trazado desde hace mas de veinte años. Nadie podrá acusarlo por desviar los objetivos prometidos como los grotescos presidentes saqueadores que le antecedieran.
López Obrador es, por tanto, no solo el presidente con mayor legitimidad electoral en la historia de nuestro país, también, encabeza todos los rubros que pudieran ser medibles en términos de eficiencia, a pesar de los terribles eventos mundiales (covid-19 y guerras), y el boicot sistemático de la derecha en todos sus actos de gobierno. En otra circunstancia, si fuera corrupto y débil, esto, hubiera condicionado su fracaso. El tremendo respaldo de la población -que se agudiza con el paso del tiempo como sucedió en la Jefatura de Gobierno-, llevará al presidente a una posición de fortaleza inédita para un mandatario mexicano de cualquier época.
Desde 2015 fuimos testigos de la diferencia sustancial, en términos de popularidad, que existía entre el presidente de la República y el partido naciente. Ahora, con un 2023 avanzado, se enfatiza esta notable disparidad: alrededor del 70% de la población apoya la gestión del primer mandatario y Morena arrasa en las preferencias de la ciudadanía para la contienda de 2024 con un contundente 51% de preferencia bruta. El PAN asciende al 15%, Movimiento Ciudadano 10% y el viejo PRI agoniza con un 8% (Enkoll, 16 de mayo 2023).
La misma casa encuestadora abunda en sus explicaciones: “…el éxito de Morena puede ser por tres factores: La popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el respaldo a sus programas sociales y la capacidad de posicionarse como la propuesta política que representa el cambio, a pesar de estar en el poder”.
Como podemos ver, las expectativas de la población son ambiciosas, quieren se profundice el cambio iniciado por este gobierno y dan su voto de confianza a quienes espera lo materialicen.
También podemos observar que el sondeo específico se anticipa a la designación de un candidato por Morena, qué si bien es cierto, nunca será irrelevante, la marca ya tiene un sitio asegurado en el futuro.
A pesar de lo anterior, irónicamente, el principal activo del partido podrá debilitar a Morena con su ausencia.
Recordamos la popularidad y legado socio-político qué la figura de “Tata Lázaro” influenciara en el movimiento progresista de nuestro país, siendo capitalizado mayormente por su frágil heredero, a pesar de no contar, en mi opinión, con las virtudes que esta tremenda empresa requería. Sin embargo, lo declaramos parcialmente culpable, por avances importantes que se lograron en su momento, y favorecieron, la tenaz lucha del actual presidente al frente de nuestro pueblo.
La herencia política de Andrés Manuel, deberá ser honrada y protegida con las conductas mas estrictas y formales. Nadie deberá permitir, ni alentar retrocesos, por sutiles que estos parezcan. Hacerlo, implicaría tácitamente una traición a las luchas populares.
Morena, dentro de sus baluartes, exhibe sin pudor, a varios potenciales candidatos, qué, por sus talentos y convicciones, resultarían inalcanzables para cualquier personaje que surgiera de una oposición, cuyas franquicias -todas-, se han ido cayendo como “soldaditos de plomo” ante la atónita mirada de sus antiguos simpatizantes.
“El legado de los héroes es el recuerdo de un gran nombre y la herencia de un gran ejemplo” (Benjamín Disraeli)