Por: Jhad

Guanajuato es un estado hermoso. Lleno de gente de bien. De gente que trabaja honradamente y que siempre está dispuesta a brindar ayuda y solidaridad a los miles de visitantes que acuden a cualquiera de sus regiones.

Es el lugar donde se gestó la independencia de México. Tiene a una de las mejores universidades de América latina. Es sede del Festival Cervantino y un sinfín de lugares llenos de historia y tradición. Quien lo visita queda encantado por su magia.

En 2013, Guanajuato estaba considerado como uno de los estados más seguros de país. Sumado a la belleza de su historia y a su ubicación en el mapa, lo hacían un estado único y candidato ideal para vivir en cualquiera de sus espacios en paz y en armonía.

Desde el 26 de septiembre de 1991, había sido gobernado por políticos emanados del Partido Acción Nacional. Carlos Medina Plascencia fue el primer panista en ocupar la gubernatura de Guanajuato, luego de una eterna lista de gobernadores priistas.

Después Vicente Fox, Ramón Martín Huerta, Juan Carlos Romero Hicks, Juan Manuel Oliva, Héctor López Santillana, Miguel Márquez Márquez y Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, han afianzado el poder blanquiazul en la región del bajío, al mantenerse al frente del gobierno local, sin que alguien pueda arrebatárselo.

Confiados de esa situación, los dos últimos gobernadores han dejado de trabajar por el bien común y dejaron de tomar medidas para elevar la seguridad de su población y ahora quien gobierna esa entidad es el crimen organizado.

De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en lo que va del año, Guanajuato ocupa el primer lugar en homicidios dolosos con 3 mil 200 víctimas, es decir, que en ese estado asesinan a 11 personas por día. Una cifra brutal y preocupante.

Esa crisis en la entidad parece no importarle mucho al actual gobernador, Diego Sinhue Rodríguez, quien heredó de su antecesor Miguel Márquez un estado en ruinas, sin rumbo y dejándolo a merced del hampa, que implacable, se apodera día con día, de ese hermoso estado.

Sin un plan serio para poner fin a ese flagelo que tiene a los guanajuatenses viviendo en la zozobra y el terror, el joven mandatario se ha distinguido más por su belicosidad y mal humor que por ejercer un mandato serio, responsable y efectivo.

De inicio, ratificó en sus cargos al Procurador de Justicia, Carlos Zamarripa Aguirre y al Secretario de Seguridad Pública, Alvar Cabeza de Vaca Apendinni, pese a la escalada de violencia que alcanzó el estado durante el gobierno de Márquez Márquez.

Ambos personajes, responsables de la seguridad pública del estado fallaron estrepitosamente en su estrategia y pese a ello, el joven Sinhue, los mantuvo en su cargo. Un error que pesa y demuestra que, en Guanajuato, al gobernador no le interesa eliminar la violencia, protege a alguien o no sabe cómo hacerlo.

En días recientes, ante el presidente Andrés López Obrador, el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo Montaño dio a conocer que uno de los gobernadores que menos asisten a las mesas de coordinación estatal de seguridad, es precisamente el de Guanajuato.

Soberbio, Diego Sinhue manifestó que no compartía la información del responsable de la seguridad pública del país, a quien incluso le espetó que nunca había asistido a esa reunión ni una sola vez, pese a que Durazo indicó que el mandatario guanajuatense solo se había presentado en tres ocasiones a esos eventos.

“No he estado, ni iré a esas reuniones. Ya se lo he dicho públicamente, y se lo vuelvo a repetir, porque ahí no se toman decisiones”.

Cínico, ha responsabilizado al Gobierno Federal de la violencia que vive su estado sin admitir que él es principal responsable de la seguridad de la entidad que está en manos de dos de sus funcionarios de una muy mala reputación.

“Las declaraciones de los integrantes del gabinete de seguridad del presidente en el tema de seguridad, son debido a que están nerviosos por los cambios que va a hacer López Obrador y ahora le quieren echar la culpa a todos, incluyéndome a mí”.

Mientras Guanajuato es dominado por el crímen organizado. El abogado nacido en León, el 15 de noviembre de 1980, se justifica de su inacción y culpa a diestra y siniestra a todos, sin mirar su entorno, ni a su equipo de trabajo.

Para Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ocupar el primer lugar en homicidios dolosos en el país, parece no preocuparle mucho. Lo suyo es la pelea, la confrontación, la distracción y la retórica.

Mientras su estado se derrumba y la gente trabajadora de Guanajuato sufre por la creciente inseguridad, el hombre que debiera tomar decisiones acertadas, divaga, porque además de soberbio, es cínico.

 

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