Desde hace tiempo soy una consumidora de noticias. Me gusta mantenerme informada y, quieran o no, una se mimetiza con los hechos. No tienen idea lo mucho que me sirve en mis actividades diarias y laborales.
Créanme, una aprende a analizar y a decidir y eso vale mucho. Muchas veces, esto me ha permitido marcar la diferencia con mis colegas y amigos. A veces se quedan sorprendidos de escuchar mis comentarios, en ocasiones oportunos y en otras no tanto, pero de algo sirven.
Este preámbulo me sirve para decirles lo que observo y analizo sobre las cosas que pasan en mi país y en mi mundo. Algo me queda muy claro. Actualmente esa masa humana llamada sociedad, anda muy mal de la cabeza.
No soy experta en el comportamiento humano ni pretendo serlo, pero no sé si ustedes estén de acuerdo conmigo, pero lo que veo todos los días en el entorno social, me permite pensar que la gente se ha vuelto más intolerante, agresiva e insensible. Somos una sociedad enferma emocionalmente. No me cabe la menor duda.
No hay un solo día sin que se conozca de algún escándalo o problema derivado de la poca tolerancia, soberbia, falta de empatía, resentimiento, violencia y egocentrismo. Esos pecados capitales nos han llevado a destruir las buenas costumbres y hemos formado una sociedad envidiosa, ojete y terriblemente destructiva.
La violencia es el pan nuestro de cada día. Lo peor es que nadie hace algo por encontrar las causas y atenderlas. Es una situación que espanta.
Apenas vimos a Lady escupitajo dar muestras de lo mal que andan nuestras emociones o la muerte de un jovencito de 15 años en una fiesta clandestina a manos de un tipo neurótico e imbécil. Hechos que no deberían de pasar. Que lastiman y que dejan huella en todos.
Lo que sucedió en Nuevo León con Debanhi ,en días anteriores, fue peor. Este caso, nos muestra la descomposición emocional de una sociedad que perdió la bondad y el sentido común, para convertirse en una jaula de envidia, muerte y destrucción.
De esos lamentables hechos no hemos aprendido nada. A nadie le preocupa investigar las causas de tanto desmadre emocional. La gente agrede, insulta y en ocasiones mata. Lo más lamentable es que ya lo normalizamos, ya no nos extraña nada. Ya es parte de nuestras vivencias cotidianas. Y eso es muy grave. Es evidente que la sociedad está enferma emocionalmente.
No puedo creer que el manejo de las emociones no esté contemplado en la salud pública de este país. Como seres humanos necesitamos un canal especial para canalizarlas. No basta un discurso, ni un curso de superación personal. No, eso no es suficiente.
Platicando con un especialista en el desarrollo humano, me confirmó que efectivamente, los seres humanos estamos envueltos en un terrible estrés emocional que provoca que cometamos muchas locuras. Y si a eso le sumamos nuestros traumas y abusos infantiles no resueltos, el coctel que se forma es muy peligroso. Por ahí inicia la violencia.
Me decía que es necesario dar mantenimiento a nuestros pensamientos, porque cualquier ser humano necesita expresar y sacar sus traumas con un especialista. Quienes hacen terapia viven mejor y no andan jodiendo a sus semejantes. Te lo garantizo, me dijo. La bronca es que no todos tienen la facilidad de atenderse. Unos porque no creen que la necesitan y otros porque no saben que existe una opción para canalizar sus propios traumas.
Así, mientras todos los días transitamos entre enfermos emocionales, la vida pasa sin que nadie haga algo que sirva para aliviarnos -me incluyo eh-.
Pocos son los privilegiados que se han puesto la pila para atender sus emociones, sin embargo, eso no los salva de caer en las garras de algún neurótico enfermo que les arruine la vida. Como los casos que todos conocemos.
Esto es serio, urge que busquemos ayuda profesional. Está muy claro que dadas las circunstancias que vivimos, todos necesitamos terapia.