Redacción

Las pistas de entrenamiento fueron las calles llenas de baches, las avenidas inundadas de vehículos y los parques públicos. La pobreza fue tan grande como el anhelo de lograr sus objetivos. Con la venta de de hamburguesas, tacos y chilaquiles en tianguis ambulantes Sofía Ramos logró llegar al Mundial de Atletismo SUB-20 y ya de regreso trajo para México la medalla de Oro.

Este miércoles 25 de agosto la campeona en la justa de Nairobi, Kenia, tocó de nuevo suelo mexicano y por ser su cumpleaños número 19 , familiares y amigos la recibieron con mariachis, flores y algarabía. Esa que sólo pueden sentir unos padres y hermanos que también saborean el triunfo del sacrificio.

Soía Elizabeth Ramos Rodríguez entrenó día a día. Su casa de madera y cartón a las orillas de las vías del tren en Ciudad Netzahualcóhyotl está de testigo del sacrificio familiar para lograrlo. No había dinero para el viaje, pero entre todos lo lograron.

“No había presupuesto, no había para camiones, no había para que ella entrenara nos pusimos en el tianguis. Ella vendía chilaquiles, vendía hamburguesas, papas, hot dogs y yo vendía tacos”, reveló la orgullosa madre de la atleta.

Ahora la progenitora sabe que su hija tiene toda la capacidad para ganar una medalla de oro olímpico, “que se oiga el himno nacional y vibremos. Eso es lo que quiero para mi hija”.
Sofía es la menor de una familia de cinco hermanos y está segura que podrá continuar. A su llegada y entre mariachis y gritos de felicidad apenas se pudo escuchar que la medalla y el triunfo se los dedica a toda su familia.

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