Los principales factores de inseguridad alimentaria y malnutrición son la “nueva normalidad”, revela el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI)”, publicado por las Naciones Unidas, donde dice que hay 122 millones de personas más con hambre después de la pandemia
Derivado de la pandemia, el cambio climático y la guerra en Ucrania, 735 millones de personas padecen hambre en la actualidad, en comparación con los 613 millones de 2019, lo que representa un aumento de122 millones de personas previo a la pandemia del COVID-19, según la última edición del informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI)”, publicado hoy conjuntamente por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas.
De continuar con esa tendencia, agrega el informe, no se podrá alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de poner fin al hambre para 2030, según advierten la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El presidente del FIDA, Álvaro Lario comenta que “Un mundo sin hambre es posible. Lo que nos falta son las inversiones y la voluntad política para llevar a la práctica soluciones a gran escala. Podemos erradicar el hambre si se convierte en una prioridad mundial”.
Las inversiones en los pequeños agricultores y en su adaptación al cambio climático, el acceso a insumos y tecnologías y el acceso a financiación para establecer pequeños agronegocios pueden marcar una diferencia. Los pequeños productores son parte de la solución. Si reciben el apoyo adecuado, pueden producir más alimentos, diversificar la producción y abastecer a los mercados tanto urbanos como rurales, ofreciendo a las zonas rurales y las ciudades alimentos nutritivos de producción local”.
Desigual la recuperación de pandemia
La edición de 2023 del informe revela que entre 691 y 783 millones de personas padecieron hambre en 2022, por lo que el punto medio del intervalo se sitúa en 735 millones.
Agrega que, si bien las cifras mundiales del hambre se han mantenido relativamente estables entre 2021 y 2022, en muchos lugares del mundo que se enfrentan a crisis alimentarias cada vez más graves.
QU Dongyu, director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que “La recuperación de la pandemia mundial ha sido desigual, y la guerra en Ucrania ha afectado a la disponibilidad de alimentos nutritivos y dietas saludables. Esta es la ´nueva normalidad´, en la que el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad económica están alejando a las personas marginadas todavía más de la seguridad.
En el informe citan de ejemplo que en 2022 se observaron progresos en la reducción del hambre en Asia y América Latina, pero el hambre siguió aumentando en Asia occidental, en el Caribe y en todas las subregiones de África, la cual sigue siendo la región más afectada, ya que una de cada cinco personas se enfrenta al hambre, más del doble de la media mundial.
“Hay rayos de esperanza, algunas regiones están en vías de cumplir ciertas metas nutricionales para 2030. No obstante, en general, necesitamos un intenso esfuerzo mundial inmediato para rescatar a los ODS. Debemos fomentar la resiliencia frente a las crisis y perturbaciones que causan inseguridad alimentaria, desde los conflictos hasta el clima”, señaló António Guterres, secretario General de las Naciones Unidas, en un mensaje de vídeo durante la presentación del informe en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Inseguridad alimentaria y malnutrición, nueva normalidad
Los jefes de los cinco organismos de las Naciones Unidas: Qu Dongyu, director General de la FAO; Álvaro Lario, presidente del FIDA; Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS; Cindy McCain, directora Ejecutiva del PMA; y Catherine Russell, directora Ejecutiva de la UNICEF escriben en el prólogo del informe: “Sin duda, cumplir la meta de los ODS de alcanzar el Hambre cero de aquí a 2030 supone un reto abrumador. De hecho, se prevé que casi 600 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030”.
Los principales factores de inseguridad alimentaria y malnutrición son la “nueva normalidad”, añaden, y “no tenemos otra opción más que redoblar nuestros esfuerzos para transformar los sistemas agroalimentarios y aprovecharlos para alcanzar las metas” del ODS 2.
La directora Ejecutiva del PMA, Cindy McCain refiere que “El hambre está aumentando al tiempo que los recursos que necesitamos urgentemente para proteger a los más vulnerables se están reduciendo peligrosamente.
“Como trabajadores humanitarios, nos enfrentamos al mayor desafío que hemos visto. Necesitamos que la comunidad mundial actúe de manera rápida, inteligente y compasiva para revertir el curso e invertir la tendencia del hambre. En el PMA estamos comprometidos a trabajar con todos nuestros asociados, tanto antiguos y nuevos, para crear un mundo en el que nadie se pregunte cuándo será su próxima comida”.
La situación de la seguridad alimentaria y la nutrición siguió siendo desalentadora en 2022, agrega el informe, al precisar que se constata que alrededor del 29.6 % de la población mundial, que equivale a dos mil 400 millones de personas, no tenía acceso constante a los alimentos, a juzgar por la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. Entre ellas, unos 900 millones de personas se enfrentaban a una situación de inseguridad alimentaria grave.
