Por: Jhad
“Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista”
Sébastien Faure
En la casa del teniente coronel de infantería y veterano de las guerras patrióticas, el mestizo Teodoro Flores, se respiraba un ambiente antiporfirista y cada charla entre su familia llevaba una carga de crítica puntual a las acciones gubernamentales de Porfirio Díaz y por supuesto a su larga dictadura.
Hombre importante en el ejército liberal de Benito Juárez, Teodoro fue claro en sus conceptos en contra de los principios tiránicos de Díaz quien se había instalado en el poder a partir del año de 1884.
Diez años antes, un 16 de septiembre de 1784, en Eloxochitlán, Oaxaca, nació el segundo de sus hijos, Ricardo, quien absorbió aquella rebeldía paternal, que años más tarde, le permitió formarse como uno de los personajes más importantes para impulsar el movimiento revolucionario de 1910.
Rebelde y visionario, a la edad de 14 años ya estaba incorporado a la Escuela Nacional Preparatoria, donde se convirtió, junto a su hermano Jesús, en uno de los líderes más notables, cuyo objetivo era terminar con el gobierno de Porfirio Díaz.
En 1892, entra a estudiar a la Escuela de Jurisprudencia, donde se une al incipiente movimiento antirreleccionista obrero-estudiantil que no pudo fraguar debido a que fue descubierto y disuelto para evitar su propagación. Ser uno de los líderes más notorios de ese grupo le costó su primera visita a la cárcel. Tenía apenas 18 años.
Su encierro fue breve. El mensaje intimidatorio del gobierno porfirista hizo poco efecto en su lucha por terminar con el poder absoluto del presidente Diaz.
Ávido lector de noticias, Ricardo admiraba el trabajo del periodista francés Camille Desmoulins, quien le inspiró para dedicarse al periodismo, lugar desde cuya trinchera pudo continuar con su lucha revolucionaria que culminaría el 20 de noviembre de 1910.
En 1893 trabajó para El Demócráta, un diario liberal que se ajustaba perfectamente a su personalidad rebelde y contestataria. En ese mismo año se incorporó a El Universal, donde continuó con su crítica hacia el gobierno.
Perseguido por sus ácidos artículos contra el régimen, fue acosado sin tregua, motivándolo a cambiar de domicilio constantemente y aventurarse en otras actividades que no tuvieran relación con el periodismo y mucho menos con la lucha social. La muerte de su padre le agregó dolor a su vida y su carácter se tornó aún más fuerte.
En agosto de 1900, fundó junto con su hermano Jesús, el semanario jurídico independiente Regeneración, publicación que sería su bandera y su arma más poderosa para combatir al gobierno dictatorial de Porfirio Díaz.
Convencido de su responsabilidad como periodista, solía repetir esta frase a sus conocidos, familiares y amigos. “El papel es para mí un ídolo y dentro de muy poco tiempo, el periódico será mi arma más grande”.
Activista incansable forma el Partido Liberal Mexicano, desde donde acuña su mítica expresión: “La administración de Porfirio Díaz es una madriguera de bandidos”. La nueva afrenta caló hondo en el ánimo de los funcionarios de Díaz, quienes buscaron los medios para callarlo y encerrarlo de nueva cuenta en la cárcel por seis meses.
Después de salir del castigo, se incorpora a la redacción de El Hijo del Ahuizote donde de nueva cuenta vuelve a retar al presidente Diaz, quien ordena la captura de Ricardo y de todos los colaboradores de la revista satírica. En esta ocasión el encierro duró 8 meses.
En octubre de 1903, perseguido, vigilado y humillado emprendió un exilio forzado hacia la ciudad de San Antonio Texas. Recuperado de las vejaciones, pudo continuar con su labor periodística con su inseparable diario Regeneración.
En 1904 se instaló en San Luis Missouri y por vía del manifiesto del Partido Liberal Mexicano logró conseguir mejores condiciones de vida de los obreros, entre los que destacan, la jornada laboral de ocho horas, el descanso dominical y el reparto justo de las tierras.
Los años previos al movimiento revolucionario los vivió en Estados Unidos y Canadá buscando alianzas con organizaciones liberales y anarquistas donde pudo seguir luchando por sus ideales revolucionarios.
Obsesionado en Flores Magón, Porfirio Díaz mandó un emisario a Estados Unidos para que le fincara responsabilidades criminales que le llevaron nuevamente a prisión, donde purgó una condena de tres años.
El 20 de noviembre de 1910, mientras Ricardo se encontraba preso, Francisco I. Madero proclamaba el Plan de San Luis que provocaría el fin del porfiriato. Uno de los sueños de Ricardo Flores Magón se cumplía finalmente.
Con el impulso del triunfo ante Porfirio Díaz, Flores Magón pretendió fundar una república socialista en los estados fronterizos de Baja California, Chihuahua y Tamaulipas. Su idea fue considerada absurda y un peligro para la paz por lo que fue encarcelado nuevamente.
Después del movimiento, Ricardo siguió su lucha contra los gobiernos que consideraba opresores. Fue encarcelado en once ocasiones a los largo de sus cuarenta y nueve años de vida.
El 21 de noviembre de 1922, en una celda de la Penitenciaria de Leavenworth, Kansas City, tras recibir un trato cruel y despiadado falleció, de un aparente ataque cardiaco.
La figura de Ricardo flores Magón representa a uno de los máximos exponentes luchadores más íntegros con la causa de los trabajadores durante la Revolución Mexicana.
El primero de mayo de 1945 sus restos fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres, del Panteón Civil de Dolores de la ciudad de México.
Hombre combativo y coherente, jamás se doblegó ante los ataques en su contra. Su legado quedará escrito en la historia, la historia de un rebelde que forjo un movimiento a través de sus trabajos periodísticos. Ricardo Flores Magón, el periodista revolucionario…