Por Alejandro Durán

Derivado de la crisis sanitaria por el COVID19 así como la endeble política económica implementada por el gobierno federal, la actividad industrial del país se desplomó 10 por ciento a tasa anual durante 2020, lo que significó el mayor tropiezo desde 1995, cuando cayó 10.8, en el marco de la llamada “Crisis del Tequila”.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la caída de 10 por ciento que anotó la actividad industrial durante el año pasado, fue resultado del negativo comportamiento que mostraron todos los sectores y subsectores.

De esta manera, mientras que el sector de la minería bajó -1.1 por ciento, la manufactura bajó -10, la construcción se derrumbó -17.2 y el conformado por la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final bajó -4.5 por ciento.

A nivel de subsectores, los mayores descalabros se observaron en fabricación de prendas textil (-34.6 por ciento), cuero y acabado de cuero (-34.4); insumos textiles (-30.5); construcción de obras de ingeniería civil (-25.3); y fabricación de equipo de transporte (-20.9 por ciento).

Cabe mencionar que tan sólo en diciembre pasado, la actividad industrial registró una caída de 2.1 por ciento, con lo que ligó 21 caídas consecutivas, lo que evidencia que el sector productivo del país ya venía arrastrando una tendencia negativa previo a la suspensión de actividades a causa del COVI19.

Finalmente, el INEGI informó que en su comparativo mensual, la actividad industrial aumentó 0.1 por ciento de noviembre a diciembre del año pasado, lo que significó su menor avance mensual en siete meses, con base a datos ajustados por estacionalidad.

El repunte en el número de contagios por el coronavirus a final de año y el regreso a rojo en el semáforo epidemiológico (con la mayor restricción de actividades económicas), impactó al sector industrial.

 

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