Se deterioran dietas saludables
Entretanto, la capacidad de las personas para acceder a dietas saludables se ha deteriorado en todo el mundo: más de tres mil 100 millones de personas en el mundo, esto es, el 42 % de la población mundial, no podían permitirse una dieta saludable en 2021. Esto representa un incremento global de 134 millones de personas en comparación con 2019.
Millones de niños menores de cinco años de edad siguen padeciendo malnutrición: en 2022, 148 millones de niños menores de cinco años (22.3 %) sufrían retraso del crecimiento, 45 millones (6,8 %), emaciación y 37 millones (5.6%), sobrepeso.
Catherine Russell, directora Ejecutiva de la UNICEF comenta que la malnutrición es una amenaza importante para la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de los niños. “La escala de la crisis nutricional exige una respuesta más firme centrada en los niños, que incluya la priorización del acceso a dietas nutritivas y asequibles y servicios esenciales de nutrición, la protección de los niños y adolescentes frente a los alimentos ultraprocesados y pobres en nutrientes y el fortalecimiento de las cadenas de suministro alimentario y nutricional, entre ellas las de alimentos enriquecidos y terapéuticos para niños”.
El informe agrega que se han registrado progresos en la lactancia materna exclusiva: el 48 % de los lactantes menores de seis meses de edad se beneficiaron de esta práctica, cerca de la meta para 2025. Sin embargo, se precisarán medidas más concertadas a fin de alcanzar las metas para 2030 en materia de malnutrición.
7 de cada 10 personas vivirán en ciudades
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS, indica que: “La emaciación infantil sigue siendo inaceptablemente elevada y no se han realizado progresos en la reducción del sobrepeso infantil. Necesitamos políticas públicas, inversiones y medidas específicas a fin de crear entornos alimentarios más saludables para todos”.
Al analizar el aumento de la urbanización como una “megatendencia” que incide en los alimentos que consumen las personas y el modo en que lo hacen, destaca el informe que se prevé que en 2050 casi siete de cada 10 personas vivirán en ciudades, los gobiernos y otros agentes que trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición deben comprender estas tendencias de la urbanización y tenerlas en cuenta al formular las políticas públicas.
En particular, el concepto de división entre el medio urbano y el medio rural ya no es suficiente para comprender de qué manera la urbanización está configurando los sistemas agroalimentarios. Se necesita una perspectiva más compleja de todo el continuo rural-urbano que tenga en cuenta tanto el grado de conectividad que tienen las personas como los tipos de conexiones que existen entre las zonas urbanas y rurales.
Por primera vez, esta evolución se documenta de forma sistemática en 11 países. En el informe se muestra que las compras de alimentos son significativas no solo entre los hogares rurales, sino también a lo largo del continuo rural-urbano, incluidos los que residen lejos de los centros urbanos. Asimismo, los nuevos datos indican que el consumo de alimentos altamente procesados también está aumentando en las zonas periurbanas y rurales de algunos países.
Personas de zonas rurales con mayor inseguridad alimentaria
Lamentablemente, agrega, sigue habiendo desigualdades espaciales. La inseguridad alimentaria afecta más a las personas que viven en las zonas rurales. La inseguridad alimentaria moderada o grave afectaba al 33 % de los adultos que viven en las zonas rurales y al 26 % de los que viven en las zonas urbanas.
La malnutrición infantil también muestra particularidades urbanas y rurales: la prevalencia del retraso del crecimiento en niños es mayor en las zonas rurales (35.8 %) que en las zonas urbanas (22.4 %). La emaciación es mayor en las zonas rurales (10.5 %) que en las urbanas (7.7 %), mientras que el sobrepeso es ligeramente superior en las zonas urbanas (5.4 %) en comparación con las zonas rurales (3.5 %).
En el informe se recomienda que, para promover eficazmente la seguridad alimentaria y la nutrición, las intervenciones en materia de políticas, las medidas y las inversiones deben guiarse por una mayor comprensión de la compleja y cambiante relación que existe entre todo el continuo rural-urbano y los sistemas agroalimentarios.
Desde 1999, en el informe se siguen y se analizan los progresos mundiales con vistas a poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición. Asimismo, se proporciona un análisis en profundidad de los principales desafíos para el logro de estos objetivos en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El informe va dirigido a un público amplio, que incluye a los encargados de formular políticas, organizaciones internacionales, instituciones académicas y el público general.
El tema de este año está en consonancia con la Nueva Agenda Urbana de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por lo que el informe complementará y orientará los debates que se celebrarán en el foro político de alto nivel de 2023, especialmente en relación con las ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), y en particular durante la serie de sesiones de nivel ministerial de tres días del foro, que tendrá lugar del 17 al 19 de julio de 2023, y en el período previo a la Cumbre sobre los ODS de septiembre.